20140811-01“Cuando éramos jóvenes como vosotros, como la mayoría de vosotros, siempre nos hizo una gran impresión una frase que santa Chiara dijo a san Francisco cuando san Francisco prácticamente la arrastró en su camino y san Francisco le dijo: «Hija, ¿qué deseas?»

Aquí había que esperarse de todo, es decir, que ella dijese: “Quiero seguirte en el camino de la pobreza, quiero hacerme monja, quiero encerrarme en un convento”, etc. En cambio ella acertó. “Hija, ¿qué deseas?”, y ella dijo: “Dios”. Deseaba Dios porque elegía a Dios, porque Dios la había elegido.

Es la misma elección que hicimos nosotras al inicio del Movimiento, hicimos una única elección: ¡Dios! Dios se revelaba por encima de los bombardeos y de todas las cosas, creímos en Dios, hicimos de Dios el ideal de nuestra vida. Y vemos que esta elección siempre es nueva porque Dios nos hace posponer un poco todas las riquezas que a lo mejor, sin darnos cuenta, vamos acumulando.

Quizás somos ricos del focolar, somos ricos de las cosas, somos ricos del pensamiento, de los estudios, somos ricos, no lo se, de nuestros familiares, quizás somos ricos de nuestro sacerdocio, quizás somos ricos todavía de algo más. Todo esto, nuestro ideal que es Jesús abandonado, que es nada, que se ha hecho nada, nos lo hace posponer para poner a Dios en primer lugar y el resto hacerlo todo porque es voluntad de Dios. Esto es lo que hoy, de nuevo, nos recuerda santa Chiara. Ella lo hizo eligiendo el camino de la pobreza; nosotros lo hacemos eligiendo el camino de la unidad, teniendo siempre Jesús en medio de nosotros, el Resucitado y Jesús en nosotros a través del amor a Jesús abandonado”.

Mollens, 11 de agosto de 1987

Publicado en: www.centrochiaralubich.org

 

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