La Palabra de este mes está tomada de una serie de recomendaciones finales que el apóstol Pablo da a la comunidad de los tesalonicenses: «No extingáis el Espíritu; no despreciéis las profecías; examinadlo todo y quedaos con lo bueno. Absteneos de todo género de mal» [1]. Profecía y discernimiento, diálogo y escucha. Estas son las indicaciones de Pablo a una comunidad que había emprendido hacía poco el camino de la fe.
Entre los variados dones del Espíritu, Pablo estimaba mucho el de la profecía[2]. El profeta no es aquel que prevé el futuro, sino más bien quien tiene el don de ver y entender la historia personal y colectiva desde el punto de vista de Dios.
Pero todos los dones están guiados por el don más grande, la caridad, el amor fraterno [3]. Agustín de Hipona afirma que solo la caridad permite discernir qué actitud tomar ante cada situación[4].
«Examinadlo todo y quedaos con lo bueno».
Hace falta estar en condiciones de mirar no solo los dones personales, sino también el gran potencial y la complejidad de visiones y opiniones que se abren ante nosotros, en aquellas personas que tenemos al lado y con las cuales nos confrontamos, incluso en personas con las que nos cruzamos por casualidad. Es importante mantener con todas la autenticidad del corazón y también ser conscientes de nuestro punto de vista limitado.
Podríamos adoptar esta Palabra de vida como lema en cualquier situación de diálogo y de confrontación. Escuchar al otro, no necesariamente para aceptarlo todo, pero sí sabiendo que es posible encontrar algo bueno en lo que dice, favorece una apertura mental y del corazón. Es hacer el vacío dentro de nosotros por amor y así tener la posibilidad de construir algo juntos.
«Examinadlo todo y quedaos con lo bueno».
El padre Timothy Radcliffe, uno de los teólogos que participaron en el Sínodo de los Obispos de la Iglesia Católica, ha afirmado que «lo más valiente que podemos hacer en este sínodo es ser sinceros entre nosotros respecto a nuestras dudas y preguntas, aquellas para las que no tenemos respuestas claras. Entonces nos acercaremos como compañeros de búsqueda y mendigos de la verdad»[5].
En una charla con focolarinos, Margaret Karram comentó así esta reflexión: «Pensando en ello, me he dado cuenta de que muchas veces no he tenido el valor de decir verdaderamente lo que pensaba: quizá por temor a no ser entendida, o tal vez para no decir algo completamente distinto de la opinión de la mayoría. He entendido que ser “mendigos de la verdad” significa tener los unos con los otros esa actitud de proximidad en la que todos queremos lo que Dios quiere, en la que todos juntos buscamos el bien»[6].
«Examinadlo todo y quedaos con lo bueno».
Es la experiencia de Antía, que participa en el grupo de artes escénicas Mosaico, nacido en España en 2017 como Gen Rosso Local Project. Está compuesto por jóvenes que ofrecen su experiencia de fraternidad a través de su arte y de sus talleres.
Antía nos cuenta: «Es la conexión con mis valores: un mundo fraterno, dando cada uno (sea muy joven, inexperta, vulnerable…) su aportación a este proyecto. Mosaico me hace tener fe en que un mundo más unido no es una utopía, a pesar de las dificultades y el gran trabajo que conlleva. He crecido trabajando en equipo, con un diálogo brutal y renunciando a esas ideas mías que consideraba las mejores. Y es que “lo bueno” se construye pieza a pieza entre todos»[7].
Patrizia Mazzola y el equipo de la Palabra de vida
Foto: https://www.unitedworldproject.org/network/mosaico-grlp-2/
[1] Ts 5, 19-22.
[2] Cf. JUAN PABLO II, Audiencia general, 24-6-1992, n. 7.
[3] Cf. 1 Cor 13.
[4] Cf. AGUSTÍN DE HIPONA, Ep. Jo., 7, 8 .
[5] Padre Timothy Radcliffe, Meditazione n. 3, Amicizia, Sinodo dei Vescovi, Sacrofano, 2.10.2023.
[6] M. KARRAM (presidenta del Movimiento de los Focolares), Charla con los focolarinos, Rocca di Papa 3-2-2024.
[7] Mosaico GRLP
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