Palabra de Vida – Septiembre 2013

 
"No amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad". (1Jn 3,18)

“No amemos solamente con la lengua y de palabra,
sino con obras y de verdad”.
(1Jn 3, 18)*

Es san Juan quien escribe esta frase. Pone en guardia a su comunidad frente a los que exaltaban con palabras la fe en Jesús, pero una fe que no se concretaba en obras. Es más, éstas eran consideradas inútiles o superfluas, como si Jesús lo hubiese hecho ya todo. Se trataba de una fe vacía y estéril, porque dejaba la obra de Jesús sin el aporte indispensable que él nos pide a cada uno.

“No amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad”.

Amar con hechos. La verdadera fe, dice el apóstol, es la que da prueba de sí al amar como Jesús amó y nos enseñó a hacerlo. Ahora bien, la primera característica de este amor es lo concreto. Jesús no nos amó con hermosos discursos, sino que pasó entre nosotros haciendo el bien, sanando a todos, plenamente disponible para con quienes se le presentaban, comenzando por los más débiles, los pobres, los marginados… y dando su vida por nosotros.

“No amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad”.

El apóstol dice que además de amar con hechos tenemos que hacerlo también en la verdad. El amor cristiano, al tiempo que trata de traducirse en hechos concretos, se preocupa por inspirarse en la verdad del amor que encontramos en Jesús; se preocupa por realizar obras conformes a sus sentimientos y enseñanzas. Es decir que tenemos que amar en la dirección y en la medida que nos muestra Jesús.

“No amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad”.

¿Cómo vivir la Palabra de este mes? Su mensaje es hasta demasiado claro. Se trata de una llamada a la autenticidad cristiana en la que tanto insistió Jesús. Pero, ¿no es ésta también la gran expectativa del mundo? ¿No es acaso verdad que el mundo de hoy quiere ver testigos del amor de Jesús?

Amemos, entonces, con hechos y no de palabra, y comencemos por los servicios humildes que nos solicitan cada día los prójimos que están a nuestro lado. Amemos en la verdad. Jesús actuaba siempre en sintonía con la voluntad del Padre; y de la misma manera también nosotros tenemos que movernos en sintonía con la palabra de Jesús. Él quiere que lo veamos detrás de cada prójimo. En efecto, lo que le hagamos al otro lo considera hecho a él. Además, él quiere que amemos a los demás como a nosotros mismos y que nos amemos entre nosotros dispuestos a dar la vida el uno por el otro.

Amemos, entonces, de esta manera para ser instrumentos de Jesús para la salvación del mundo.

Chiara Lubich

Publicación mensual del Movimiento de los Focolares
* Este texto fue publicado por primera vez en Ciudad nueva, en agosto de 1998

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