Hace algún tiempo, una joven de los Estados Unidos, P. C., de 18 años, fue condenada a muerte. Nunca he aceptado la pena capital y leyendo su historia sentía todavía más cuan inadecuada era. ?Qué hacer? ?Ni siquiera logro hacer que los fiscales me quiten una multa! ?Qué puedo hacer contra un tribunal, y además extranjero?

Muchas personas no consideran justa la pena de muerte pero, pasado el boom periodístico, nadie habla más al respecto. No quería esperar pasivamente. Empiezo entonces a recoger firmas en mi clase, después en toda la escuela y con ellas voy al periódico local que decide hacer un breve artículo. Después de esto, se adhieren algunos políticos locales y el obispo. Es una cosa que el periódico no se espera y de este modo obtengo el espacio para otro artículo breve; llegan otras firmas.

Pasan un par de meses y al periódico la cosa ya no le interesa, pero el trabajo es mucho: fotocopio cada hoja de firmas que recibo y lo mando a 5 lugares diferentes, entre embajadas, la ONU, jueces, etc. y esto me cuesta también económicamente. Se abre paso en mí un poco de desánimo, pero quiero hacer mi parte hasta el fondo y así, inesperadamente, llega una invitación de una red televisiva nacional en uno de los programas de mayor audiencia.

Después de la primera aparición en TV nace un grupito de jóvenes que me ayudan y me llega también una ayuda económica de una desconocida de Génova. Llegan también firmas de personajes famosos a nivel nacional y me invitan nuevamente a esa transmisión TV. El grupo es invitado incluso a una conferencia organizada en mi ciudad por el periódico que nos había dejado de lado.

Al final superamos las 45.000 adhesiones. No será sólo por lo que hemos hecho nosotros, pero la joven recibe la gracia y recibimos de ella una bellísima carta de agradecimiento y afecto.

T.P. – Italia)

Comments are disabled.