En tiempos de alerta por las temibles “ballenas azules” virales, por fin un juego contagioso… ¡pero positivo! En la web o, de forma tradicional, con papel y tijeras, hay un juego que contribuye a mantener sano y habitable el planeta en el que vivimos. Veamos de qué se trata. Primero: cliquear aquí (¡un paso por la web es necesario hasta para los más tradicionalistas!). A este punto, el “Cubo”, protagonista absoluto, nos recordará todas las veces en que nos medimos con el juego de probabilidades más conocido en el mundo, hecho de seis posibilidades y una pizca de suerte. Este nuevo Dado es mucho más que esto, tanto si se tira “en línea” como si se recorta y se construye con las propias manos (sugerencia para los más pequeños). Cada cara es una pequeña pero gran invitación a respetar el medio ambiente, la Tierra en la que vivimos y sus habitantes. Un mini compendio de ecología y relaciones sociales, válido para todas las edades, promovido por EcoOne una iniciativa ecológico/cultural difundida en más de 180 países, que puso en red a docentes, académicos, investigadores y profesionales para introducir las temáticas ambientales a nivel social, político y económico. Con una característica: no se trata de una proclama teórica, sino de una invitación inmediata a la práctica cotidiana. ¿Un ejemplo? «¡Descubre cosas increíbles!» dice una cara del dado. El mundo está lleno de cosas increíbles, de las cimas majestuosas de las montañas cubiertas de nieve a los abismos de los océanos, de la inmensa variedad de especias vegetales a cada ser viviente que puebla el planeta, aunque sea minúsculo: cada detalle de la naturaleza nos llena de estupor y maravilla, nos inspira respeto y gratitud por el Creador. ¿Qué puedo hacer hoy para ver el mundo con esos ojos?
Otro tiro, otra cara. «¡Sonríele al mundo!» Son sobre todo las acciones positivas las que pueden hacer de este mundo un lugar mejor. Reciclar los desechos o reutilizar objetos viejos, no derrochar el agua o apagar las luces, compartir el auto para recorrer un trayecto y así reducir las emisiones de gas o cultivar una pequeña huerta común. Es suficiente pensar que cada acción nuestra tiene su consecuencia. Y también: «¡Estamos todos conectados!» En el planeta, cada cosa está en relación con todo el resto. Una fábrica que emite humo, un riachuelo de agua contaminada, una botella de plástico olvidada en la orilla del mar. Cada acción, pequeña o grande, trae consecuencias, para bien o para mal. Y yo, ¿cómo puedo construir conexiones positivas? El juego sigue, no se detiene jamás: «El momento es ahora». ¿Cuántas veces dijimos “lo haré mañana”, pero después no lo hacemos? ¡El mundo no puede seguir esperando mientras nosotros aplazamos ese momento! Tengo que actuar ahora y volver a empezar con nueva energía después de cada fracaso. «¡Sólo lo que es necesario!» Como una planta extrae de la tierra sólo las sustancias nutritivas necesarias para crecer, así nosotros deberíamos aprender a distinguir entre deseos y necesidades, reduciendo lo más posible el impacto negativo de nuestras acciones y amplificando lo positivo. Y finalmente la última cara: «Cada cosa es un don». ¿Cómo preservar y proteger todo lo que me rodea, a fin de que también las generaciones futuras puedan gozar de ello? Jugadores empedernidos hay muchos, por suerte. «¡Sólo lo que es necesario! era la sugerencia del Dado de la Tierra hoy. Todo empezó con una ‘ducha temporizada’ (salir de la ducha antes de que suene el temporizador), luego reciclaje y reutilización del papel en el trabajo, y finalmente un almuerzo más liviano que de costumbre. Ok, tal vez son realmente pequeños pasos, pero siquiera ¡estaba en la jugada al 100%!» (San Pablo, Brasil). «¡Estamos todos conectados! leí hoy en el Dado, después de tirarlo. Me di cuenta de que había dejado las luces prendidas en casa, entonces regresé y las apagué antes de salir esa noche. Apagué también la computadora. ¡Realmente lo que hacemos tiene una influencia sobre los demás!» (Nairobi, Kenia) «El momento es ahora» ¡Empecemos a jugar! Nunca hubo un juego tan serio y fascinante al mismo tiempo.
Sanar las heridas que encontramos en los demás
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