El premio intitulado a Klaus Hemmerle se le confirió este año al Obispo luterano Christian Krause, el pasado 20 de enero, en la catedral imperial de Aquisgrana. Para Christian Krause tiene un significado muy especial: «Es un premio que primero que nada me toca el corazón sobretodo porque es el recuerdo de una persona maravillosa: Klaus Hemmerle». Es la segunda vez que este premio es otorgado en conmemoración del difunto Obispo de Aquisgrana, un pionero de la vida ecuménica de la Iglesia alemana y al mismo tiempo gran teólogo, que en el ámbito de los Focolares había encontrado su “linfa vital”. La primera edición del premio fue para el profesor hebreo Ernst-Ludwig Ehrlich, en el 2003; esta segunda vez el beneficiario es un exponente eminente del luteranismo mundial y un ecumenista de verdadera pasión. Krause, amigo de Hemmerle, ha sido constructor de puentes en las más variadas situaciones de su vida. En 1971 fue llamado a dirigir un gran proyecto en favor de los refugiados de la Federación Luterana Mundial en Tanzania. De 1972 a 1985 le fueron confiadas las relaciones con el extranjero de la Iglesia evangélico-luterana en Alemania. En tal función, y sucesivamente como Secretario General de la “Jornada Evangélica de la Iglesia” (1985-1994), se dedicó con gran empeño al ecumenismo y a la solidaridad, a nivel mundial. Una profunda amistad lo une a numerosísimos cristianos en todo el mundo, sobre todo en África, Asia y América Latina. Fruto de esta confianza ha sido el hecho que, después de su consagración como obispo de la Iglesia regional de Braunschweig, durante la reunión plenaria de la Federación Mundial Luterana en Hong Kong en 1997, fue electo Presidente de la misma. En este papel firmó en 1999, en Augsburg, la Declaración conjunta sobre la Doctrina de la Justificación, junto con el Cardenal católico Edward I. Cassidy. Hoy el obispo Krause dirige el Centro luterano de Wittenberg, en la ciudad de la cual partió, en 1517, la reforma de Lutero. La idea que ha dado origen a este Centro es la de ofrecer al siempre creciente “turismo luterano” «un respiro espiritual, ecuménico y mundial». Para el futuro de la Iglesia, auspicia una nueva relación entre la jerarquía y los movimientos espirituales y carismáticos. «De allí podría nacer una comprensión de la Iglesia del todo nueva», afirmó Christian Krause. Su modelo de ecumenismo es el compartido con el mismo Klaus Hemmerle: «Debemos aprender, en todos los niveles, a ser amigos y a tratarnos como tales». (de Joachim Schwind – Revista Città Nuova – n. 1/06)
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