Movimiento de los Focolares

¿Quiénes son los santos?

Nov 1, 2015

El teólogo alemán Klaus Hemmerle (1929-1994) describe el perfil de los santos en una homilía del ’93 cuando era obispo de Aquisgrania. Son santos anónimos, desconocidos por todos, pero más que célebres a los ojos de Dios.

Klaus-Hemmerle«¿Quiénes son los santos? No son figuras superhumanas inalcanzables de una cristiandad que pretende incomodar, abatir a los mediocres, no están en cimas supremas, inaccesibles a tal punto, que, para personas como nosotros, es mejor quedarnos donde estamos y `arreglarnos’ en lo plano. Los santos son los pequeños, los realmente pequeños. Ésos que Jesús proclama beatos en el Discurso de la Montaña, los pobres y los afligidos, los mansos y aquellos que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos y los puros de corazón, los que trabajan por la paz y los perseguidos por causa de la justicia. Personas que se ponen a sí mismas y su propio destino en las manos de Dios – y así la mano de Dios está libre de hacer de su destino algo que sea una bendición para el mundo. Viven cerca de Dios y viven por nosotros – y nosotros podemos vivir con ellos. Su ejemplo es un pasado que nos arrastra, su vida cerca de Dios es presente que nos acoge en una comunión a la que la muerte no puede poner límites, su bienaventuranza es futuro que nos invita y nos infunde coraje» Klaus Hemmerle, La luce dentro le cose, Editorial Città Nuova, 1998, pág. 339

___

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete a la Newsletter

Pensamiento del día

Artículos relacionados

Paolo Rovea, una vida en Dios

Paolo Rovea, una vida en Dios

El 3 de julio de 2025, Paolo Rovea, médico y focolarino casado italiano concluyó su vida terrenal. Tras su fallecimiento, llegaron numerosos mensajes de todo el mundo, formando un mosaico único y rico, al igual que el propio Paolo.

Vivir el Evangelio: El coraje de detenerse

Vivir el Evangelio: El coraje de detenerse

La parábola del buen samaritano nos enseña no solo a estar cerca, tocando las heridas de quienes nos rodean y derribando los muros de los prejuicios, sino que a través de esta Palabra comprendemos el arte de la compasión y la infinita misericordia con la que Dios nos abraza, nos cuida, dejándonos libres para abandonarnos a su amor.