Movimiento de los Focolares
Libertad de expresión y sus límites

Libertad de expresión y sus límites

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Tg1, edición de las 8.00 – del 19 de enero de 2015 (Entrevista a María Voce a partir del minuto 8’ 10’’ más o menos)

A propósito de la reciente masacre ocurrida en París, en Nigeria y en Pakistán, la presidente de los Focolares ha emitido una declaración y el 19 de enero intervino en “Uno Mattina” sobre el tema del terrorismo, y a continuación fue entrevistada por el Tgl de las 8. «El diálogo entre las religiones es la verdadera respuesta que vence a la violencia», dijo, respondiendo a Letizia Cioffarelli. «Y no sólo el diálogo con el Islam, sino que pensamos en el diálogo con cualquier persona que encontramos más allá de su creencia religiosa, de cualquier ideología que tenga. Pensamos que es necesario difundir una cultura del encuentro, del respeto hacia el otro como hermano, porque es nuestro hermano, porque somos hijos de Dios como hombres. Si se difunde esta cultura se puede contrarrestar eficazmente el terrorismo, de lo contrario es como una planta que hemos dejado crecer demasiado, porque estamos sumergidos en una cultura de la sospecha, del desencuentro, de la desconfianza del uno hacia el otro». El asunto de las caricaturas ha puesto sobre el tapete el tema de la libertad de expresión. ¿Cómo se defiende verdaderamente? Pregunta la periodista de Tgl. «No existe una libertad que tenga la atribución de ofender a los demás, ésta no es una verdadera libertad. La libertad es la que permite amar al otro donándose completamente. Por lo tanto, si nosotros vemos en el límite la posibilidad de un amor más grande, dejamos a los otros libres y somos libres también nosotros».
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Uno Mattina del 19 de enero – desde el minuto 21’ 38” y desde de minuto 28’ 33”

Reitera así un concepto que ya había expresado en la intervención de “Uno Mattina”, cuando el conductor hizo referencia a la expresión del Papa “si tú insultas a mi madre debes esperar un puñetazo mío”: «La forma un poco extrema con la que el Papa se expresó, manifiesta claramente una cosa fundamental – afirma María Voce- es decir que no se puede pensar que exista una libertad sin límites, porque la libertad de la persona tiene valor en cuanto sirve al bien común». «Ninguno de nosotros – continúa- quiere que se limite su libertad, pero si este límite es el ejercicio de un amor más grande, porque por amor al otro yo me limito en lo que podría hacer (nadie me lo impide, pero yo me pongo el límite por amor), entonces soy verdaderamente libre».

Chiara Lubich: se abre la causa de canonización

Chiara Lubich: se abre la causa de canonización

Chiara-Lubich-01Con una carta al Movimiento de los Focolares la presidente María Voce comunicó con intensa alegría la apertura de la causa, e invitó a todos los que viven la espiritualidad de la unidad a ser un «testimonio vivo» de lo que Chiara vivió, anunció y compartió con tantos, el compromiso común de «hacerse santos juntos».

La decisión de pedir la apertura de la causa de canonización había sido anunciada por María Voce el 7 de diciembre de 2013, con el auspicio de que tal reconocimiento pudiera animar a muchos a un mayor compromiso moral y espiritual para el bien de la humanidad.

El evento del 27 de enero se podrá seguir por Internet: http://live.focolare.org

 

En el corazón de la ciudad se enciende  la fraternidad

En el corazón de la ciudad se enciende la fraternidad

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En nuestro país el 25 de diciembre no es feriado – cuenta una voluntaria de un Centro para niños con capacidades diferentes. Sin embargo, advirtiendo con tiempo a las familias de los niños que hacen aquí su rehabilitación, al menos ese día interrumpimos las labores. Así, de acuerdo con los chicos del equipo, pensamos pasar la Navidad en el Centro, almorzando juntos.

Los chicos invitaron también a algunos jóvenes que a lo largo del año nos ayudaron en el servicio en los orfanatos, y estaban contentos de asistir a nuestro festejo. Algunos de ellos son cristianos, otros no, como la mayoría de las personas a nuestro alrededor, pero cada uno guarda en el corazón el deseo de ser una familia.

Cuando nos saludamos, en todos había una mirada de alegría, como cuando se espera algo hermoso.

En este periodo, cerca del Centro, en el que tratamos de poner en práctica la espiritualidad de la unidad, están alojadas algunas familias cuyos niños estamos cuidando. Vienen de lejos. Están viviendo situaciones muy difíciles y dolorosas, por un sinnúmero de motivos. Aunque nuestro servicio estaba suspendido, les preguntamos si querían venir para pasar juntos un momento de festejo. Todas aceptaron. Una mamá se puso a llorar, por la felicidad que le dio la propuesta: “Sé que la Navidad para ustedes es una celebración muy importante; si me invitan significa entonces que ¡también yo soy importante!”.

Otra mamá, unas tres semanas antes había tomado un tren para venir a la ciudad con su esposo y traer a consulta médica a su hija que sufre una forma grave de parálisis cerebral. Visitó varios lugares pero en todos le dijeron que tanto esfuerzo no valía la pena, que era mejor regresar a casa y dejar las cosas tal como estaban. Con una gran desilusión, consiguió el pasaje de tren para esa tarde. Fue entonces cuando se acordó de una pariente cristiana que tiempo atrás le había hablado de una iglesia que había visitado. Aunque ella no es cristiana, sintió el impulso de buscar esta iglesia. La encontró, y ahí habló con un sacerdote. Éste conocía a un joven de nuestro equipo, que canta en el coro de la iglesia, y le dijo: “Mire, aquí cerca, caminando un cuarto de hora, usted puede llegar a un lugar en el que reciben a niños como su hija. Haga el intento”. Le explicó el camino y así llegaron a nuestro Centro. Aunque no tenían cita, dos de nosotros las recibieron.

Poco tiempo después, ella llamó a su esposo, que las esperaba en el hotel, y le dijo: “Ya no partimos”.

Luego entendimos que la relación entre ellos estaba atravesando por un momento de crisis, precisamente por la niña: “Cuando llegué aquí, lo que más me impresionó fue la sonrisa de las personas. Volví a encontrar la esperanza y también mi esposo ya no está tan deprimido”.

La invitación a nuestro festejo se extendió también a ellos. Navidad… ¡un Dios que se vuelve pequeño para hacernos a todos hermanos!