Ene 4, 2019 | Sin categorizar
Los niños, en la fiesta de Epifanía suelen recibir regalos. Y en el Niño Jesús ¿quién piensa? Un hecho, que aconteció de verdad, contado por Chiara Lubich a los pequeños de la Ciudadela Internacional de Loppiano (Italia).
(…) Yo tengo que contarles una historia que sucedió en Navidad. En un pueblo, mejor dicho, en una ciudad que se llama Vicenza – es una historia verdadera (…). (…) Allí había un párroco, un sacerdote que había llegado hacía poco a la parroquia y les había enseñado a los niños y a las niñas el arte de amar (…) Se acercaba la Navidad y entonces el párroco le dijo a estos niños: «Miren, pronto llega la Navidad, es necesario que ustedes hagan muchos, muchos, muchos actos de amor para el Niño Jesús», y los niños dijeron: «Está bien», y empezaron a hacer muchos actos de amor. La vigilia de Navidad, cuando Jesús todavía no había nacido, el párroco puso afuera el pesebre vacío; vacío porque Jesús todavía no había nacido. Esa misma tarde vio llegar a los niños con un paquete grande, grande, grande, repleto de rollitos amarillos, muchos rollitos amarillos: eran 277, 277. Eran 277 actos de amor. Entonces, ¿qué hizo el párroco? Tomó todos estos rollitos y los puso en una bolsa, llenó una gran bolsa y la puso sobre el pesebre. Y dijo a los niños: «Así, apenas nace el Niño Jesús tendrá como almohada, pero también como colchón, sus actos de amor». Los niños (…) se pusieron contentísimos. Entonces llegó el día de Navidad, era más o menos el mediodía, quizás las 11, o quizás las 10 y media, y el párroco dijo: «Y ahora ¿qué hacemos con todos estos actos de amor? ¿Saben, niños, qué hacemos? Los ponemos… los atamos, formando muchos paquetitos, estos paquetitos los atamos a muchos globos, es más –dijo- hacemos dos ramilletes de globos, un grupo de globos por acá y el otro grupo de globos por allá, y atamos estos paquetitos con los actos de amor. De este modo –dijo- los mandamos al Cielo y suben a donde está Jesús». Naturalmente todos los niños se pusieron a ayudar, era necesario comprar los globos, atar los paquetitos, había que atar los paquetitos a los globos, y había que hacerlos volar. Y el párroco los ayudó e hizo volar los globos hacia el cielo. Los niños estaban contentos. Miraban, miraban y los veían cada vez más pequeños, cada vez más pequeños, cada vez más pequeños hasta que ya no se veían. Y alguien decía: «Habrán estallado»; y otro: «Habrán estallado»; otro decía: « ¿Quién sabe?». En cambio, no. Allá arriba, arriba, arriba hacía viento, y ¿qué hizo el viento? Empujaba a los globos para acá, después para allá, y después para adelante, para allá, para acá; durante una hora, dos horas, tres horas, cuatro horas, cinco horas, siempre en alto con el viento que los mandaba para allá y para acá; seis horas, siete horas, ocho horas, nueve horas. A las nueve de la noche – tienen que saber que el párroco, junto con los actos de amor, había puesto también su número de teléfono, lo había puesto allí dentro – entonces, cuando eran las nueve de la noche, sucedió que en una ciudad, que se llama Reggio Emilia, lejos, lejos, quizás a unos doscientos kilómetros – doscientos kilómetros son muchísimos, casi como de aquí a Roma, más o menos – a un cierto momento, en esta ciudad, en Reggio Emilia, había una casa rodeada por un lindo parque, por un jardín y en este jardín estaban seis niños, que no conocían el arte de amar, eran seis niños comunes y corrientes, que estaban afuera en el jardín y jugaban. En un determinado momento estaban allí, tristes y aburridos, porque habían hecho la fiesta de los Reyes Magos, que pasarían después, pero era una fiesta de los Reyes Magos que no les había gustado nada. Y entonces estaban allí, tristes, tristes. De pronto, aunque ya era de noche, levantaron la mirada y vieron caer por tierra unos globos y junto a los globos muchos paquetitos. Estos niños, al ver caer todos estos paquetitos del cielo, se pusieron a festejar, contentos. ¡Nada que ver con la fiesta de antes! «Éste es el Niño Jesús que nos manda todos estos globos», dijeron. Y piensen que llegaron por milagro, porque si hubiese pasado un avión habría roto todos los globos, o bien, si esos globos hubiesen estado atados con hilos gruesos, podían haber entrado en los motores del avión, y habrían podido ponerlo en peligro, pero en cambio, no: no encontraron ningún avión. Por lo tanto llegaron hasta allí. Los niños, enseguida: «Papá… mamá, papá, mamá, miren lo que pasa: llueven muchos paquetitos del cielo; miren lo que hay adentro». Entonces el papá y la mamá salieron – quizás estaban también los abuelos, no lo sé – y miraron estos… y vieron todos estos paquetitos, y todos estos rollitos amarillos, y entonces los abrieron y empezaron a leer. Entonces uno abre uno de estos rollitos y encuentra: «He pedido disculpas a mi compañera por amor a Jesús». Otro: «Te ofrezco el