Se publicó el Informe de EdC durante el año 2011-2012. Se trata de una publicación ágil que da un panorama completo de la vida de las empresas que adhieren a los principios de Economía de Comunión, y de las actividades que en todo el mundo van adelante promoviendo una cultura que tiene en la comunión su base fundamental.
Hojeando el informe, se tiene la impresión de estar delante de una ventana, abierta de par en par y estar contemplando en toda su globalidad un paisaje fascinador, de contornos inciertos y tal vez todavía limitados, pero que muestra señales de una esperanza típica de las grandes ideas.
Y entonces, vamos a ver qué ha ocurrido desde Septiembre de 2011 a Septiembre de 2012 en el mundo de la Economía de Comunión: hoy las empresas que adhieren al proyecto son más de 800. Pero, entre empresas que nacen y otras que mueren, se rescata el hecho de que en más de veinte años de actividad fueron más de 1800 las empresas asociadas por lo menos durante doce meses. Es un hecho sintomático que confirma la vitalidad y el dinamismo de la propuesta de EdC, sobre todo si pensamos en la crisis económica y en la diversidad de contextos socio-económicos en que estos emprendimientos se arman.
Se nota que la vida de las empresas de EdC en todo el mundo se presenta de formas distintas: con la donación de una parte de las utilidades, con una contribución a la solución directa de problemas sociales a través de la misma acción de la empresa (por ejemplo en la inclusión laboral de personas que sufren carencias de algún tipo), pero sobre todo con un comportamiento económico que crea comunión y fraternidad. Como acostumbraba afirmar Chiara Lubich, la empresa de EdC trata de ser «una construcción plena de amor» (1)
Además es notable el incremento de empresas de EdC en Africa, continente que en el 2011 alojó la primera escuela de EdC y hoy estamos considerando un crecimiento del 60%, con 16 empresas más.
Finalmente es útil dar una recorrida por la situación de la distribución de las utilidades y contribuciones que muestra cómo desde las empresas y desde los privados existe un constante flujo de bienes, que no solo alientan a compartir más, sino que promueven un cambio cultural y económico que da esperanza. Las mayores utilidades provienen de tres países muy distintos entre ellos: Bélgica y Suiza, en la vieja Europa, y Brasil, país económicamente emergente y en constante crecimiento: señal de que los principios que están en la base de la vida de estas empresas son universales, traspasan sus límites y producen reciprocidad, a través de acciones que favorecen a otras actividades productivas.
Existe también el auxilio a personas con carencias económicas a través de la entrega de beneficios monetarios allí donde existen necesidades, por ejemplo con ayuda para la atención médica, para la escolaridad y la vivienda. Personas necesitadas económicamente que cada vez más se sienten parte integrante del proyecto, no porque sean asistidos, sino porque se sienten a su vez en condiciones de “dar”, en un circuito virtual que atrapa a los jóvenes y que comienza a convertirse en novedad interesante también en los ambientes de estudio.
Para descargar y leer el informe completo cliquea aquí
(1) LUBICH, Chiara. 2001. La economía de comunión – Historia y profecía. Roma, Città Nuova, p. 52.
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