¡No es sólo un apoyo a distancia!

 
Durante más de 26 años hemos tenido una adopción a distancia con AFN. Todo comenzó durante el período de noviazgo con la que ahora se ha convertido en mi esposo.

Un año, con motivo de la Navidad, le propuse que no nos diera el regalo sino que destinara el dinero que habríamos gastado (quizás algo más porque en realidad no nos hacíamos regalos importantes) a una adopción a distancia de la que había oído hablar.

Los dos trabajábamos y seguíamos en casa de nuestros padres, así que lo único que ganábamos era para nuestro futuro, para poder comprarnos una casa, muebles, gastos de boda, etc. pero nos sentíamos enormemente afortunados de poder hacer estos proyectos y queríamos compartir una pequeña parte de nuestro dinero con alguien que no había tenido las mismas oportunidades que nosotros.

Esto ha continuado y continúa hasta el día de hoy, y a lo largo de los años hemos conocido las realidades de la pobreza, aunque solo sea a través de las fotos y las cartas de actualización del proyecto Bukas Palad en Filipinas. Además, durante unos años un amigo muy querido vivió en Filipinas, por lo que parecía que “conocíamos” esa tierra más de cerca.

Así que cuando en 2009 se produjo el tifón, además de la adopción a distancia, participamos en la recaudación de fondos para las poblaciones afectadas de las que nuestro amigo nos envió fotos por correo electrónico y compartió con nosotros las necesidades que encontró, así como a través de él pudimos ayudar a una niña que vivía con su familia en condiciones precarias, especialmente en lo que respecta a la casa. Nos llamó la atención el hecho de que cuando fue al centro de Bukas Palad recibió una educación y al menos una comida, pero que el resto de su familia estaba en la pobreza y esto no nos dejó en paz. Así que a través de nuestra amiga pudimos darle ayuda extra con la que comprar ropa de casa, una alfombra que servía de piso, arreglaron un poco su casa, etc.

A lo largo de los años, nos han confiado varios alumnos que han asistido al centro Bukas Palad y hemos conocido historias familiares, precariedades y éxitos académicos de cada uno. La última chica ha terminado sus estudios y ahora está trabajando, por lo que nos han asignado una nueva chica. Entre los muchos a los que pudimos ayudar, nos llamó la atención la historia de una niña que nos contó que su padre era camionero (como mi marido) y que su madre, después de un largo periodo de enfermedad, había tenido complicaciones y había muerto de problemas renales.

Ahora nos sentimos conectados con el proyecto Bukas Palad como si hubiéramos contribuido a su nacimiento y crecimiento. No es solo una adopción a distancia, ahora es un vínculo con esa tierra.

¡Os damos las gracias por todo lo que habéis hecho como asociación en los últimos años, dándonos la oportunidad de participar en un proyecto maravilloso!

Italia – Fabiola y Albano