“Precioso don”, “vivo testigo del Carisma de la unidad” y “verdadera Palabra vivida”. Así define María Voce, presidente del Movimiento de los Focolares, al Card. Miloslav Vlk, fallecido el sábado 18 de marzo en Praga. En una comunicación a todos los miembros del Movimiento María Voce pone en evidencia cuán “edificante” ha sido el modo en el que Vlk ha vivido el último período de su vida, caracterizado por la disminución de las fuerzas pero al mismo tiempo por “una actitud de continua gratitud a Dios por los dones recibidos de Él”. Subraya el “profundísimo vínculo” del Cardenal con el Movimiento de los Focolares “desde los inicios de su ministerio clandestino en la entonces Checoslovaquia bajo el régimen comunista”. Expresa la profunda gratitud por el gran compromiso y la dedicación con la que durante 18 años desarrolló la tarea de moderador del grupo de los Obispos que se declaran “amigos del Movimiento”, cuya actividad siguió con vivo interés y participación incluso desde el hospital. María Voce recuerda que el Card. Miloslav estuvo “circundado por las oraciones, tanto de su Comunidad diocesana como de los miembros del Movimiento y de los amigos de otras denominaciones cristianas, hebreos y musulmanes con los que recorrió, durante años, un camino de diálogo”. Y hace referencia a los “numerosos testimonios sobre su ejemplo de humildad, de comunión y sabiduría evangélica que subrayan su capacidad de hacerse ‘hermano’ con sencillez junto a los hermanos y al mismo tiempo expresar su autoridad de ‘padre’ sabiendo entusiasmar y motivar a quienes tenía a su lado”. “Estamos delante de una gran herencia”, concluye María Voce. “Una herencia que se ha de recoger y descubrir más profundamente”.
Juntos somos fuertes
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