Movimiento de los Focolares

Escrito inédito de Igino Giordani sobre la no-violencia

Dic 31, 2010

Se remonta probablemente a mediados de los años sesenta, sorprende su actualidad

«La non-violencia es, en India, una noble tradición. Ella se encarnó en Ganhi, quien con el método de la no-violencia –desobediencia civil, marchas pacíficas de protesta, no cooperación, ayunos, etc.- despertó en 300 millones de creaturas esclavizadas y hambrientas la conciencia de la libertad y las guió a la independencia de India y de Paquistán. (…)

Parte de la constatación que desde entonces la violencia ha dominado la historia humana, la cual, en gran parte, es una lista de batallas, revoluciones, agresiones: como lo es también la crónica cotidiana, entretejida en buena parte por robos, homicidios, atropellos y enfrentamientos.

También nuestra época está llena de opresión y maltrato hacia la libertad, la verdad, la paz, la prosperidad.

La violencia se anida en nuestro subconsciente.

(…) Donde hay un orden, se truncan la mayoría de los delitos; (pero) junto al proceder agresivo, instintivo, existen otras formas, que podríamos considerar, reflexivas, civiles, conducidas por la presión moral hasta llegar al culto de la personalidad, con imposición de ritos, tendientes a ensalzar al violento, como si fuera un Dios, poniendo a los otros a sus pies como siervos.

Quien siembra vientos recoge tempestades. La no-violencia no siembra vientos, por lo general. A ella no la mueve la soberbia, sino por la humildad; no el instinto sino la razón; y ve las personas y los eventos desde una perspectiva que va más allá de lo contingente y se alimenta de lo Eterno.

La no-violencia por lo tanto se basa en una doctrina, en una espiritualidad o en un método de acción, sobre todo en los tiempos modernos, para vencer la opresión política, el racismo, la guerra, y todo mal común, sin recurrir a la guerra, ni al antirracismo, ni a la venganza, sino oponiendo la vida a la muerte, el amor al odio, la paz a la guerra, el sufrimiento a las vejaciones.

La no-violencia frena la espiral de la violencia, importada de las luchas de clase, de raza, de ideología y de cualquier otro tipo: trunca el ciclo del mal, porque la víctima responde con el bien, o la menos no responde con otro mal.

Se objeta: ¿La no violencia no es utopía, fanatismo, sentimentalismo?

Se responde: – No es inconsciente una idea, que logra reunir, potenciar y conducir a la independencia política y a la reforma económica una población de 400 millones de habitantes (como India), dividida por castas, idiomas, religiones, distancias. ¿Qué otro ideal habría sido capaz de suscitar tal milagro, en ese ambiente y en esas condiciones?

No es una debilidad. La misma demuestra una fuerza que requiere valentía. Como decía Mahatma Gandhi: “Se necesita valor para resistir a la violencia, hace falta haber vencido el miedo”.

Quien vence el temor está en el amor, según la enseñanza del Evangelio: Dios es amor y el amor aleja el temor.

Igino Giordani

___

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete a la Newsletter

Pensamiento del día

Artículos relacionados

Reconocer la belleza: Giulio Ciarrocchi y su legado

Reconocer la belleza: Giulio Ciarrocchi y su legado

El 26 de junio de 2025, Giulio Ciarrocchi, focolarino casado que trabajó durante muchos años en la Secretaría de Familias Nuevas, regresó a la casa del Padre. El Movimiento de los Focolares le agradece su legado y su ejemplo de fe inquebrantable y sin temores.

Fratellanza

Fratellanza

La fraternidad, ser hijos del mismo Padre, puede ser la raíz de todo pacifismo. En este extracto del libro «Rivolta cattolica», Igino Giordani escribe casi una invocación, un llamamiento poético que nos obliga a levantar la vista y nos abre los ojos sobre quién es nuestro hermano, ese hermano que puede ser clasificado como enemigo, como extranjero, como migrante, pero siempre es hermano. Es un llamamiento que, escrito allá por 1925, toca nuestras fibras más profundas y nos desafía a ser constructores de paz.