esfuerzo que hice esta mañana para levantarme y hacer de monaguillo». Otro: «Hice un favor, aunque me costó un gran esfuerzo». Y después otro: «Yo siempre le pido perdón a Dios, cuando mi abuelo blasfema»: dice groserías. Y otro más: «Yo esta semana le ayudé a mis papás a poner la mesa y a llevar las bolsas de las compras, a limpiar el piso y a barrer»; éste hizo muchas cosas. Y después escuchen a este otro: «Sequé los cubiertos sin que mi mamá me lo pidiera, y la ayudé a hacer la limpieza». Otro acto de amor. Y otro: «Cuando mi hermano Sebastián no quiere dormir, yo lo tomo en brazos y lo llevo a la cama, a la mía o a la de mis papás, y lo duermo cantándole canciones o contándole historias». Y otro: «Cuando estábamos en la piscina le presté el gorro a mi hermano, porque no tenía». Espera, hay otro. Yo aquí tengo sólo algunos, que les traje, porque serían 277, ¡son muchísimos! Escuchen éste: «Le pelé las mandarinas al abuelo porque vi que le dolía la mano, y le até los cordones de los zapatos a mi prima Alexia porque a la abuela le dolía la espalda». Éste estuvo atento a todo, ¿eh? Todavía otro, es el último: «Escuché el consejo del dado: ser el primero en amar, y como había ido a confesarme y había muchos niños, dejé que todos pasaran antes para confesarse, y mi mamá no sabía nada». Bueno, son sólo algunos ejemplos de estos niños. Entonces, ¿qué hicieron con estos rollitos? Como les he dicho – se los llevaron a sus papás, y los papás vieron que dentro de los rollitos estaba el número de teléfono de quien los había enviado, del párroco, era el número de teléfono del párroco. Y ¿qué hicieron? Ya eran las nueve de la noche, pero aunque era tarde, marcaron el número de teléfono y respondió el párroco. Y preguntaron: « ¿Usted es el Padre tal y tal?» «Sí, sí, sí, yo soy el Padre…» «Aquí llegaron todos estos actos de amor de parte de sus niños, ¿qué hacemos?». Y allí mismo se pusieron de acuerdo para que los niños llevaran a la escuela todos estos 277 actos de amor; hablaron con su catequista, y ahora juntos están respondiendo a los niños de Vicenza. También estos seis niños, (de Reggio Emilia), también estos seis niños aprenderán a hacer actos de amor. Es así. Fuente: Centro Chiara Lubich
Ene 3, 2019 | Sin categorizar
Lubumbashi, importante ciudad minera de un millón y medio de habitantes, en el sur del país, acoge el focolar femenino. Amisa Tabu vive aquí y nos cuenta la vida de esta comunidad que irradia su acción a ocho provincias en Katanga y en Kasai Amisa, ¿cómo ha nacido la comunidad de los Focolares en este territorio? Hace 30 años, gracias al trabajo de algunos misione- ros en Lubumbashi cobró vida una pequeña comunidad que, a 2000 km de Kinshasa, en 2011 pidió la presencia del focolar. Cuando el movimiento se dio las tres líneas de acción: “salir, juntos, conveniente- mente preparados”, con la invitación del Papa Francisco de ir a las”periferias existenciales”, nos preguntamos por qué “siempre éramos los mismos”. Comprendimos que no era suficiente decir a la gente que Dios es amor, sino que tenía- mos que pasar a concretizar. Aquí fueron importantes los estímulos de Humanidad Nueva: dar testimonio del Evangelio vivido en las diver- sas áreas de trabajo, como la salud, la educación, el ejercicio de la justicia, el comercio, etc. Al hacerlo, nos dimos cuenta de que la comunidad comen- zaba a crecer. El ideal de vida que proponíamos se volvía atractivo. ¿Cómo se sitúa el focolar con una comunidad en crecimiento? Con las puertas siempre abiertas. Chiara Lubich nos dejó como testamento “ser siempre familia”. La gente debe poder hacer la experiencia de ser una familia cuyo vínculo sobrenatural es aún más fuerte que el natural. Entre nosotros la acogida es una parte viva de la cultura. En el focolar no tenemos horarios fijos y todos vienen cuando pueden. ¿Cuál es el servicio a la Iglesia local? En julio de 2017 realiza- mos dos escuelas en los seminarios menor y mayor, con 140 participantes. Después un retiro/escuela para 104 sacerdotes provenientes de diversas Diócesis del Congo. Nos sentimos apoyados por la Iglesia. Algunos sacerdotes promueven el espíritu de comunión del Movimiento en sus parroquias. ¿Y en el ámbito social? Apuntamos a desarrollar el proyecto de la Economía de Comunión. Son 44 los emprendedores que han asistido a encuentros de for- mación, como el de Nairobi en 2015, y que han comenzado a comprometerse. La situación social y política en la República Democrática del Congo no es de las más tranquilizadoras: hay violencia y corrupción. Es necesario, por tanto, insistir en la formación de “hombres nuevos” con los instrumen- tos madurados en la experiencia del Movimiento de los Focolares. Cuando el focolar llegó a Lubumbashi la comunidad contaba con un centenar de personas, ahora son cerca de 500 con un florecer de vocaciones en las diversas expresiones de la Obra.
