Movimiento de los Focolares
Nostra Aetate: 60 años de camino en el diálogo interreligioso

Nostra Aetate: 60 años de camino en el diálogo interreligioso

“Que las religiones non se usen como armas o muros, sino más bien que se vivan como puentes y profecía, para que sea realizable el sueño del bien común, acompañando la vida, sosteniendo la esperanza y siendo levadura de unidad en un mundo fragmentado”.

Son estas las palabras finales pronunciadas por el Papa León XIV en el vídeo realizado para las intenciones de oración de octubre de 2025, dedicadas en lo específico a la “colaboración entre las distintas tradiciones religiosas”. En el mes en el que se conmemora el 60° aniversario del documento conciliar Nostra Aetate (literalmente En nuestro tiempo), acerca de las relaciones entre la Iglesia y las religiones no cristianas, el Pontífice, al exhortar a que nos reconozcamos “como hermanos y hermanas, llamados a vivir, a rezar y a soñar juntos”, describe a la perfección los que han sido los puntos centrales de esta declaración hija del Vaticano II, manifestando su gran importancia y actualidad.

El espíritu de renovación conciliar ha abierto caminos desconocidos, ha proporcionado nuevas miradas sobre muchas cosas y en estas seis décadas la Nostra Aetate ciertamente ha guiado e inspirado los pasos para avanzar en el camino del diálogo, suscitando primero el conocimiento y luego la acogida entre las varias religiones.

Por esa razón el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso invita a una Celebración conmemorativa para reflexionar sobre el legado de «Nostra Aetate» el 28 de octubre, desde las 18.30 hasta las 20.30 horas en el Aula Paulo VI (Ciudad del Vaticano), con la presencia del Santo Padre. El evento se podrá seguir a través de los canales de Vatican Media.

La Iglesia, como se lee en el documento, “en su deber de promover la unidad y la caridad entres los hombres, y más aún entre los pueblos, en primer lugar examina aquí todo lo que los hombres tienen en común y que los lleva a vivir juntos su común destino. De hecho, los varios pueblos contituyen una sola comunidad”.

Esta revelación, que es vivir como “una única familia humana”, es algo que Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, había captado profundamente. En efecto, el Movimiento, fundado en una profunda espiritualidad cuyo centro es la unidad entre todos los seres humanos, está comprometido en varias formas de diálogo, entre los cuales también el interreligioso. Desde hace ya más de cinco décadas, y a través de su Centro para el Diálogo Interreligioso (CDI) y sus centros presentes en muchos países, el Movimiento establece intensas y fraternas relaciones de diálogo con miles de fieles y numerosas instituciones, asociaciones, movimientos y organizaciones de las más variadas religiones, convencido de que la amistad entre las personas de diferentes credos es un potencial vital para la construcción de la fraternidad universal.

Compartimos a continuación un breve vídeo que cuenta la intuición de Chiara Lubich y los pasos que se han dado en el camino del diálogo.

Maria Grazia Berretta
Foto: Una sesión del Concilio Vaticano II

La libertad que nace al afrontar la propia historia

La libertad que nace al afrontar la propia historia

Durante la segunda mitad del mes de septiembre de 2025 se realizó en el Centro Mariápolis de Castel Gandolfo (Italia) el encuentro del Consejo General del Movimiento de los Focolares con los Delegados y Delegadas de las 15 áreas geográficas del mundo. “Una mirada a nuestra historia”, era el título de una sesión que fue muy significativa. Entre otros aportes y momentos de comunión, se contó la experiencia, profunda y muy dolorosa, que vivió el Movimiento Regnum Christi a través del testimonio de Eugenia Álvarez, una de sus consagradas, miembro del actual Consejo General. Eugenia transmitió a los participantes una lectura –a la luz del Evangelio– de algunas fases atribuladas del camino de su movimiento y, a continuación, el subsiguiente recorrido de sanación que llevó a un claro impulso de recuperación y de nuevas vocaciones.

“Para poder descubrir de qué manera estamos llamados a vivir el presente, necesitamos conectarnos con nuestros deseos profundos, leer la historia a través de la cual Dios nos ha constituido; luego, hay que entender la realidad concreta en la que nos encontramos, quiénes somos, las circunstancias en las que vivimos”, dijo a propósito del discernimiento sobre la realidad que deben vivir, que es fruto del equilibrio entre deseo e historia.

