«Nuestra tierra está siendo devastada desde hace veinte años por las guerras civiles, niños armados como soldados, violencia, rapiña de los recursos naturales; ninguna política “proactiva”… ¿y nosotros? Somos jóvenes que nunca hemos conocido la paz, ¿podemos responder a este desafío? Y nuestros amigos, padres, autoridades regionales…¿estarán dispuestos a seguirnos en esta audaz aventura?» A partir de esta pregunta, un grupo de jóvenes congoleses tuvo la idea de realizar un festival, para llevar – a través del lenguaje del arte- un mensaje que llegue hasta losforos internacionales. Una petición fue enviada también al Secretario General de las Naciones Unidas, el Sr. Ban Ki-moon.
«Nuestra tierra es fértil, el agua es abundante, nuestro subsuelo es un don de Dios: el Norte del Kivu debería ser un paraíso. Nosotros, los jóvenes, queremos ayudar a construirlo». Esto se declara en la misión del proyecto, que requirió dos años de preparación y que se realizó en Goma (República Democrática del Congo) del 14 al 16 de febrero. El Festival “Amani” en idioma swahili significa paz. Los protagonistas, cantando su sufrimiento y su esperanza, lanzaron su mensaje ante políticos y representantes internacionales, ante los cascos azules de la ONU y ante 25 mil personas que pasaron por el lugar.
Los jóvenes del Movimiento de los Focolares estuvieron entre los promotores y animadores de este evento. Belamy Paluku, de la banda “GenFuoco” de Goma, encargado de gestionar las colaboraciones artísticas, cuenta: «El festival fue la realización de un gran sueño: reunir a muchas personas y anunciar juntos un mensaje de unidad; ser portavoces de las personas menos consideradas de nuestra sociedad. Además, los artistas no sólo ofrecieron su punto de vista, sino que por el hecho de proceder de países en conflicto entre ellos, desde el mismo palco dieron un fuerte testimonio. Espero que sea el comienzo de una nueva etapa».
En la preparación del Festival participaron muchas personas, en el escenario y detrás del palco. Estaba quien horneaba “galletas y gouffres (tipo de waffels)”, quien servía la comida, quien repartía las bebidas, «y todo esto se hacía sin medir el esfuerzo, dando a todos una sonrisa de amistad» cuenta Jean Claude Wenga, responsable de la comunicación en el Festival.
«Quería comprender de qué forma va adelante la culturade la fraternidad en el extranjero y cómo se pueden desarrollar relaciones en este intercambio entre culturas y por esto quise participar» – explica Aurelie, una joven de los Focolares.
Los adultos tampoco fueron indiferentes. André Katoto, un padre de familia de la zona de Kivu, afirma: «Amani quiere decir paz. Con esta fiesta quisimos celebrarla en nuestra región».
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