“No hay tiempo que perder: La vida es hoy”

 
Vuelve puntual, desde Mariápolis, la Fiesta de los Jóvenes, actualizada con los medios y a los tiempos que corren. La cita está al toque el 28-29/11.

El lema de la “Fiesta de los Jóvenes”, que, en 2012, se iría descifrando a lo largo de los dos días de convivencia en nuestra ciudadela Mariápolis Lía, hay que reconocer que contó también con la complicidad de un excepcional clima de primavera, para convertirse en un momento fuerte y gozoso para todos los participantes. “Venís acá, decís Hola, y ya sos uno más”, transmitía con entusiasmo en su celular un muchacho recién llegado.

hay que reconocer que contó también con la complicidad de un excepcional clima de primavera, para convertirse en un momento fuerte y gozoso para todos los participantes. “Venís acá, decís Hola, y ya sos uno más”, trasmitía con entusiasmo en su celular un muchacho recién llegado. De hecho, la acogida de toda esta juventud se venía preparando con esmero desde hacía meses con la expectativa de una cita convenida para soñar juntos y experimentar ya que es posible un mundo unido.

Para los que llegaron el sábado, un programa intenso, no apto para “espectadores”, sino para protagonistas desde el primer momento. Los 70 jóvenes, de 15 nacionalidades, que ese año hacían aquí su “experiencia”, fueron mostrando cada rincón, ilustrado con su vida en los trabajos, el estudio, la convivencia. Casas, talleres, capillas, canchas, espacios comunitarios adquirían en sus relatos el sentido de la cultura de la unidad. Pero luego, todos manos a la obra: murales, grafitis, danzas, teatro, música, tareas varias, todo lo que hacía falta para la fiesta. En fin, un día de trabajo gozoso y compartido, que culminaría por la noche en el anfiteatro con la puesta en común de lo logrado por cada equipo, y baile bajo las estrellas.

Y el domingo la fiesta fue una fiesta, del cuerpo y del espíritu. El lema que dominaba el salón, decorado en tono casi sombrío con hojas de diario y una ciudad gris como telón de fondo, planteaba la incógnita “DPF”, que una coreografía, las canciones y una hilarante comedia en cuentagotas iría descifrando como “Despertate, Pisá Fuerte, un nuevo mundo te espera”. Invitación y desafío, como se comprendía enseguida al trasponer la entrada al “Aeropuerto Mariápolis”, en que se había convertido el gran salón comunitario. Terminaría de dilucidarse cuando en grandes grupos los jóvenes y, con vuelos de utilería a los cinco “continentes”, se confrontarían con la soledad, el sin sentido, la miseria, el egoísmo y el desafío y la oportunidad de decidirse, comprometerse, ayudarse. Una vuelta de tuerca, lograda con mínimos recursos y una creatividad y simpatía fuera de lo común, que caló hondo en el corazón de todos y se hizo evidente al volver por la tarde masivamente al “Aeropuerto”.

La ciudad gris del fondo aparecía ahora en colores, el empapelado en hojas de diario sustituido por luminosos vitreaux pintados en los talleres, los testimonios de los jóvenes que se sucedían en el escenario mostraban vidas ya cambiadas, las canciones hablaban de “no estar por estar”. Un crescendo que, no podía menos que culminar invitando a todos a “no conformarse con pequeñas cosas y apuntar alto, a la fraternidad universal”.

Hasta aquí el relato de la fiesta de los jóvenes  2012 que, desde 1993, se venía replicando año tras año con  distintos lemas y formatos, gracias a la creatividad de los protagonistas de turno: “Sos capaz de grandes cosas… ¡Rompamos esquemas!”, en 2013;  “Vivamos esta locura”, en 2014, “Seamos luz en un mundo con sombras”, en 2019.

 

       

      

¿Y ahora, en este 2020 inaugurado con el distanciamiento obligatorio por la pandemia, sin la posibilidad de amucharse, como era característico de estas jornadas, nos quedaríamos sin la fiesta de los jóvenes, soñada por tantos como una cita fundamental para encontrar, festejar o afianzar un rumbo en la propia vida? Los jóvenes que este 2020  está concluyendo su experiencia en la ciudadela no estaban dispuestos a renunciar a juntarse para compartir los frutos de la experiencia de unidad que han hecho este año como ciudadanos de la Mariápolis. Cada generación tiene sus desafíos, que también  se convierten en oportunidades cuando hay creatividad, y eso aquí no ha faltado. Nativos digitales, hoy su vida puede correr por las redes y compartirse sin límites de espacio. Quiere decir entonces que la fiesta se hará con todo y con todos y todas, como las otras veces, el próximo sábado 28 y domingo 29 de noviembre, a través del Canal de YouTube. El primero será para conocer la ciudadela y su dinámica recorriéndola palmo a palmo y poner en común los distintos talentos de los participantes. Y el domingo para la fiesta, representando su vida con canciones, coreografías, testimonios, sketch y cuanto su inventiva logre plasmar de su ideal de un mundo unido.

“Obviamente, no ha sido tarea fácil, – nos cuentan Clarisa, de Brasil, Chiara, de El Salvador y Daniel, estadounidense, del equipo de difusión – porque todo tenía que hacerse por anticipado para grabar. Y además, ya para elegir un lema sobraban ideas.  Una de tantas era ‘conectate, salí, la vida es hoy’. Pero no, estamos hartos de conexión  y sentados, casi evadidos de  los que tenemos al lado. Otra era la imagen de la llama, el fuego, porque con ella hemos hecho hermosas experiencias de interioridad…,  pero  tampoco, en este momento incendiar es mala palabra.  Y así fueron pasando propuestas hasta que todos coincidimos en que lo importante, como jóvenes y en el mundo que vivimos, es que “no hay tiempo que perder, la vida es hoy”, el momento presente. Y de ahí en más se fue armonizando el trabajo de los distintos equipos, comenzando por el guión, teatro, coreo, música, ambientación, y todo fue tomando su ritmo, por supuesto cada vez más intenso, hasta estos últimos días, ya de cierre”.

“No es nuestra fiesta, sino la fiesta de la unidad que hemos construido entre nosotros, eso es lo que queremos compartir” resumían por eso en una frase la previa que se quiso presentar a todos los habitantes de la ciudadela cuando el proceso ya estaba culminando. Un momento gozoso, espontáneo y, más allá de los nervios, las salidas y gestos intempestivos de vitalidad a flor de piel, contenidos y armonizados por una evidente capacidad de relación cultivada entre todos a lo largo de un año. “Eso es lo que queremos compartir en esta FDJ2020”.

Estás a un toque: https://www.youtube.com/channel/UCFUTBuZrGVoGBxfZZsmK88Q