Tras habernos contado su experiencia, pudimos entrevistarla. He aquí lo que nos dijo:

Original en castellano – Para otros idiomas activar los subtítulos correspondientes

Eugenia Álvarez es venezolana, consagrada del Regnun Christi desde el año 1999. Se ha graduado en Educación y Desarrollo en la Universidad Anáhuac de México y en Ciencias Religiosas en la Universidad Pontificia Regina Apostolorum de Roma. Además estudió teología espiritual en el “Centre Sèvres”, en París. Realizó cursos de formación en España orientados a hacerla “Especialista en Ejercicios Espirituales” y un curso de “Teología de la vida consagrada”. Actualmente es Consejera General de la sociedad de Vida Apostólica “Consagradas del Regnum Christi”

Foto © https://regnumchristi.org/

Dilexi te: el amor a los pobres, fundamento de la Revelación

Dilexi te: el amor a los pobres, fundamento de la Revelación

Dilexi te , “te he amado” (Apocalipsis 3,9) es la exhortación de amor que el Señor hace a una comunidad cristiana que –a diferencia de otras– no tenía ningún recurso y se encontraba despreciada y expuesta a la violencia. Al mismo tiempo, la cita que da el título a la primera Exhortación apostólica del Papa León XIV, ha sido firmada el 4 de octubre, fiesta del Santo de Asís. El documento nos recuerda el tema profundizado por el Papa Francisco en la Encíclica Dilexit nos sobre el amor humano del Corazón de Cristo y es un proyecto que el actual Pontífice considera propio, compartiendo con el Predecesor el deseo de hacer comprender y conocer el vínculo entre la que es nuestra fe y el servicio a los vulnerables; el ligamen indisoluble entre el amor de Cristo y su llamado a estar cerca de los pobres.

En la rueda de prensa de presentación de «Dilexi te» participaron (de izquierda a derecha): Fr. Frédéric-Marie Le Méhauté, provincial de los Frailes Menores de Francia/Bélgica, doctor en teología; Em.mo Card. Konrad Krajewski, Prefecto del Dicasterio para el Servicio de la Caridad; Em.mo Card. Michael Czerny S.J., Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral; p.s. Clémence, Pequeña Hermana de Jesús de la Fraternidad de las Tres Fuentes de Roma (Italia).

Consta de 121 puntos en los que “hacer la experiencia” de la pobreza va mucho más allá de la filantropía. “No estamos en el horizonte de la beneficencia –afirma el Papa agustino– sino de la Revelación: el contacto con los que no tienen ni poder ni grandeza es una manera fundamental de encuentro con el Señor de la historia. En los pobres él tiene aún algo para decirnos” (5).

León XIV invita a reflexionar acerca de los varios rostros de la pobreza: la de “los que no tienen medios de sustento material”, de “los que están marginados socialmente”; la pobreza “moral”, “espiritual” y “cultural”; la pobreza “de los que no tienen derechos, no tienen lugar y no tienen libertad” (9). Pero ningún pobre – prosigue– se encuentra “allí por casualidad ni por un destino ciego y amargo” (14). “Los pobres son una garantía evangélica de una Iglesia fiel al corazón de Dios” (103).

“Digamos enseguida que no es fácil para la Iglesia, y para los papas, hablar de pobreza. En primer lugar, porque la forma y la sustancia de la Iglesia no son las de la ONU ni las de los Estados. La palabra pobreza –nos explica el Profesor Luigino Bruni, economista e historiador del pensamiento económico, Profesor titular de Economía Política en la Universidad Lumsa (Roma) y director científico de Economy of Francesco– tiene en el cristianismo un espectro muy amplio, que va desde la pobreza mala porque no es elegida y es padecida, hasta la pobreza evangélica, la de esos pobres que Jesús llamó “bienaventurados”. La Iglesia debería moverse dentro de ese espectro amplio pues si deja de lado una de las dos formas de pobreza, se sale del Evangelio”.