Gianna Sibelli
Ene 2, 2019 | Sin categorizar
Pensar en grande Y comenzar por lo pequeño, tener la mirada en todo el mundo y partir del propio barrio En todas partes del mundo los Chicos por la unidad están comenzando a llenar de ideas y de vida el proyecto “Hambre cero”, apoyado por la FAO que está animando en particular a jóvenes y adolescentes a comprometerse en primera persona para realizarlo. En Mumbai en India el punto de partida ha sido pensar en quiénes eran los pobres de la ciudad. Pobres no solo de bienes, sino también de salud, de amistades. Después de haber conocido a ochenta coetáneos, enfermos de sida, que viven en condiciones de pobreza, los chicos han escrito una carta a 600 familias de diversas religiones que viven en los enormes edificios de la zona, explicando su sueño de un mundo sin hambre y proponiendo una recogida de periódicos viejos para luego venderlos. Se han sumado más de 50 familias expresando su gratitud por el proyecto. La operación se repitió, alentada precisamente por las familias del barrio. Ahora otros grupos en diversas partes de la India están repitiendo acciones similares. Y si es posible crear una acción para un barrio entero, ¿por qué no implicar a todo un municipio? Es lo que han pensado tres hermanos de Cesate en Lombardía, Italia, que han presentado a la alcaldesa su idea: hacer de Cesate un ¡”Municipio Hambre cero”! Junto a ella han pensado activar una sinergia entre el unicipio, la parroquia y la escuela, ampliando el proyecto a los municipios vecinos. Los chicos han hablado del proyecto “Hambre cero” al párroco y al sacerdote responsable del oratorio que, contentos de la ropuesta, han puesto a punto una estrategia para reducir el despilfarro de comida en el comedor. lo que respecta a las escuelas se ha pensado que cada año el 16 de octubre, Jornada Mundial de la alimentación, se realice el evento “Hambre cero Day” para reducir los despilfarros durante las comidas. Y precisamente de sinergias entre las organizaciones en la ciudad, nació la acción llevada adelante por un grupo de chicos del Líbano. Colaborando con Cáritas han reunido a más de sesenta ancianos que viven en situaciones de soledad y dificultades económicas. Han preparado y servido la comida, organizando bailes y juegos. Al final una de las chicas ha propuesto a la animadora que les acompañaba, repetir esta acción cada semana. “Pero para hacerlo se necesita un presupuesto no indiferente” le ha respondido. “Vosotros adultos – replicó la muchacha – pensáis siempre en grandes proyectos, pero debemos comenzar con equeños gestos”. Implicando a una chica de su edad y a otros adultos, ha hecho partir una pequeña acción: juntos preparan una comida cada dos semanas y la llevan a una familia en dificultades, pasando la tarde con ellos.
