Movimiento de los Focolares

Por un acto de amor

Ago 10, 2002

un Obispo argentino

Mientras doy el paseo cotidiano que me prescribió el médico, trato de ir conociendo la urbanización donde vivo desde hace poco: soy, en efecto, el nuevo obispo del lugar. Algunos días después, tratando de poner en orden la casa episcopal, de modo que exprese del mejor modo a Dios, que es belleza. Encuentro unos candelabros de bronce que no combinan con el resto. Recuerdo entonces un pequeñísimo negocio de compra-venta que descubrí durante mis paseos. Imagino que, dada la difícil situación económica del país, su propietario puede encontrarse en serias dificultades, y veo a Jesús en él. Le pido a la secretaria que haga un paquete con los candelabros y se los entregue a ese señor con una tarjeta que diga: ‘Es un pequeño obsequio del obispo. Si logra venderlos, le pido que dé el dinero a los pobres; pero si usted llegara a necesitarlo, quédese con él’. Por la tarde, inesperadamente, este señor viene a la casa episcopal. Insiste que quiere verme. Cuando lo recibo me dice: ‘Hoy quería suicidarme, pero cuando llegó su secretaria, comprendí que yo todavía le intereso a alguien, y cambié de idea. ¡Mil gracias!”. (Argentina)

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