Veinticinco años de presencia de los Focolares en tierra albanesa

“Nosotros, que hemos seguido el desarrollo del Movimiento en el mundo y en Albania en particular, hemos notado la respuesta concreta de los Focolares a la necesidad de los albaneses, a nuestra exigencia de unidad”. Lo afirma Donika Omari, publicista y traductora albanesa, de covicciones no religiosas, con ocasión del vigésimo quinto aniversario de la llegada de la espiritualidad de la unidad al “país de las águilas”. Albania es una tierra que aún sufre por las divisiones sociales, ideológicas y religiosas: en el país hay musulmanes, con la presencia de la confraternidad religiosa sufi de la Orden Bektashi; cristianos, en su mayoría católicos y ortodoxos; y muchas personas que no reconocen un credo religioso. “El mensaje de unidad de Chiara Lubich que supera divisiones de cualquier tipo entre las personas – prosigue Donika Omari – ha sido saludable para nuestra tierra”.

El primer focolarino que llegó a Albania fue Gigi Franco y se instaló en la ciudad de Dirraquio (o Durrës) en 1991, donde lo recibió una familia. Luego llegó un segundo focolarino, y entonces se abrió el focolar masculino en Tirana y, algunos años después, también el focolar femenino. A partir de entonces se fue formando una comunidad de la que forman parte cristianos, musulmanes y personas sin un credo religioso. “El espíritu del ‘hacerse uno con el prójimo’, la fraternidad entre las personas sin distinción de categoría social, raza, nacionalidad, ideología – explica Donika Omari – son mensajes que me atrajeron desde el comienzo, en este Movimiento. Hay gran necesidad de todo ello en nuestro país, en donde nuevos y viejos trastornos sociales han obstaculizado la normalización de las relaciones humanas”. Un camino que conoció también momentos muy dolorosos, como la guerra en Kosovo en 1999. En ese momento todo el Movimiento en el mundo se movilizó para recoger ayudas, contribuir a la acogida de más de 500.000 refugiados e intervenir, después de la guerra, para la reconstrucción.

Por los veinticinco años de los Focolares, en Tirana se realizó un evento público en el Aula Magna de la universidad católica “Nuestra Señora del Buen Consejo” y se presentó también la traducción albanesa del libro de Chiara Lubich “Un camino nuevo”. Los participantes fueron 200, con representaciones de Kosovo y Macedonia. Estaban presentes el Nuncio Apostólico Mons.Charles Brown, el arzobispo de la Iglesia católica Mons. Frendo, el obispo Asti Bakallbashi de la Catedral ortodoxa de Tirana, el Prof. Shehu, musulmán, docente de Pedagogía en la Universidad de Skopje. “Este aniversario está en la línea de la continuidad y del desarrollo – dice Livio Brianza, quien vivió en el focolar de Tirana durante 12 años –. Me dio alegría ver, a pesar de la presencia masiva del consumismo y la ansiedad por un futuro precario que a muchos les hace pensar en emigrar, el apego, incluso en los más jóvenes, a los valores familiares y sociales de la sociedad albanesa”. La Presidente de los Focolares, María Voce, envió un mensaje en el que expresa a la comunidad albanesa de los Focolares el deseo de que: “alimentados y fortificados por el continuo amor recíproco, podáis dar un aporte, con creciente esfuerzo y compromiso, para que vuestras ciudades ‘resplandezcan como el oro’ por la presencia más intensa entre vosotros del amor de los Amores”. “Veinticinco años atrás quería cambiar el mundo – dice Madi Roço, albanesa, experta en legislación ambiental – y estaba segura de que vería un mundo unido con mis ojos. Aún hoy tengo el mismo sueño, fuerte y claro. Ver la ‘familia’ de los Focolares crecida y unida mi armó de coraje para seguir adelante”.

Cristina Tomelleri

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