El domingo pasado llegaron a Israel los miembros del Consejo general de los Focolares para iniciar la prevista semana de peregrinación con la Presidente María Voce y el Co-presidente Giancalo Faletti, quienes en tanto, concluyeron su visita oficial a las comunidades del Movimiento de los Focolares en Tierra Santa.
Los miembros del Consejo fueron acogidos en el aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv por una representación de la comunidad local de los Focolares, con el calor característico de esta cultura. Después salieron para la Domus Galilaeae en el Lago de Tiberíades, donde se hospedaron los primeros días de su estadía en Tierra Santa. La estructura, construida por el Camino Neocatecumenal, entre finales y principios del nuevo milenio, fue bendecida por Juan Pablo II, durante su histórica visita en el año 2000, cuando precisamente en el valle que está a los pies del Monte de las Bienaventuranzas celebró la misa para miles de peregrinos. Bendiciendo la naciente estructura el Papa había dicho: «¡El Señor los espera aquí en esta montaña!». Palabras significativas que hoy ondean en la entrada y acogen a todos los visitantes que entran en la Domus Galilaeae.
El encuentro de María Voce y del Consejo general de los Focolares con la comunidad neocatecumenal fue muy cálido y se caracterizó por momentos de conocimiento recíproco. El 22 de febrero, Fiesta de la Cátedra de San Pedro, las dos comunidades se encontraron para la celebración eucarística.
Mientras tanto el Consejo del Movimiento transcurrió tres días y medio intercalando momentos de meditación, de comunión de experiencias y de trabajo sobre los retos y las perspectivas de las distintas realidades que los Focolares tienen que afrontar hoy en varias partes del mundo y en los contextos eclesiales y sociales donde el Movimiento está presente y actúa.
Se puso cada vez más de relieve el mandato de unidad y comunión que Chiara Lubich misma consignó al futuro del Movimiento.
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