
Chiara Lubich – Imam W.D. Mohammed
Frente a una tragedia tan grande y al absurdo que nos sobrepasa a todos, estamos en búsqueda de un sentido. ¿Cuál es la respuesta a tanto temor y angustia?
«Cuando he visto increíblemente derrumbarse aquellas torres, frente a esta enorme tragedia, al shock de una súper-potencia que de golpe se descubre vulnerable y palpa el desplome de muchas certezas, frente al temor de que estalle una guerra de resultados imprevisibles, me ha parecido revivir en Trento, bajo los bombardeos del segundo conflicto mundial. Todo se derrumbaba y era fuerte la pregunta si existía algo que ninguna bomba pudiera destruir. La respuesta había sido: sí existe. Es Dios. Dios que descubríamos Amor. Un descubrimiento fulgurante que nos había dado la certeza de que Él no puede abandonarnos a los hombres, que Él nunca está ausente de la historia, más aún, que sabe hacer valer cualquier cosa suceda para el bien. Y lo he palpado de un modo sorprendente.
Y me he preguntado: ¿será que precisamente ahora, al comienzo de este siglo XXI Dios quiera repetir esta gran lección y hacer que le pongamos, a Él, en el primer lugar de nuestra vida, forzándonos a poner en orden todo lo demás? Y esto me dice esperanza y futuro».
Pero no se puede negar que hay también un creciente sentimiento anti-islámico. ¿Qué podemos hacer para evitar estos sentimientos que criminalizan a todo el mundo musulmán?
«Desde hace tiempo en nuestro Movimiento – y no sólo – hemos construido una profunda unidad en Dios con los musulmanes; y precisamente en Estados Unidos, con un vasto Movimiento musulmán afro-americano. Y he sabido que en este momento les ayuda mucho estar unidos con nosotros los cristianos en el compromiso de llevar al mundo la fraternidad universal.
Debemos reconocernos hermanos, cristianos y musulmanes. Somos todos hijos de Dios. Por eso, nosotros cristianos comportémonos de esta manera».
¿Cómo es posible, según su parecer, tanto odio por parte de algunos fundamentalistas musulmanes? ¿Qué se puede hacer?
«Me parece que aquí tiene que ver el Mal con la “M” mayúscula. Por esto siento profundamente una cosa, que quizás sea un poco original: ahora se están movilizando todas las fuerzas, a nivel político, entre los Jefes de Estado, etc. Pero es necesario que también el mundo religioso se ponga en movimiento a favor del bien, se una para el bien. Ya se hace. Por ejemplo el Santo Padre, el domingo pasado dijo con mucha fuerza – y he visto que todos los periódicos lo reseñan- que es necesario que América no se deje tentar por el odio. Continuamente reitera sus apelaciones en favor de la paz.
Nuestro Movimiento, en su expresión más política, “Movimiento Político por la Unidad”, lleva esta idea de la fraternidad que es pregonera de paz, a través de los Municipios, a través de los Parlamentos, en muchas partes del mundo».
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