«Es verdad que al final de este mundial, sólo un equipo se llevará la Copa ganadora, pero es necesario que aprendemos las lecciones que el deporte nos enseña: todos seremos vencedores si reforzamos los vínculos que nos unen», afirmó el Papa Francisco en su video-mensaje con ocasión del mundial 2014. Una cultura de la derrota para una nueva cultura de la victoria, era el provocador título de la reflexión de Sportmeet, la red mundial de los deportistas y trabajadores del ámbito del deporte, a quienes Chiara Lubich dirigió estas palabras: «Con el cristianismo, quien pierde conoce el valor del sufrimiento y de la derrota, porque el Hijo de Dios los ha valorizado. Gracias a Él podemos experimentar la alegría más profunda que nace del haber dado: dado sí mismo en los entrenamientos, o en las relaciones recíprocas para construir el equipo, dado todo de sí mismo en el momento de la competencia o de la presentación al público. Porque la alegría interior nace solamente de la donación, del amor; una alegría más límpida, más pura, para quien gana (si luchó y ganó por amor) y para quien pierde (si también luchó y perdió por amor). Entonces el deporte será auténtico y será elevado a su dignidad social. Podrá contribuir a distender a los hombres en esta civilización demasiado extenuante, a ser un elemento de afinidad, de fraternidad y de paz entre pueblos y naciones. En la antigua Grecia, durante las Olimpíadas se suspendían las guerras. ¡Que hoy no seamos menos que entonces!». Chiara Lubich, 10 de septiembre de 2005, mensaje al tercer congreso internacional de Sportmeet
Abrir la puerta del corazón a la alegría
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