En Barcelona, en el “Centro Mariápolis Loreto” había que cambiar 47 cubrecamas, pero no teníamos el dinero necesario.
Nos acordamos de las palabras de la carta de san Pedro: “Descarguen en él todas sus inquietudes porque él se ocupa de ustedes” (cf. 1Pe 5,7), y pensamos pedirle este regalo al Eterno Padre, confiando en su amor. No fue necesario esperar mucho. Pocos días después una amiga, propietaria de un hotel, nos preguntó si queríamos los cubrecamas que usaban hasta ese momento en su hotel, porque habiendo cambiado las camas con otras de distinta medida, a ella ya no le servían.

También, desde hacía un tiempo nos dábamos cuenta de que la pequeña cocina del Centro Mariápolis estaba muy deteriorada, siendo como era tan cómoda para cocinar pequeñas cantidades en lugar de usar la cocina industrial. También esa vez se la pedimos al Eterno Padre.
Después de unos días llegó una llamada telefónica de otra amiga, que teniendo que desocupar su departamento, quería ofrecernos una cocina prácticamente nueva.

Comments are disabled.