El documento denuncia particularmente la falta equidad definiéndola como la raíz de los males sociales (94), así como el accionar de sistemas político-económicos injustos. La dignidad de toda persona humana debe respetarse ahora y no mañana (92) y, no por casualidad, durante la conferencia de prensa de presentación, realizada en el Vaticano el 9 de octubre de 2025, el Cardenal Michael Czerny S.J., Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, con referencias específicas al texto, reflexionó mucho sobre las llamadas ‘estructuras de pecado’: “el egoísmo y la indiferencia se consolidan en los sistemas económicos y culturales. La economía que mata (3) mide el valor humano en términos de productividad, consumo y beneficio. Esta ‘mentalidad dominante’ vuelve aceptable el descarte de los débiles y de los improductivos, y por lo tanto merece la etiqueta de ‘pecado social’”.

“Este es un tema antiguo de la doctrina social de la Iglesia –agrega a tal propósito el Profesor Bruni– e, incluso antes, de los Padres y de muchos carismas sociales, por no hablar de los franciscanos. En esos pasajes se percibe la mano del Papa Francisco y el espíritu de San Francisco (64); pero asimismo de los carismas más recientes –fue el Padre Orestes Benzi el primero en hablar de las “estructuras de pecado”– y también de la Economía de Comunión y la Economy of Francesco. Además es importante la referencia –una vez más en plena continuidad con el Papa Francisco– a la meritocracia, definida como una “falsa visión” (14). La meritocracia es una falsa visión, porque atribuye la existencia de muchas pobrezas a la falta de mérito de los pobres. Luego, a los pobres demeritorios se los define también como culpables. La ideología meritocrática es una de las principales “estructuras de pecado” (número 90 y subsiguientes) que generan exclusión y luego intentan legitimarla éticamente. Las estructuras de pecado son materiales (instituciones, leyes…) e inmateriales, como las ideas y las ideologías”.

Lógicamente el documento dirige la mirada al tema de las migraciones –Robert Prevost hace suyos los famosos “cuatro verbos” del Papa Francisco: recibir, proteger, promover e integrar– sin olvidar a las mujeres, que están entre las primeras víctimas de la violencia y la exclusión; subraya la importancia de la educación para la promoción del desarrollo humano integral, el testimonio y el vínculo con la “pobreza” de muchos santos, beatos y órdenes religiosas y propone un retorno a la limosna como un camino para poder realmente “tocar la carne sufriente de los pobres” (119).

En Dilexi te el Papa León nos “exhorta” a cambiar el rumbo, pensar en los pobres no como un problema de la sociedad ni, mucho menos, únicamente como “objeto de nuestra compasión” (79) sino como actores reales a los que hay que darles voz y como “maestros del Evangelio”. Es necesario que “todos nos dejemos evangelizar por los pobres. Ellos –escribe el Papa– son una cuestión familiar. Son de los nuestros”. Por lo tanto “la relación con ellos no puede reducirse a una actividad o a una oficina de la Iglesia” (104).