Anna Lisa Innocenti
Ene 1, 2019 | Sin categorizar
Publicamos la entrevista a la Presidente del Movimiento de los Focolares publicada en el número de enero de la revista “Neue Stadt“ 1) “¿Qué te hace reír con ganas?”. Emmaus: Cuando tropiezo. Por ejemplo camino, no veo una grada y cuando me percato estoy en el suelo. Me cuesta levantarme, ¡porque me muero de la risa! 2) “¿Qué te hace enojar?”. Emmaus: No siento nacer en mí sentimientos de rabia. Al máximo siento disgusto por algo que ha sucedido o por algo que me dicen o por algo que me molesta. 3) “¿Cuál es la experiencia más importante de tu vida?”. Emmaus: El encuentro con un grupo de jóvenes: Me cautivó por la unidad entre ellos y por su testimonio coherente del cristianismo que vivían, amando y al servicio de todos, sin juzgar a nadie. Esto me llevó a conocer a los Focolares. Mi vida cambió en el momento en el que escuché a alguien pensando que era mi hermano, que Jesús estaba en él. 4) “¿Cuál es tu debilidad?”. Emmaus: La curiosidad. Cuando escucho hablar a dos personas fuera de mi puerta no puedo evitar poner atención. Cada vez es un paso decidir dejarla de lado. 5) “¿Cuáles son tus fortalezas?”. Emmaus: El optimismo y la confianza. Yo confío en Dios y también en los demás, aunque no los conozca, aun cuando me doy cuenta que no debí haber puesto allí mi confianza. Me resulta fácil relacionarme con los demás. 6) “¿Cuál es tu lugar favorito?”. Emmaus: Me gusta todo el mundo. Después como lugar preferido pienso en una casa confortable, donde hay personas conmigo, con quienes puedo establecer una auténtica y profunda comunión. Y posiblemente en un lugar caliente, con sol; ¡en el mar! Esta casa la visualizo en una ciudad, porque soy una persona sociable. 7) “¿Qué te hace recuperar fuerza?”. Emmaus: Una buena dormida después de haber vivido bien el momento presente y de haber confiado las preocupaciones al Eterno Padre. 8) “¿Qué te preocupa?”. Emmaus: Todo lo que tiene el sabor de conflicto, oposición; las guerras, las diferencias en la familia, los problemas no resueltos. Muchas veces no puedo hacer nada, pero si puedo hacer algo busco la solución o trato de ayudar a los demás a encontrarla. 9) “¿Qué tienes en tu corazón como guía del Movimiento de los Focolares?”. Emmaus: Que el Movimiento de un auténtico testimonio del carisma de la unidad. Hay grupos en muchas partes del mundo que en este momento lo están viviendo. Esto me da tranquilidad, me da seguridad. Porque de ellos nacerán nuevas ideas, nuevas formas de encarnación. Ellos llevan adelante el carisma de la unidad hasta alcanzar la meta por la que Jesús rezó: “Padre, que todos sean una cosa sola”.
Dic 29, 2018 | Sin categorizar
Al aproximarse la navidad, también este año hay mucho revuelo entre las y los gen4 que se toman en serio y realizan la invitación a acoger a Jesús en quienes se encuentran en dificultad.
El Papa Francisco, en la navidad de 2017, nos invitaba a hacer de modo que: “nuestro corazón no esté cerrado como lo estuvieron las casas de Belén”. Tomando en serio la invitación del Papa, ayudados por los asistentes, implicando a padres, profesores, compañeros del colegio, la acción “Han desalojado a Jesús” (HDJ) se está orientando a financiar proyectos de acogida, para ayudar a aquellos que no son acogidos y sufren por falta de paz, de justicia, no tienen casa o se ven obligados a dejar su propia tierra. En este único “marco” de la acogida, se preparan pequeños talleres para confeccionar las figuritas del niño Jesús que nace para cada hombre, hoy como ayer, y espera que lo recibamos en todos los necesitados. Desafiando a veces la indiferencia de las personas y la dificultad para obtener los permisos para estar en lugares públicos. “¿Por qué llevar al niño Jesús por las calles?”. Una niña responde: “Porque hay personas que no conocen a Jesús y se lo damos a conocer”. Preparan villancicos o teatros donde se representa la historia de Jesús, organizando fiestas para las familias, para los niños, o van a las residencias de ancianos…. La acción HDJ conducida por los más pequeños, lleva en sí los valores profundos de la Navidad: el don de sí mismo, el agradecimiento, el amor desinteresado, la generosidad. Refuerza indirectamente estos valores también en los adultos, en las familias. Promueve habilidades manuales, creativas, imaginativas, de colaboración, de programación, de expresión mediante la realización de las figuritas. Desarrolla en los niños una ciudadanía activa, la solidaridad y la fraternidad, a través de la recogida de fondos destinada a aportar respuestas concretas a las necesidades de otros niños en diversas zonas del mundo. Estimula el deseo de dar. De hecho, son muchos los que han dejado espontáneamente un donativo para sostener tales iniciativas y muchas son las experiencias contadas por los adultos que reciben el mensaje de estos pequeños que con amor querrían encontrar una casa para Jesús, al menos durante la Navidad. “Entrar en un supermercado y verse acogidos por niños tan sonrientes que te ofrecen al Niño Jesús es impactante”, ha exclamado un señor de Florencia. “¡Pensamos que podemos encontrar todo en un supermercado, pero nunca hubiera contado con poder volver a casa llevando conmigo a Jesús!”.
Rosi Bertolassi