Una experiencia de unidad
“Bombas y misiles siguen sembrando dolor y odio. He querido, junto con mis hermanos obispos, escuchar otras voces, bombas y misiles espirituales, más fuertes, que siembran el amor, la concordia, la comprensión, la unidad”. Son las palabras del obispo iraquí Shlemon Warduni, auxiliar patriarcal de Bagdad. Eran 34 los obispos ortodoxos, siro-ortodoxos, anglicanos, evangélico-luteranos y católicos de varios ritos, llegados de distintos Países de Europa, Medio Oriente y América, que concluyeron el 1� de diciembre su encuentro anual desarrollado en el Centro internacional del Movimiento de los Focolares en Rocca di Papa (Roma).
El Congreso fue transferido de Estambul a Roma debido a los trágicos atentados.
Originalmente el Congreso tenía que desarrollarse en Estambul y estaban programados importantes encuentros con el Patriarca ecuménico Bartolomé I, con el Patriarca armeno apostólico Mesrob II y otras personalidades religiosas. Pero debido a los atentados, de los quales el segundo tres días antes del inicio, el encuentro tuvo que trasladarse a Roma. “Nos habíamos preparado desde hacía tiempo a ir a Constantinopla –dice el obispo evangélico-luterano emérito de Estocolmo, Henrik Svenungsson – y las iglesias ortodoxas del lugar nos habían preparado una gran acogida. Después todo cambió. Pero ya lo hemos decidido: Estambul será la meta del próximo encuentro”. “El odio destruye los programas y cierra los caminos, pero el amor crea nuevos programas y abre nuevas vías”, comentó el promotor del Congreso, el Card. Miloslav Vlk. El encuentro nació de un profundo dolor, pero ha dado muchos frutos”.
El Mensaje del Patriarca ecuménico de Constantinopla
Del Patriarca Bartolomé I llegó, esperado, un afligido mensaje en el cual, citando al Papa, subraya que “la humanidad tiene necesidad de puentes, no de muros” y prosigue: “Habríamos querido estar en medio de ustedes, hablar ‘cara a cara’, para que nuestra alegría fuese plena”. “Lamentablemente esta oportunidad nos ha sido negada repentinamente y violentamente”. Y resaltó el especial contexto del Congreso: “En estos tiempos que se caracterizan por la falta de estabilidad y de seguridad (…), es muy prometedor y motivo de alegría el hecho de que existan individuos, organizaciones o movimientos, como el amado Movimiento de los Focolares, que se han dado cuenta de que la unidad entre ellos y del mundo en Cristo es el elemento fundamental de la verdad y de la vida. Pero es todavía más prometedor que hayan hecho de la realización de esta unidad el motivo principal de su actividad”.
Chiara Lubich sobre el tema “La presencia de Jesús en medio de los suyos y el ‘diálogo de la vida’”, centro del Congreso
Día tras día, los obispos han vivido el “diálogo de la vida” y experimentado como puede potenciar las varias dimensiones del ecumenismo. Sobre todo, “la oración en común”, durante las celebraciones litúrgicas de las varias Iglesias que han abierto los tesoros espirituales de las diversas tradiciones. Y el diálogo de la caridad, de la “acogida recíproca”.
El tema del congreso ha sido para los Obispos el encuentro con “Jesús presente espiritualmente en la comunidad, donde dos o más están unidos en su nombre, es decir en su amor”. Chiara Lubich ha profundizado esta realidad con un tema programático sobre “La presencia de Cristo en medio de los suyos y el ‘diálogo de la vida’”.
Remontándose a los 60 años de historia del Movimiento, la fundadora de los Focolares puso en evidencia como las personas involucradas en esta aventura, desde un inicio, estaban orientadas a dar vida por doquier a células vivas del Cuerpo místico. “Se formaron y se forman así –dijo- en la Iglesia católica, en las otras Iglesias y entre miembros de distintas Iglesias, fragmentos de cristiandad unidos en el nombre de Jesús a la espera de un ulterior vínculo de unidad, la Eucaristía, cuando Dios querrá”. Es la experiencia del “diálogo de la vida”, del “diálogo del pueblo”, “porque sentimos que componemos entre nosotros ‘un único pueblo cristiano’ que le interesa a los laicos, pero también a los monjes, a los religiosos, a los diáconos, a los sacerdotes, a los pastores, a los obispos”.
Jesús en medio de los suyos ha sido, en efecto, la gran experiencia de este congreso.
La promesa de Mateo 18, 20, Jesús en medio de los suyos, se ha presentado también como el camino para mirar con esperanza a nuestro tiempo, la llave para llevar el espíritu del Evangelio a la humanidad de hoy: a las familias y a los jóvenes, a la política, a los medios de comunicación, a la economía, al mundo de la cultura, como lo han demostrado numerosos testimonios.
El obispo evangélico-luterano Helge Klassohn comentó: “Por primera vez he encontrado el Movimiento de los Focolares. Pienso que esta comunidad ecuménica es muy importante: no sólo nos confirma en nuestro servicio, sino que es un signo para el camino de la Iglesia”.
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