El 17 de octubre se conmemoró la Jornada Mundial en contra de la Pobreza, instituida por iniciativa del Padre Wresinski quien, en 1987, organizó en París, una gran manifestación por los derechos humanos. La pobreza asume rostros distintos, encarna situaciones, lugares, poblaciones enteras. No nos acostumbramos nunca al hecho de que los seres humanos no puedan gozar de una vida digna de ser vivida. Los Jóvenes por un Mundo Unido de Eslovenia, durante el invierno, se dedican – entre otras actividades- a la organización del “Summerjob”, un campamento de trabajo durante el verano. Esto implica la búsqueda del lugar, varias entrevistas con los alcaldes, los obispos, los párrocos y las personas de una determinada localidad, para comprender de qué forma ofrecer su contribución durante el verano en favor de las personas que sufren necesidades. Este año la colaboración con la Cáritas local permitió encontrar a personas y familias que necesitaban una ayuda muy concreta. Se citaron para fines del verano, desde el 15 al 19 de agosto pasado, en Vrbje, un pequeño pueblo cercano a Celje. En esta tercera edición se abrieron nuevas áreas. Casi 40 personas se comprometieron durante siete horas al día, en muchas actividades, como el trabajo en el campo, la reestructuración del espacio externo de las casas, la construcción de un gallinero, la organización de la casa de una señora inválida, la preparación de ayuda para la población de Macedonia que había sufrido a causa de las inundaciones o también en pintar la vivienda de una señora que vive en condiciones miserables. Trataron en especial de poner en práctica concretamente la fraternidad, tejiendo relaciones profundas con la gente del lugar, y devolviendo a muchos la dignidad que a veces sienten perdida. Compartir algunas situaciones tratando de aliviar a todos los que viven al margen de la sociedad es una elección comprometedora que requiere mucha energía y tiempo, pero lo que motivó la iniciativa fue la elección de donarse a los demás. Es muy significativo lo que escriben algunos de los jóvenes que participaron: «Precisamente las tareas más trabajosas son las que nos hicieron comprender que en la base de la indigencia existen con frecuencia problemas de relaciones humanas. Con una señora, por ejemplo, a pesar de que nuestro trabajo estaba ya definido hacía tiempo, nos tomamos varias horas del primer día sólo para conocernos, para que ella pudiera confiar en nosotros. Sólo después de que nos conoció, nos permitió hacer algo en su apartamento que necesitaba de todo» Dedicamos mucho tiempo a escuchar, a hablar con muchas personas e intercambiar experiencias, preocupaciones, futuros proyectos. Todo lo vivimos en un clima en el cual todos ayudaban a todos, la disponibilidad era máxima y por consiguiente la alegría era de verdad grande. Pero el Summer job no fue solamente trabajo. De noche compartíamos lo que habíamos vivido durante el día y éstos eran los momentos solemnes, comprometedores, que vinculaban y unían cada vez más a los participantes. Nos escriben: «Para saludarnos, el último día, junto con nuestros “empleadores”, propusimos tomar un café y ver las fotos del campamento de verano. Fue de verdad inexplicable todo lo que se había logrado construir en tan solo cuatro días. ¡Fue un momento fuertísimo!». En el fondo, al final, el que recibe es siempre el que da con alegría. Mira la página facebook del Summerjob Eslovenia 2016
Juntos somos fuertes
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