En los días sucesivos a la crucifixión de Jesús, sus discípulos se encerraron en casa, asustados y desorientados. Lo habían seguido por los caminos de Palestina mientras anunciaba a todos que Dios es Padre y ama tiernamente a cada persona.

Jesús había sido enviado por el Padre no solo para testimoniar con su vida esta gran novedad, sino también para abrirle a la humanidad el camino para encontrarse con Dios; un Dios que es Trinidad, comunidad de amor en sí mismo, y que quiere incluir en este abrazo a sus criaturas. Durante su misión, muchos vieron, oyeron y experimentaron la bondad y los efectos de sus gestos y de sus palabras  de acogida, perdón, esperanza… Luego  llegó la condena y la crucifixión.

Y en este contexto el Evangelio de Juan nos cuenta que Jesús, resucitado al tercer día, se aparece a los suyos y los invita a proseguir su misión:

«Como el Padre me envió, también yo os envío».

Como si les dijese: «¿Recordáis cómo he compartido con vosotros mi vida?, ¿cómo he saciado vuestra hambre y sed de justicia y de paz?, ¿cómo he sanado los corazones y los cuerpos de tantos marginados y descartados de la sociedad?, ¿cómo he defendido la dignidad de los pobres, de las viudas, de los extranjeros? Seguid ahora vosotros: anunciad a todos el Evangelio que habéis recibido, anunciad que Dios desea que todos se encuentren con Él y que sois todos hermanos y hermanas».

Cada persona, creada a imagen de Dios Amor, tiene ya en el corazón el deseo del encuentro; todas las culturas y todas las sociedades tienden a construir relaciones de convivencia. Pero

¡cuánto esfuerzo, cuántas contradicciones, cuántas dificultades para alcanzar esta meta! Esta profunda aspiración choca cada día con nuestras fragilidades, con nuestros miedos y cerrazones, con la desconfianza y los juicios recíprocos.

Y sin embargo, el Señor nos sigue dirigiendo con confianza la misma invitación:

«Como el Padre me envió, también yo os envío».

¿Cómo vivir en este mes una invitación tan audaz? La misión de suscitar la fraternidad en una humanidad tantas veces herida ¿no es una batalla perdida antes incluso de que comience? Solos nunca podríamos conseguirlo, y por eso Jesús nos ha hecho un regalo muy especial, el Espíritu Santo, que nos sostiene en el compromiso de amar a cada persona, aunque sea un enemigo.

«El Espíritu Santo, que se nos da en el bautismo […], al ser espíritu de amor y de unidad, hacía de todos los creyentes una sola cosa con el Resucitado y entre ellos, superando todas las diferencias de raza, de cultura y de clase social. […] Con nuestro egoísmo es como se construyen las barreras con las que nos aislamos y excluimos a quienes son distintos de nosotros. […] Por ello, escuchando la voz del Espíritu Santo, trataremos de crecer en comunión […] superando las semillas de división que llevamos dentro de nosotros»1.

En este mes, con la ayuda del Espíritu Santo, recordemos y vivamos también nosotros las palabras del amor en cualquier ocasión que tengamos, grande o pequeña, de relacionarnos con los demás: acoger, escuchar, compadecer, dialogar, alentar, incluir, cuidar, perdonar, valorar… Así viviremos la invitación de Jesús a continuar su misión y seremos canales de esa vida que Él nos ha dado.

Es lo que experimentaron un grupo de monjes budistas durante su estancia en la ciudadela internacional de Loppiano, en Italia, cuyos 800 habitantes procuran vivir con fidelidad el Evangelio. Se quedaron profundamente impactados por el amor evangélico, que no conocían. Uno de ellos cuenta: «Dejaba mis zapatos sucios a la puerta de la habitación, y a la mañana siguiente me los encontraba limpios. Dejaba mi ropa usada fuera y por la mañana me la encontraba limpia y planchada. Sabían que tenía frío porque soy del sureste de Asia, y entonces subían la calefacción y me daban mantas… Un día pregunté: “¿Por que lo hacéis?”. “Porque te queremos”, me respondieron»2. Esta experiencia abrió el camino a un diálogo verdadero entre budistas y cristianos.

LETIZIA MAGRI

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  1. Cf. C. LUBICH, «Palabra de vida», enero de 1994: Ciudad Nueva 295 (1994/1), 33.
  2. Cf. C. LUBICH, «Mi experiencia en el campo interreligioso: los puntos de la espiritualidad abiertos a otras religiones», Aquisgrán (Alemania), 13-11-

11 Comments

  • Can we have an account for us to get the information about our movement bse we have awhatapp group and we lack word of life

  • Siempre leer la palabra de Vida es encontrar un camino para andar en el día. Hoy me refuerza la convicción de amar en toda circunstancia poniendo en acción las palabras de amor, que son justamente el amor concreto: acoqer, escuchar, compadecer,… Gracias!

  • Il signore ci vi mi ti dia pace è in corso il time out in tutto il mondo io prego con il cuore fraternamente con tutti del movimento dei focolari: famiglie,volontari,viventi e chi si è addormentato/a nel Signore Gesù!

  • Buongiorno pace a voi focolarini/e. Sì, questi sono atti d’amore illuminati dallo spirito santo il Dio sconosciuto fai a te stesso quello che vorresti fatto te! pace misericordia gioia. Buona giornata»dice San Francesco perché tutte/i mi vengono dietro, Francesco umile e povero entra ricco nel regno dei cieli!»

  • am proud being online as a forcolare member but all n all i will try living by this word of life by sacrifice doing charitable works i remain brave st.kagwa bushenyi high school uganda

  • o importante é ter a palavra de vida E depois vive-la, ou tentar viver na simplicidade como Jesus nos ensina.

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