Que la distancia no sea una excusa para no encontrarnos.

El pasado Domingo, los jóvenes en tres grupos diferentes, realizaron un programa lleno de presentaciones, juegos, preguntas y canciones. En años anteriores se dedicaba un fin de semana para que los padres de los jóvenes que están haciendo “la experiencia” en la Mariápolis tuvieran un espacio con sus hijos y con los otros familiares. Debido a las circunstancias, decidimos recurrir a los medios actuales para que este año no fuera la excepción.

Había padres desde Estados Unidos; hermanos desde España, incluso familias a solo 170 km. La ansiedad y los nervios se podían sentir en el aire, pero entre risas y lágrimas de emoción el clima se fue tornando tan familiar que solo había lugar para gozar de la unidad que se reflejaba en todos. Después de cada encuentro, toda la Mariápolis se contagiaba de la alegría de cada joven, muchos después de terminar la videoconferencia, de forma inesperada pero con un rumbo natural, continuaron el programa compartiendo algunos dulces para festejar y comentar momentos y elogiar familias que habían conocido tan solo unos minutos antes.

Fue una oportunidad para recordar que estamos lejos, que nos extrañamos, pero que nos seguimos acompañando y a pesar de que cada uno está viviendo en su respectivo lugar, el amor incondicional de cada miembro de la familia nos sostiene para ir adelante. La energía y calidez del día todavía queda palpable en muchos corazones hasta el día de hoy.