“En un mundo dividido, unidos en Cristo” es el título de la reunión anual celebrada del 21 al 25 de octubre, que desde hace treinta y ocho años reúne a obispos de varias Iglesias. Un evento ecuménico que muchos han llamado histórico para la tierra de Irlanda. “Es realmente profético que Belfast haya acogido este evento ecuménico internacional con reflexiones de gran esperanza, aun en medio de tanta división”. ¡El Espíritu Santo está soplando! Es Darren O’Reilly, co responsable de la comunidad Koinonia con sede en Belfast, el autor de este tweet que resume el corazón, y también la excepcionalidad, de lo que sucedió del 21 al 25 de octubre en Irlanda del Norte, con motivo de la trigésima octava cita de los Obispos de diferentes Iglesias amigos de los Focolares. El objetivo de esta edición ha sido compartir reflexiones y testimonios sobre el desafío de la unidad en Cristo, en un mundo tan dividido como el actual. Estas reuniones, promovidas por el Movimiento de los Focolares, ofrecen a los obispos un espacio para el diálogo y el intercambio en torno a la espiritualidad de la unidad. Para esta edición, los 30 obispos pertenecientes a 18 Iglesias, procedentes de 14 países, se reunieron en las ciudades de Larne y Belfast, eligiendo como cada año, para su congreso anual, un lugar simbólico. Este año un lugar donde los obispos pudieron ver el “proceso de paz”, es decir, el compromiso de reconciliación en una sociedad dividida. Los participantes pudieron conocer la historia y el camino ecuménico actual de Irlanda, quedando muy admirados por las relaciones constructivas y los notables frutos. El obispo anglicano Trevor Williams, de la Iglesia de Irlanda, quien ofreció un apreciado discurso sobre la historia del cristianismo en Irlanda, comentó: “Ha sido alentador escuchar la preocupación de los obispos por nuestros ‘asuntos inconclusos’ de construcción de la paz y la alegría por asistir a tantas actividades emprendidas por cristianos de diferentes tradiciones para sanar la brecha”. El obispo local Noel Treanor de Down y Connor ha dado un aporte importante trazando el panorama eclesial, social y político. En Belfast, los obispos visitaron lugares importantes para la reconciliación y la paz, como el Centro metodista en el este de Belfast, donde los recibió el pastor Brian Anderson, quien también es presidente del Consejo de las Iglesias de Irlanda, y participaron en los servicios litúrgicos de la Iglesia presbiteriana, anglicana y católica. Y en la Iglesia católica de San Patricio, ante los fieles, los obispos dieron testimonio de cómo viven el “mandamiento nuevo” de Jesús, renovando un “pacto”, un compromiso solemne de amar a la Iglesia de los demás como la propia. Este pacto es, cada vez, uno de los momentos más importantes de estos eventos. Pero será la tarde abierta del 23 de octubre en la sesión celebrada en Larne que permanecerá en el corazón de muchos: un momento definido como “histórico”. La tarde, el obispo católico de Limerick, Brendan Leahy, la describió: “Fue como la experiencia de los discípulos en el camino a Emaús que sintieron arder sus corazones mientras Jesús les explicaba y hablaba con ellos”. Participaron más de cien personas de toda Irlanda, de muchas Iglesias (Apostólica de armenia apostólica, la Iglesia de Irlanda (anglicana), Ortodoxa (patriarcado de Antioquía), Presbiteriana, Católica, Metodista, Morava, Luterana y Siro-Ortodoxa). Presentes el presidente de la Iglesia Metodista en Irlanda y el representante del Moderador de la Iglesia Presbiteriana en Irlanda, representantes del Consejo irlandés de Iglesias, del Comité de Iglesias en Irlanda, del Consejo de las Iglesias de Dublín, así como de varios movimientos y grupos. Esta cita con la participación de obispos de varias iglesias destaca los frutos del “diálogo de la vida” que Chiara Lubich siempre ha alentado a vivir: un diálogo hecho por el pueblo que también incluye a sus pastores. Un pueblo unido en Cristo por el amor vivido por todos. Un ejemplo fue el testimonio de verdadera amistad en Cristo y de la colaboración de los dos arzobispos de Armagh, Eamon Martin, católico y Richard Clarke, anglicano, ambos primates de toda Irlanda. Un “diálogo de la vida” que, en Irlanda, también toma forma en un compromiso con los desafíos y heridas sociales y civiles, como adhesión a “Embrace Northern Ireland” que se ocupa de la acogida a los refugiados; la organización del “Four Corners Festival” (“El Festival de las 4 esquinas”) que apoya la reunión y la amistad más allá de las barreras geográficas y sectarias que todavía están presentes en Belfast. La participación en las reuniones del Consejo de las Iglesias de Dublín con el que colaboran 14 Iglesias. El pastor Ken Newell, ex moderador de la Iglesia Presbiteriana en Irlanda, describió el evento como un “nuevo Pentecostés, en el que cristianos de diferentes Iglesias de todo el mundo se unieron en el Espíritu, donde la unidad de la Iglesia se sintió para el bienestar mundial”.
Stefania Tanesini
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