29/06/2019 Un grupo de 60 personas de varias Iglesias se reunieron para celebrar los 500 años de la Reforma en Suiza. Un viaje a través de la historia y la memoria, un itinerario de conocimiento y diálogo de la vida para conocer las raíces de la Iglesia reformada y sus desafíos actuales. “Este fin de semana he experimentado que, a través de la presencia de Jesús entre los que se aman, es cada vez más posible, ‘una vida de plenitud’ tanto en la Iglesia Reformada como en la Iglesia Católica. Quiero contribuir de una manera completamente nueva y más consciente a construir puentes entre las dos confesiones”. Con estas palabras, uno de los participantes resume el significado de los tres días dedicados a la “Zúrich de la Reforma” promovido en la ciudad suiza por el Movimiento de los Focolares para conocer las causas de la Reforma en esta ciudad. En efecto, en enero de 500 años atrás, Huldrych Zwinglio (1484-1531), entonces sacerdote católico, comenzó a predicar por primera vez en el púlpito de Grossmünster interpretando el Evangelio de Mateo. Un momento considerado como la primera señal del inicio de la Reforma en Zúrich. El objetivo de estos tres días era reunir a personas de diferentes confesiones e introducirlas en la historia y las riquezas específicas de la Iglesia Reformada. Para amar la “Iglesia del prójimo como propia” (Chiara), primero hay que conocerla. Asistieron 60 personas de Alemania, Austria, Italia, Eslovaquia y varias partes de Suiza. El primero de los eventos fue enmarcado por la simplicidad de la iglesia reformada de Baar, centrada en la Biblia, en la fuente bautismal y en el púlpito. El diálogo con el pastor local permitió a los participantes comprender en profundidad la espiritualidad reformada. No ocultó las dificultades de su Iglesia, pero transmitió su pasión por buscar orientación y apoyo solo en la Palabra de Dios, no en una institución. Los eventos posteriores tuvieron lugar en Zúrich. En el Seminario Teológico, el Dr. Gergely Csukás, asistente principal del Instituto Suizo de Historia de la Reforma, describió la situación social, política y religiosa de Zúrich en la Edad Media, destacando las aspiraciones de Zwinglio como reformador y destacando su actualidad. “Los cristianos reformados están más que nunca cerca de mí”, ha dicho uno de los participantes. “A través de la historia y de todo lo que nos fue comunicado, la belleza, pero también el dolor por lo que sucedió, he quedado profundamente impresionado. Se trata de la vida de cristianos juntos. Quiero empezar de nuevo y seguir adelante”. Y otro: “Nunca antes había recibido una explicación y una comprensión tan claras de las aspiraciones de Zwinglio, que no han perdido actualidad. He aprendido a apreciarlo a él, a sus primeros compañeros ya los reformadores que ofrecieron sus vidas por el Evangelio”. A pesar de los pronósticos climáticos desfavorables, ha sido posible caminar por los lugares donde trabajaba el reformador de Zúrich: desde Grossmünster hasta Wasserkirche, desde Lindenhof hasta la placa que conmemora el ahogamiento de los primeros anabaptistas en el río Limago. El pastor Peter Dettwiler habló sobre el trabajo de reconciliación con los anabaptistas y los amish en los Estados Unidos, mientras que la pastora Catherine McMillan ofreció un cuadro de la Iglesia reformada en el mundo actual. Al final una oración en la cripta de Grossmünster. “Cuando, en la primera tarde, entré en la sobria iglesia de Baar, me quedé sorprendida – ha dicho uno de las participantes – ese espacio no parecía irradiar nada de solemne o sagrado para mí. Luego, en la cripta oscura de Grossmünster, donde nos reunimos para orar como hermanas y hermanos en Cristo, fue como si una luz interior iluminara de repente las paredes grises y las murallas seculares. He sentido una profunda alegría y reverencia”. El último día, la lectura de algunos textos de San Nicolás de Flüe, patrón de Suiza y de Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, han constituido la base espiritual para la celebración de la Santa Cena. “Ser el cuerpo común de Cristo en la diversidad – ha sido la reflexión de uno de los presentes – ha sido un anticipo de la unidad visible de la Iglesia. ¡Era el encuentro con Cristo! Espero que en la convivencia de la vida y en el diálogo teológico demos pasos hacia adelante el uno hacia el otro”.
Stefania Tanesini
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