Movimiento de los Focolares

Congo. Un médico ante el desafío del SIDA

Jun 12, 2013

Un médico congolés cuenta cómo afronta el desafío cotidiano de la lucha contra el SIDA, poniendo a los enfermos en el centro. So contribución a la construcción de una sociedad mejor.

«Soy médico especialista en enfermedades infectivas, y estoy en contacto con pacientes seropositivos y enfermos de SIDA desde hace 23 años. Soy el referente para esta patología en el hospital donde trabajo en Kinshasa, la capital del Congo.

Aprendí muy pronto a participar en la transformación de la sociedad en la que vivo. Crear una sociedad nueva y justa, en la que el hombre está en el centro de las preocupaciones de todos los miembros de la comunidad, ha sido uno de los objetivos de mi vida. Decidí ser médico para ponerme al servicio de mis hermanos.

Terminados los estudios de medicina, me encontré afrontando un gran desafío: las condiciones de trabajo eran cada vez más degradantes, los sueldos insignificantes. Las condiciones materiales del médico no llevaban a una conciencia profesional y a la honestidad. Para sobrevivir bien hacía falta trabajar en organismos internacionales o en clínicas privadas.

Muchos de mis colegas médicos emigraron a Europa o a los Estados Unidos. En un determinado momento yo también me sentí tentado de emigrar. Después de haberlo meditado con mi mujer, decidimos quedarnos en el país, aceptando la situación: enfermos pobres, condiciones difíciles de trabajo, falta de material y a veces acoso por la corrupción.

Al principio estábamos asustados por la posibilidad de ser contagiados por el virus: las escasas condiciones higiénicas y las estructuras sanitarias carentes no nos daban ninguna garantía. En aquel período nuestro país estaba en plena crisis socio-económica y política. No recibíamos más ayudas de la cooperación internacional. Después estalló la guerra con la carga de dramas que cada conflicto lleva consigo. Teníamos grandes dificultades en curar a los enfermos de SIDA, pero hemos continuado y ha sido de veras la ocasión de vivir concretamente el amor.

Nuestra actividad está concentrada en actividades dirigidas al tratamiento y la prevención del SIDA.

Para el tratamiento de los enfermos, con la ayuda de la Asociación Acción por un Mundo Unido (AMU) ha sido posible construir una estructura sanitaria completa de un laboratorio de análisis. Además hemos encaminado un programa de tratamiento basado en el suministro de fármacos específicos, ahora disponibles también en África y garantizados a todos, también a los más pobres. Todo eso ha sido el fruto de recientes elecciones de parte de la ONU en las estrategias de lucha contra el SIDA.

Para la prevención ha sido encaminada de manera sistemática la formación de educadores y divulgadores con la tarea de intervenir en el aspecto psicológico, sociológico y moral de los jóvenes y las familias, para provocar un cambio de comportamiento en la población. Además del desarrollo de actividades productivas para mejorar la alimentación de base, también hemos tratado de garantizar un apoyo psico-social a los enfermos y a sus familias.

El contenido principal de los cursos consiste en dar informaciones completas y correctas sobre la transmisión y prevención de la enfermedad. Algunos piensan en efecto que el virus provenga de manipulaciones de laboratorio, otros ven su origen en Dios, a causa del pecado, como un tipo de castigo. Estas concepciones, a menudo ligadas a la cultura africana, son muy difíciles de desarraigar. Por eso se trata de profundizar en el origen de la enfermedad, los efectos del virus sobre el sistema inmunitario y los medios de prevención del SIDA.

Lo que me da coraje es trabajar junto a médicos del  Movimiento de los Focolares y a otros que, como yo, quieren poner el enfermo en el primer lugar».

 (M.M. Congo)

___

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete a la Newsletter

Pensamiento del día

Artículos relacionados

En la misma barca: un viaje hacia la paz

En la misma barca: un viaje hacia la paz

8 meses de navegación, 30 puertos y 200 jóvenes. Tras zarpar en marzo de 2025 de Barcelona (España), el buque-escuela por la paz “Bel Espoir” prosigue su viaje que terminará en octubre, uniendo las cinco orillas del Mediterráneo. A bordo, se alternarán ocho grupos de veinticinco jóvenes de distintas nacionalidades, culturas y religiones que, animados por el deseo común de construir un mundo mejor, convivirán conociéndose, entre debates y experiencias personales, abordando nuevos temas en cada escala. Entre ellos también una veintena de chicos y chicas, entre jóvenes embajadores de Paz de Living Peace y jóvenes del Movimiento de los Focolares. Berhta (Líbano), implicada en el proyecto MediterraNEW, que trabaja por la educación de los jóvenes del Mediterráneo, principalmente inmigrantes, nos cuenta su experiencia.