«Era un deseo de Chiara Lubich realizar un congreso de este tipo, pero no fue posible durante su vida terrena» – afirma María Voce en la inauguración del congreso interreligioso en Castelgandolfo, el 17 de marzo – «Hoy, estamos seguros de que ella desde el cielo nos ve a todos juntos, con gran alegría, como hermanos y hermanas, en esta riquísima variedad de costumbres, etnias, culturas, credos y tradiciones». María Voce lo definió como un momento “solemne” por varios motivos, pero sobre todo por el hecho de que por primera vez nos reunimos juntos: judíos, cristianos, musulmanes, hindúes, budistas, sijs, sintoístas y miembros de la Tenrikyō.
El congreso es el fruto de un camino, en algunos casos incipiente, pero, para la mayor parte, de varias décadas, que ha permitido el conocimiento recíproco, «que se convirtió primero en amistad y, después en fraternidad». La Presidente de los Focolares recuerda las etapas del diálogo interreligioso de los últimos seis años, que corresponden a su mandato que es el primero después del fallecimiento de la fundadora. Las dudas y el temor inicial eran legítimos: ¿qué sucedería con la experiencia de diálogo después de Chiara? Pero ya en el 2008, sólo dos meses después de la elección de María Voce, tuvo lugar un congreso con hermanos y hermanas musulmanes. Seguidamente, con las religiones tradicionales africanas en Camerún, un simposio judeo-cristiano en Jerusalén y otro con los hindúes.
Para demostrar que la experiencia carismática inicial había trazado un camino: «Tenemos que agradecer a cada uno de los presentes en esta sala –prosigue María Voce- por la gran fe en Dios y por la amistad que nos ha unido. Sobre todo, tenemos que estar agradecidos por el don del diálogo al que Chiara nos condujo. Es precisamente gracias a esa confianza recíproca que hemos podido proseguir en este camino trazado por ella y por quienes, desde sus respectivos credos, han dado vida a esta experiencia de diálogo: el Reverendo Nikkyo Niwano, el Imám Barkat, el Dr. Aram y su esposa Minoti, el Dr. Somaiya y otros».
Siguieron, para la nueva presidente, numerosos viajes a distintas partes del mundo, como a Asia en el 2010. «Me impresionó –recuerda- cómo los hermanos y hermanas hindúes y budistas se sentían totalmente parte de nuestra gran familia. No sólo estábamos en diálogo unos con otros, sino que juntos, cristianos, hindúes y budistas nos abríamos al diálogo con el mundo». En el 2011, en Haifa (Israel) «con judíos, cristianos y musulmanes que tratan de creer, vivir y rezar por la paz» Cuenta confidencialmente que se «conmovió escuchando sus anécdotas de la vida cotidiana, del descubrimiento de quien es distinto-de-sí por parte de personas que apuestan a la paz».
Y recuerda aquel momento vivido con los hermanos y hermanas judíos en Buenos Aires y la visita, en el 2012, a la comunidad de los Focolares de Argelia, formada casi en su totalidad por musulmanes. Allí, en Tlemcen, María Voce se encontró con «la expresión musulmana del Movimiento animada por el mismo ideal de Chiara. De hecho, nos hemos convertido en una sola familia». Y esta experiencia empieza a difundirse también a otros países.
«Ciertamente es una experiencia profunda, no fácil de transmitir y que no deja de suscitar interrogantes –afirma-. Es un testimonio de que la unidad, en la “diversidad” es verdaderamente posible, pero es necesario tener el valor de hacer la experiencia».
0 comentarios