Abogados, jueces y estudiantes de leyes de diferentes denominaciones cristianas se reunieron en noviembre pasado para analizar el compromiso profesional a partir del Evangelio. “El Evangelio tiene profundas implicaciones también en el mundo legal y la Lawyers’ Christian Fellowship (LCF, asociación de juristas cristianos) quiere llevar la Buena Noticia de Jesús en este contexto”. Esto es lo que se lee en la página Web de la histórica organización británica que desde 1852 reúne a juristas, abogados y estudiantes de diferentes denominaciones cristianas. Tres áreas de compromiso se desarrollaron a lo largo de 150 años de actividad: vivir de acuerdo con las “leyes” evangélicas en el trabajo diario; formar jóvenes juristas y actuar a nivel internacional. Y es en esta última línea que se inserta la conferencia: “Un jurista según el corazón de Dios: la lección del Salmo 119”, también se invitó a participar a la Comunión y Derecho (CyD), la red internacional que reúne juristas, abogados y estudiantes animados por la espiritualidad de los Focolares. Hemos hecho algunas preguntas a Elisabetta Scomazzon y Pasquale De Rosa, consultores en el campo jurídico-canónico, que participaron en nombre de CyD. ¿Cuál es el “enfoque” de estas reuniones entre juristas de diferentes Iglesias? Elisabetta Scomazzon: La fe es el centro y el vínculo más fuerte que nos une, incluso antes de la profesión jurídica. Estas reuniones son particularmente importantes porque se pasa de estar unidos afectivamente a la búsqueda de posibles formas también en el campo jurídico, por ejemplo a través de un compromiso claro y manifiesto en defensa de los sectores más débiles de la sociedad. Estas son opciones en las que el derecho puede contribuir a construir relaciones más fraternales y capaces de tener actitudes constructivas. ¿Cuáles son los puntos en común y aquellos en los que todavía hay que trabajar, jurídicamente hablando, y que han tratado? Pasquale De Rosa: En común, tenemos sobre todo el compromiso de ser testigos de la vida cristiana en la profesión, por ejemplo, en la relación abogado-cliente y en las diferentes áreas donde un jurista trabaja como cristiano: ser testigos auténticos, portadores de la novedad que aporta el cristianismo. . Nuestro trabajo avanza en paralelo con el camino de nuestras Iglesias de pertenencia y se trata para nosotros de colaborar juntos, a partir de lo que Chiara Lubich definió como el diálogo de la vida, compartiendo nuestras experiencias como juristas, por ejemplo, un tema candente es el de los derechos humanos y su declinación en los múltiples desafíos actuales. ¿De qué manera los hombres y mujeres “de la ley” de Iglesias diferentes contribuyen a la paz y la armonía de sus respectivas sociedades, en un clima como el actual, atravesado por ideas y prácticas divisivas? Elisabetta Scomazzon: Cada pueblo y nación se da reglas, tiene un orden e incluso la ley puede ser un instrumento de comunión que ayuda a encontrar respuestas a las preguntas urgentes de nuestro planeta y al grito de la humanidad que sufre injusticias, explotaciones y guerras. Encontrar soluciones en el campo jurídico, juntos, cristianos de diferentes Iglesias, puede que no sea una utopía, sino una gran oportunidad y una oportunidad para dar esperanza de que la unidad es posible.
por la Redacción
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