Movimiento de los Focolares

El alma de Etiopía

Oct 3, 2014

Un país que vive en perenne cambio, centro de la política africana, todavía escenario de grandes desigualdades. El viaje de tres focolarinos a un país en búsqueda de su camino hacia la modernidad.

Con sus 98 millones de habitantes, Etiopía después de Nigeria, es el segundo país más poblado del continente africano. Desde hace casi veinte años conquistó la paz, luego de una terrible guerra con la aledaña Eritrea, que duró más de 17 años, y que prostró a ambos pueblos. Hoy se lo considera como el centro de África. Allí tiene su sede la Unión Africana y ahí se juegan los intereses de poblaciones enteras. Están también allí todas las embajadas del continente y están representadas también 115 Naciones extra-africanas. Quien nos relata este viaje es la periodista Liliane Mugombozi, directora de New City Africa, quien, junto a otros dos focolarinos , fueron invitados por el obispo de la diócesis de Meki, en el norte del país, desde el 10 al 23 de agosto pasados. «Acabo de regresar de Etiopía donde, con Charles y Legesse, hemos sido invitados por el obispo Abram. Ahora para mí, el Cuerno de África ya no es sólo el terrorismo en Somalia o la dictadura en Eritrea; ni Etiopía es sólo el aeropuerto de Addis Abeba donde hago escala en mis viajes hacia Roma. Ahora para mí, Addis es la sonrisa de ese chico que me ayudó a llevar la maleta, está en la mirada acogedora de la religiosa que me recibió en el centro en el que pude descansar antes de retomar el viaje al día siguiente. La encontré palpitante y viva en ese sacerdote que con esmero me introdujo en la realidad de este pueblo, en esa mujer leprosa, estigma de la sociedad, en ese joven deseoso de conocerme. Y también en el dolor, al que apenas logré acercarme, por los muros que todavía dividen la Iglesia Católica de la Ortodoxa. 20141003-01El encuentro con cuatro obispos, entre los cuales estaba el arzobispo de Addis Abeba, Bernhaneyesus Souraphiel, nos impactó profundamente. Tiene mucha esperanza en el aporte que los Focolares pueden brindar. En esos días pudimos compartir desde adentro la vida de la pequeña comunidad católica: ¡realmente una experiencia enriquecedora! El testimonio evangélico del pequeño grupo de católicos, alcanza no sólo a los cristianos de la Iglesia Ortodoxa antigua y a los de varias iglesias pentecostales que crecen por doquier, sino también a otras presencias religiosas del país, especialmente la musulmana. 20141003-02Encontramos una Iglesia viva y comprometida, que ha sabido hacerse caridad encarnada en las estructuras de la sociedad en varios niveles: educación, salud, agricultura… en una sociedad que cambia y evoluciona con ritmos muy acelerados. Recorriendo las calles, pasando entre la gente, se percibe un país que “vibra” en todos los frentes, político, social, de las comunicaciones, con enormes posibilidades de desarrollo. El anhelo expresado por los obispos es el de “buscar la clave para entrar en este mundo con los valores del Evangelio. La política no es suficiente; es necesario hacer nuestra parte. Desde hace mucho tiempo sentimos que la Iglesia necesita de laicos formados. Y ustedes ya lo son… El Movimiento de los Focolares aquí debe involucrarse en la formación de los laicos…”. Volvieron a mi mente las palabras que Juan Pablo II le dirigió a Chiara Lubich, hace unos años, cuando la invitó a contribuir a «dar un alma a Europa». También las palabras de los obispos de Etiopía me resonaban así, como si nos dijeran: «También aquí es necesario darle un alma a este país».

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