“Tomar en serio la pobreza evangélica significa –agrega Luigino Bruni– cambiar el punto de vista, hacer una metanoia, decían los primeros cristianos. Y luego, hoy, intentar responder a algunas preguntas radicales: ¿cómo llamar “bienaventurados” a los pobres cuando los vemos en la miseria, morir en el mar, buscar su alimento entre nuestros desechos? ¿Qué bienaventuranza conocen? Por ello, muchas veces los primeros y más severos críticos de esta primera bienaventuranza han sido justamente los que han dedicado su vida a estar junto a los pobres, sentados a su lado, para liberarlos de su miseria. Los amigos más cercanos a los pobres terminan siendo, paradójicamente, los mayores enemigos de la primera bienaventuranza. Y nosotros tenemos que entenderlos y agradecerles por haberse escandalizado de ello. Y luego intentar llevar el discurso a terrenos nuevos y osados, siempre paradójicos. ¡Cuántos “ricos epulones” encontraron en la bienaventuranza de los pobres una coartada para dejarlo a Lázaro (con referencia a Lucas 16,19-31) feliz en su condición de privación y miseria, y acaso autodefiniéndose como “pobres de espíritu” porque daban las migajas a los pobres! Ha de haber algo estupendo en ese “bienaventurados los pobres”. Nosotros ya no lo entendemos, pero por lo menos tratemos de no empequeñecer su profecía paradojal y misteriosa. El Papa León ha tratado de indicarnos algunas dimensiones de esa belleza paradojal de la pobreza, sobre todo en los largos párrafos dedicados a la fundamentación bíblica y evangélica. Pero aún hay mucho que descubrir y decir. Desearía que los futuros documentos pontificios también incluyeran el magisterio laico sobre la pobreza, que por lo menos desde hace 50 años nos dan personajes como Amartya Kumar Sen o Esther Duflo, galardonados con el Premio Nobel de Economía, o Muhammad Yunus, Premio Nobel de la Paz. Estos estudiosos, como muchos otros, nos han enseñado que las pobrezas no son falta de dinero e de réditos (flujos) sino falta de capitales (stock) –sanitarios, educativos, sociales, familiares, capabilities (capacidades, habilidades)…– que luego se manifiesta en una carencia de rédito; pero sólo trabajando en los capitales hoy es como mañana podremos hacer salir a los pobres de las trampas de la pobreza. Como ha explicado Sen, la pobreza es encontrarse en la imposibilidad objetiva de “poder realizar la vida que quisiéramos vivir”, y por lo tanto es una falta de libertad. Los carismas siempre lo han intuido, ya que en las misiones o incluso antes en Europa y en todo el mundo han llenado el mundo de escuelas y hospitales, para mejorar los ‘capitales’ de los pobres. Incluso la limosna, de la que habla al final del documento el Papa León (número 76 y subsiguientes), tiene que orientarse hacia la ‘cuenta capital’, y no debe dispersarse en ayudas monetarias que a menudo terminan por aumentar esas pobrezas que quisieran reducir. La Dilexi te es un punto de partida, para un camino que es todavía es muy largo para los cristianos en un terreno, en parte desconocido aún, de las pobrezas (de las feas que hay que disminuir y de las bellas que hay que aumentar).

Maria Grazia Berretta

Un primer importante paso hacia la paz

Un primer importante paso hacia la paz

Margaret Karram
Imagen © Pixabay

Novedad editorial: un magnífico jardín

Novedad editorial: un magnífico jardín

El Movimiento de los Focolares y los religiosos, un vínculo que tiene sus orígenes en los comienzos de la historia del Movimiento de los Focolares: es una densa trama de relaciones entre Chiara Lubich – fundadora de los Focolares– y consagrados de varias familias religiosas. Un nutrido grupo de mujeres y hombres entregados a Dios a través de las más variadas espiritualidades que han inspirado y acompañado a Chiara en los primeros años del Movimiento. Todo ello está narrado en el libro que lleva como título Un magnífico jardín. Chiara Lubich y los religiosos (1943-1960) a cargo del Padre Fabio Ciardi y de Elena Del Nero.

Partamos del título: “Un magnífico jardín”. ¿Nos lo pueden ustedes explicar?

Elena Del Nero es Doctora en Historia y Ciencias filosófico-sociales por la Universidad “Tor Vergata” de Roma (Italia). Trabaja en la sección histórica del Centro Chiara Lubich de Rocca di Papa (Italia). Es autora de ensayos y volúmenes sobre la historia del Movimiento de los Focolares.

Elena Del Nero: “La imagen evocativa, usada por Chiara Lubich ya en el año 1950, se refiere a la Iglesia, en donde han surgido, en el tiempo de la historia, los diferentes carismas. Cada uno de ellos es precioso en su particular belleza, enraizada en la palabra evangélica que la ha inspirado. Sin embargo, juntos, componen una armonía de matices que enriquece a la Iglesia”.

El libro se compone de una reconstrucción histórica y de una reflexión teológico-eclesial. ¿En qué consisten estos conceptos?

Elena Del Nero: “La reconstrucción histórica se concentra solamente en dos décadas, desde el nacimiento del Movimiento hasta el año 1960, porque se trata de años muy ricos y densos de documentos y contenidos que atañen al tema examinado. En cambio, la lectura teológico-eclesial abarca una dimensión temporal más extensa, pues dilata la mirada hasta la lectura más reciente del magisterio. Nos parece que de esa forma el panorama propuesto resulta más amplio y detallado”.

