Kolhapur, en el sur de Maharashtra, a medio camino entre Mumbai y Bangalore, es la ciudad que acogió el encuentro con alrededor de 50 mil seguidores y simpatizantes del Movimiento Swadhyaya, fundado por el reformador hindú Pandurang Shastri Athawale y guiado actualmente por su hija, Didi. Precisamente la amistad entre esta última y Chiara Lubich nació por la consonancia de ideales y esfuerzos, se ha desarrollado a lo largo de los años, y prosigue después de la elección de María Voce como presidente del Movimiento de los Focolares. Después de dos encuentros entre ambas sucesoras de los dos fundadores de ambos Movimientos, llegó una invitación para María Voce, Jesús Morán y la delegación proveniente de Roma para participar en la sesión conclusiva de una peregrinación emprendida por alrededor de 10 mil parejas del Movimiento Swadhyay Parivar (la familia del conocimiento de sí mismos). Estas parejas, que desde hace años están comprometidas en el Movimiento de renovación hindú, transcurrieron una semana en contacto con otras familias de la zona de Kolhapur para llevarles los ideales y la dimensión espiritual de su Movimiento, visitaron también un importante templo de la zona. En la ceremonia conclusiva, que tuvo lugar en una gran plaza en el centro de la ciudad, después de algunas manifestaciones folklóricas, Didi Talwalkar le habló a todos de su amistad con Chiara Lubich y la presentó como una líder católica, fundadora del Movimiento de los Focolares. Al final, después de que proyectaron imágenes que ponían de relieve la profunda relación entre ellas, María Voce ofreció, tal como le habían pedido, un saludo y la bendición de Chiara en el espíritu del diálogo y de la dimensión común de la única familia humana, que también se subraya en libros sagrados hindúes como el vasudhaiva kutumbakan. Fue un momento de gran intensidad y emoción espiritual, que reforzó el vínculo entre las dos líderes de sus respectivos Movimientos. Al final del viaje emergió que el camino recorrido en estos años representa una experiencia nueva para el diálogo entre los seguidores de la religión de India y los cristianos, iluminada por la espiritualidad de la unidad. Existe la conciencia de que desde hace años están viviendo una experiencia de fraternidad profunda a nivel vital, pero también intelectual, con experiencias preciosas de colaboración en el ámbito social. Es una experiencia que sigue abriendo caminos de diálogo y profundización en los respectivos credos, a la luz del carisma de Chiara. Ella es vista como una mujer que ha sabido interpretar los signos de los tiempos y ha sabido ofrecer al mundo un espíritu que puede integrar a todos en un peregrinaje hacia la Verdad. El diálogo con María Voce y Jesús Morán, a su regreso, durante la Conexión CH en directo del 13 de febrero, se concluyó con esta pregunta: ¿Cuál es su impresión de este gran mundo hindú, donde los cristianos son apenas el 2% de la población, que supera el billón? «De una Iglesia pequeña pero viva, vivísima», respondió la presidente. «India es un gran don –agregó el copresidente-. Aman mucho el pluralismo, y lo viven de un modo inclusivo. A cada uno le dan el espacio para manifestar explícitamente su fe. Esto es un don para Occidente, donde en cambio, se vive el pluralismo en una forma casi excluyente. Otra cosa es el silencio, el silencio es fundamental para todo tipo de diálogo. Sin el silencio interior y el silencio interpersonal, no existe posibilidad de diálogo». «Y este silencio – concluye María Voce – expresa también el alma religiosa del pueblo de India. El don que pueden hacer al Occidente –como se los dije a ellos- es hacernos redescubrir el sentido de Dios, el sentir a Dios». Lee también: En India: un diálogo de corazones y mentes
Confiar en el amor de Dios
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