ZENIT ha hablado con Maria Emmaus Voce, presidenta del Movimiento de los Focolares, de la idea inspiradora del «Sophia» y de sus perspectivas.

El instituto Sophia, una institución de alta cultura, nace de una paradoja: «dejar los libros en el desván» de Chiara Lubich…
Maria Emmaus Voce: Chiara tenía un gran deseo de conocer la verdad y esperaba conocerla a través del estudio de la filosofía. Un día sintió dentro de sí que Jesús le pedía no buscar la verdad en los libros, sino seguirle a Él que era la Verdad encarnada. Por esto optó por dejar sus libros en el desván, renunciar al sueño del estudio, para dedicarse completamente a Jesús. Sintió también que Jesús le prometía revelarle su Verdad, su Saber y de esta revelación –Jesús– extraería luego todas las consecuencias, es decir el carisma de la unidad.
Precisamente de la profunda convicción de que el carisma de la unidad que Jesús donó a Chiara tiene en sí la capacidad de generar una doctrina tal que ilumina los diversos ámbitos del saber, nace hoy un instituto universitario.

Sophia quiere ser un laboratorio de formación e investigación en el que se ponen en contacto las relaciones profundas entre vida y pensamiento, entre estudio y experiencia. ¿Qué significa esto concretamente?
Maria Emmaus Voce: El intento de vivir la unidad entre estos aspectos significa que aquellos que se inscriben en este instituto universitario vienen ya con una condición previa, la de estar dispuestos a amar a los otros, estar abiertos a todas las personas, a prescindir de la cultura, la religión, el mundo y la raza a la que pertenecen.
Los estudiantes del Sophia aceptan hacer y hacen una experiencia de vida en la que descubren que no sólo como personas pueden estar abiertas las unas a las otras, sino que incluso las propias culturas pueden estar abiertas las unas a las otras. Descubren, además, que cada disciplina está ligada profundamente a las demás y el fundamento de todo el saber es la Sabiduría, es decir la visión de Dios sobre los hombres y sobre la realidad humana.
¿Qué expectativas tanto personales como del Movimiento siente ante el nacimiento de Sophia?
Maria Emmaus Voce: Deseamos formar hombres y mujeres que sepan conjugar la doctrina con la vida y sean, por tanto, capaces de ofrecer una aportación de unidad –ser hombres y mujeres constructores de unidad–, allí donde la sociedad les conduzca, a través de los propios caminos profesionales y las actividades sociales.
Esperamos verdaderamente que estas personas, integradas como catalizadores en cualquier grupo social, puedan poco a poco ser un punto de atracción, un fulcro en torno al cual se construyan células de unidad que se ensanchen cada vez más en la sociedad hasta que «todos sean uno», hasta que la familia humana sea restaurada en la unidad. Esta es la oración de Jesús al Padre, es el sueño de Chiara, el nuestro y, por tanto, también el mío personal.

Por Chiara Santomiero, traducido del italiano por Nieves San Martín
20.11.2008

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