Paraguay tiene una historia rica, con grandes potencialidades. Es un mosaico compuesto por las diferencias entre desarrollo y miseria, campo y ciudad.

Mi historia personal atravesó diversos momentos: al comienzo la pasión por la humanidad. Mi primer trabajo a los 14 años, después  los corredores de la Universidad y el encuentro con los gen, luego las marchas contra la dictadura y los primeros pasos en la política de partido.

A continuación la segunda etapa, la de la “desilusión”: las traiciones, las incoherencias, mi propia incapacidad en la actividad política. La sensación de no poder hacer nada para cambiar verdaderamente las cosas.

La tercera etapa, fundamental, ha sido la de la “elección”, la elección de amar siempre que me impulsaba hacia una política activa, entendida como medio de transformación de la sociedad.
En el 2000, después de un trabajoso proceso, con un grupo de amigos que ya estaban comprometidos en el ámbito del desarrollo sostenible, he constituido una organización.

Nació de esta manera la “Fundación Yvy Porậ” (tierra hermosa) que, en seis años de vida, promovió el desarrollo de decenas de proyectos en Paraguay, sosteniendo a comunidades de pequeños empresarios, campesinos, artesanos e indígenas, en centros urbanos y rurales.

Sin embargo yo no me sentía satisfecho. Deseaba hacer algo más. De esta forma, junto a otros políticos, me comprometí en la preparación del Encuentro latinoamericano de intendentes que tuvo lugar en Rosario, Argentina, promovido por el Movimiento Político por la unidad.

Nos parecía la ocasión justa para presentar a la sociedad paraguaya la fraternidad como doctrina política. Recurrimos al elenco de los intendentes para invitarlos a esta manifestación. Por las respuestas y la adhesión obtenida nos dijimos: ¡“Es un Paraguay nuevo, un país resucitado, que trabaja en silencio y nosotros queremos ponerlo en luz”! Y justamente esta realidad fue subrayada por un diario de gran difusión nacional, que así tituló una página dedicada a este encuentro: “El otro Paraguay”.

En este encuentro participaron más de 1000 políticos, – de diversos Países de Latino América – de los cuales 119 son intendentes, 168 asesores y miembros de consejos comunales, parlamentarios, funcionarios locales y nacionales. Contagiados por el espíritu de este encuentro, los 16 intendentes de Paraguay que participaron, propusieron a otros intendentes un proyecto de colaboración entre varios Municipios.

En ocasión de la “Jornada de la amistad en Paraguay”, el 30 de julio de 2005, establecieron un Protocolo de  entendimiento y de colaboración fraterna para sostener y promover un intercambio de políticas de desarrollo local. Este acuerdo, sin precedentes en Paraguay,  fue firmado por 22 Municipios. Después de estos encuentros hemos dado vida a reuniones periódicas de profundización de la doctrina de la fraternidad entre políticos y estamos construyendo una escuela paraguaya de formación cívica y política para jóvenes. 

 

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