El Movimiento de los Focolares acoge la invitación lanzada por el papa Benedicto XVI, en la solemne celebración que abrió el Año de la fe y la celebración del 50 aniversario del inicio del Concilio Vaticano II: hacer resplandecer la belleza de la fe en nuestro tiempo con la misma “tensión emocional” de los padres conciliares.
Iglesia-comunión, aplicación del Evangelio en la vida cotidiana, diálogos, comunión entre los laicos y los sacerdotes, el papel de la mujer, la importancia del desarrollo social, son algunos de los principios desarrollados por el Vaticano II, ya presentes de algún modo en la vida del Movimiento de los Focolares desde su inicio.
“Los desafíos que permanecen abiertos – dice Maria Voce, presidente del Movimiento de los Focolares – son la actuación de lo que el Concilio quiso indicar y hacer que llegase a ser capilar el conocimiento de los contenidos y las novedades presentes en los documentos conciliares. (…) La maduración de los laicos debe contribuir de manera significativa (…) en el valioso trabajo de pasar los principios del Vaticano II a la población de los creyentes.”
Maria Voce participa en calidad de auditora en la sesión del Sínodo de los Obispos sobre “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”.
“La humanidad – afirma Maria Voce – necesita encontrar a Dio a través del amor de los hermanos. Este es el camino de la evangelización percibido por Chiara Lubich y hecho propio por los miembros de los Focolares: un compromiso vivido en lo cotidiano, al lado de la gente, que tiende a realizar siempre y en todas partes la oración de Jesús al Padre, ‘Que todos sean uno’, es decir a hacer, ya desde ahora, de la humanidad una única familia”.
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