VenezuelaConstructores de paz
«En la situación de grave crisis que nuestro país está atravesando, queremos ayudarnos a vivir como cristianos coherentes. En Valencia, la ciudad más afectada por los saqueos, vivimos días de confusión e histeria colectiva. Varios sectores industriales fueron saqueados salvajemente sin que los policías intervinieran. Más aún, vimos a los mismos militares que incitaban al saqueo de las tiendas, trayendo camiones y herramientas. Ciudad bloqueada, detenciones, clima de tensión, rabia y hambre. En esta situación, en familia y con otros amigos, tratamos de ser un apoyo los unos por los otros y comunicar esperanza, sin juzgar a aquellos que se llevaron de las tiendas cualquier cantidad de cosas, incluso estufas y repuestos para autos. Asistimos también a la continua intervención de la providencia que hace llegar medicinas y alimentos para familias enteras. Es impresionante el amor de Dios que cuida de sus hijos». (O.T. – Venezuela)

Chef
«Soy chef y me gusta pensar que la vida es un ejercicio para llegar al banquete del Cielo. ¿Tal vez Jesús no empezó su vida pública en un almuerzo de boda en Caná? ¿No participó en muchos convites, hasta la última cena, prometiéndonos un banquete final en el cual, seguramente, también los chefs como yo tendrán su lugar? En mi servicio en la cocina el objetivo no es tanto el plato en sí mismo, sino las personas que saborearán el fruto de mi empeño. Trato de no trabajar sólo para hacer carrera, ser un buen marido y un buen padre, sino por Dios». (V. – Italia)

El “truco”
«En el apartamento donde vivo con otros estudiantes, no siempre es fácil la convivencia, porque tienen costumbres distintas de las mías. Un día, desanimado, estaba pensando en buscarme otro alojamiento, cuando mi novia me sugirió que tomara yo la iniciativa e hiciera algo para mis coinquilinos. Ella misma me ayudó a preparar un postre. ¡Un gesto tan sencillo! Sin embargo sirvió para desbloquear las relaciones, tanto que empezó entre todos una especie de competencia para salir el uno al encuentro del otro. Ahora ya sé el “truco”: cuando se presenta alguna dificultad, puedo empezar siendo el primero en amar». (B. C. – República Checa)

Verdadera pobreza
«Tengo un amigo inválido que recibe una jubilación mínima y es marginado por sus hermanos y hermanas. Un día me contó: «Le compré un par de zapatos a G., cada día le brindo el desayuno en la cafetería. Ahora pienso pagarle la dentadura postiza». Diariamente él hace gestos de este tipo, sin embargo lo tachan de asocial, incluso dicen que no tiene capacidad de entender y querer. En cambio a mí me conmueve siempre la bondad de ese hombre, quien aun en sus difíciles condiciones sabe captar las necesidades de los demás. Un día me decía: «Cuando alguien sufre, yo lo siento muy parecido a mí. Poderlo ayudar me hace sentir vivo y realizado»».  (T. – Italia)

 

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