«¿Quiénes son los santos? No son figuras superhumanas inalcanzables de una cristiandad que pretende incomodar, abatir a los mediocres, no están en cimas supremas, inaccesibles a tal punto, que, para personas como nosotros, es mejor quedarnos donde estamos y `arreglarnos’ en lo plano. Los santos son los pequeños, los realmente pequeños. Ésos que Jesús proclama beatos en el Discurso de la Montaña, los pobres y los afligidos, los mansos y aquellos que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos y los puros de corazón, los que trabajan por la paz y los perseguidos por causa de la justicia. Personas que se ponen a sí mismas y su propio destino en las manos de Dios – y así la mano de Dios está libre de hacer de su destino algo que sea una bendición para el mundo. Viven cerca de Dios y viven por nosotros – y nosotros podemos vivir con ellos. Su ejemplo es un pasado que nos arrastra, su vida cerca de Dios es presente que nos acoge en una comunión a la que la muerte no puede poner límites, su bienaventuranza es futuro que nos invita y nos infunde coraje» Klaus Hemmerle, La luce dentro le cose, Editorial Città Nuova, 1998, pág. 339
Aprender y crecer para superar los límites
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