Germán M. Jorge
«Suena el teléfono; es nuestra principal competencia en la zona, responsable de un establecimiento de producción de cemento. Me pide si podemos venderles una cierta cantidad de cemento porque otros proveedores no les daban más crédito. Estaban atravesando un momento muy difícil, desde el punto de vista financiero, a causa de la disolución de la sociedad de familia, con todas sus consecuencias. Sabía que la situación era grave y sentía que había llegado el momento que tanto había esperado:
tenía la posibilidad de cambiar la historia; esta ‘competencia’ jugaba muy fuerte contra mí en el mercado y había dicho a los otros colegas que su error había sido el de dejarme que levantara la cabeza. Después de su petición, la conversación continuó más o menos así:
– No te preocupes, el lunes tendrás el cemento. – Pero no se si los cheques podrán estar listos para el lunes; hace dos meses que no recibo mi sueldo. – No hay problema, llámame cuando estén listos. – Págame lo mismo que tendré que pagar yo. – Pero así no ganas nada – No tiene sentido que yo gane algo en esta operación, porque nunca ustedes serán mis clientes y ahora necesitan una mano. Me agradece y la conversación termina ahí. Pero la plenitud y la felicidad que probé en aquel momento, les aseguro, valen más que el cemento. Este hecho causó
sorpresa en mis dependientes que al principio no entendían y tuve que explicarles que la cosa más importante no era el hecho en sí, sino lo que esto puede generar dentro y fuera de nuestra empresa.
Aquel mes alcanzamos el récord en ventas y justo en el medio de la crisis logramos ahora vender cerca del 30% más, con respecto al mismo periodo del año precedente. Este modo de relacionarnos, poniéndonos al servicio de los otros, ha reforzado nuestra reputación y nos ofrece
nuevas oportunidades de negocios cada año, casi sin la necesidad de ir a buscarlos. Creo que si las empresas descubrieran la utilidad, también económica, que los principios de la
Economía de comunión generan, no dudarían en ponerlos en práctica ».
de Germán M. Jorge Fuente: “Economia di Comunione – una cultura nuova” n.30
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