La figura de los religiosos, entonces, siempre ha estado en la Obra de María, desde su nacimiento. ¿Cuál es el sentido de la presencia de los religiosos en el Movimiento?

Padre Fabio Ciardi: “Dar nueva vida a la unidad en la Iglesia, respondiendo a la oración de Jesús: ‘Que todos sean uno’ (Juan 17,21), era el ideal al que Chiara Lubich se sentía llamada. Su Movimiento continúa esa gran misión de promover entre todos los hombres la comunión y la unidad. ¿Qué unidad sería si faltaran los religiosos? Ellos expresan la riqueza carismática de la Iglesia, mantienen viva la experiencia de los grandes santos. Chiara quiso involucrarlos en su ‘divina aventura’, así como quiso integrar a todas las personas, cualquier vocación ellas tuvieran”.

¿Qué beneficio han tenido los religiosos y sus Órdenes en el diálogo con Chiara Lubich y la espiritualidad de la unidad de los Focolares?

El Padre Fabio Ciardi es oblato de María Inmaculada, profesor emérito del Pontificio Instituto de Teología de la Vida Consagrada Claretianum de Roma (Italia); es autor de numerosas publicaciones; desde el año 1995 es Consultor del Dicasterio Vaticano para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica y desde el año 2022 è Consultor en el Dicasterio Vaticano para el Clero.

Padre Fabio Ciardi: “Desde los comienzos, religiosos de diferentes órdenes se han sentido atraídos por la frescura evangélica manifestada por Chiara y por los primeros miembros del recién nacido Movimiento, porque los conducía a la radicalidad de su elección. Ellos percibían un nuevo amor por la propia vocación, la entendían de una manera más profunda, se sentían integrados a una comunión que les recordaba la primera comunidad cristiana descrita en los Hechos de los Apóstoles”.

¿Qué efecto ha tenido sobre Chiara Lubich la cercanía de los religiosos desde los inicios del Movimiento?

Padre Fabio Ciardi: “Su presencia se reveló providencial para Chiara, porque permitió una confrontación con las grandes espiritualidades cristianas surgidas a lo largo de la historia; una comparación que la ayudó a entender de una forma más profunda su misma vocación, enriqueciéndola con la comunión de los santos. ‘Uno tras otro –escribe pensando en los santos de quienes los religiosos son testigos– pareciera como si se hubieran ido acercando a nuestra Obra para darle aliento, para iluminarla y ayudarla’. Por un lado, la relación con los santos confirma ciertos aspectos de la vida de la Obra de María. Por el otro, la comparación con sus vidas y sus obras muestra toda la originalidad de esta nueva contemporánea obra de Dios”.

La presencia de los religiosos en los Movimientos eclesiales, ¿es fuente de enriquecimiento recíproco? ¿O se corre el riesgo de crear caos y pérdida de identidad?

Padre Fabio Ciardi: “Ninguna injerencia en la vida de las familias religiosas. Chiara Lubich escribió que se acerca a ellas ‘en puntas de pie’, con la conciencia de que ellas con ‘obras de Dios’, y con ese profundo amor que permite descubrir en cada una de ellas ‘la belleza y ese algo siempre actual’ que custodian. Al mismo tiempo Chiara es consciente de que un aporte tiene que ofrecer. Dice: ‘Nosotros solamente debemos ayudar a que circule entre las diferentes Órdenes el Amor. Tienen que conocerse, entenderse y amarse como se aman [entre ellas] las Personas de la Trinidad. Entre las Órdenes hay una relación que es el Espíritu Santo, que las vincula, porque cada una es expresión de Dios, de Espíritu Santo’. En esa circulación de la caridad cada uno de los religiosos profundiza su propia identidad y puede dar su aporte específico a la unidad”.

Como conclusión, ¿por qué habría de leerse este libro? ¿A quién se lo puede recomendar?

“Porque cuenta una página de historia maravillosa que permite comprender la belleza de la Iglesia. No es un libro exclusivo para religiosos. Es un libro para todo aquel que quiera descubrir una Iglesia totalmente carismática”.

Lorenzo Russo