«Si hoy tuviese que dejar esta tierra y se me pidiese una palabra como la última que dice nuestro Ideal, diría – segura de ser entendida en el sentido más exacto – “Sed una familia”. ¿Hay entre ustedes quienes sufren por pruebas espirituales o morales? Compréndanlos como y más que una madre. Ilumínenlos con la palabra o con el ejemplo. No dejen que les falte el calor de la familia, es más, hagan que crezca cada vez más en torno a ellos. ¿Hay entre ustedes quienes sufren físicamente? Que sean los hermanos predilectos. Sufran con ellos. Traten de comprender hasta el fondo sus dolores. Háganles participar de los frutos de la vida apostólica a fin de que sepan que ellos, más que otros, han contribuido a ella. ¿Hay entre ustedes moribundos? Imagínense ustedes en su lugar y hagan cuanto desearían que les hicieran a ustedes, hasta el último instante. ¿Hay alguien que goza por cualquier motivo? Gocen con él, para que su consuelo no se apague y su ánimo no se cierre, sino que la alegría sea de todos.
Discernir
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