El conjunto internacional artístico femenino Gen Verde vuelve con un nuevo álbum de canciones inéditas, creaciones nuevas, nuevos arreglos, pero también material que ya ha sido lanzado en años recientes.
“Todo habla de ti – Oración en música” es el título del nuevo álbum de la banda nacida del Carisma de la unidad del Movimiento de los Focolares.
“Todo nos habla de Dios: la naturaleza que nos circunda, el aire que respiramos, las personas que pasan a nuestro lado, las alegrías y las dificultades, los momentos de profunda felicidad, pero incluso los momentos de oscuridad y de dolor, y que Jesús cargó en la cruz. Este álbum es fruto de una experiencia central para el Gen Verde. Cada nota, cada palabra y cada silencio quiere expresar su relación con Dios, el corazón de todo lo que el Gen Verde es y hace”; son ésas las palabras que describen el álbum y que sintetizan el motivo y el alma de la obra.
Nancy Uelmen (Estados Unidos), cantante, pianista y compositora del Gen Verde afirma: “Como dice Chiara Lubich, la fundadora de los Focolares: ‘La oración: es el respiro del alma, el oxígeno de toda nuestra vida espiritual, la expresión de nuestro amor a Dios, el carburante de toda nuestra actividad” (Chiara Lubich, Buscando las cosas de lo alto). De esta forma, queremos invitar a todos a hacer un viaje interior juntos, guiado por cada uno de los fragmentos musicales del álbum, esperando que pueda ser un instrumento de oración en música, así como lo es para nosotras”.
¿Cómo nació la idea de este álbum?
“Para nosotras más que un álbum es una experiencia muy especial –afirma Nancy–, porque hemos querido ir al corazón del Gen Verde, por lo que es y lo que hace. Es lo que inspira nuestra música: nuestra relación con Dios. Por lo tanto, hemos querido crear un álbum sobre la oración y la música, a través de canciones y algunos fragmentos instrumentales, para expresar nuestro corazón y todo lo que somos y hacemos. La idea es la de realizar un viaje interior: cada fragmento habla de un aspecto de la relación que se puede vivir con Dios y que podemos experimentar los unos con los otros. Como afirma el título, podemos encontrar a Dios en todas partes –en la naturaleza, en el prójimo, en nuestro corazón–, por lo tanto este álbum es como un viaje que puede ayudarnos a descubrir esa presencia. Es el fruto de una experiencia central para nosotros”.
El Gen Verde tiene sede en Loppiano, la ciudadela de los Focolares, cerca de Florencia (Italia) y está compuesto por veinte focolarinas de 14 países distintos. Una muestra de internacionalidad, un continuo entrenamiento en amar la cultura, las tradiciones y los diversos tipos de música que caracterizan a los miembros del equipo. Desde hace más de 50 años la banda viaja por el mundo para dar testimonio de que la paz, la fraternidad, el diálogo y la unidad son posibles. Ahora, con este nuevo proyecto, el viaje es dentro de cada uno de nosotros para reencontrarnos con nosotros mismos, con Dios y con los demás.
El álbum está disponible desde el 6 de junio en todas las plataformas digitales(Spotify, YouTube, Apple Music, Amazon music, Deezer, Tidal). El álbum físico, que contiene un librito con la letra de las canciones y también de las meditaciones para ayudar a orar, está disponible en el sitio Made in Loppiano.
Hombre, esposo, padre; profesional incansable, cristiano: estas son solo algunas de las características que describen la persona de Giulio Ciarrocchi, un focolarino casado que, hace unos días, tras años de enfermedad, subió al cielo. Un ejemplo de gran confianza en el plan que Dios tenía para él.
Giulio nasce a Brooklyn (USA) da papà Andrea e mamma Romilda. Ad attenderlo c’è anche la sorellina Maria Teresa. Dopo un anno tutta la famiglia rientra a Petritoli, ridente centro delle Marche, una regione del centro Italia. Giulio andrà poi a studiare a Fermo, una città vicina. Il padre, corista del Metropolitan ed alcuni dischi incisi come solista, gli trasmette la passione del canto, che lo porterà in gioventù a comporre canzoni. E’ il 1969, nel bel mezzo della contestazione giovanile. Racconta lui stesso: “Tutto era in discussione dentro di me. Contestavo apertamente tutto e tutti, niente mi soddisfaceva”. A 22 anni conosce la spiritualità dell’unità di Chiara Lubich: “una luce fortissima che aprì i miei occhi all’amore evangelico- raccontava. Cominciai dalle cose apparentemente semplici, come salutare le persone: l’altro non era più uno sconosciuto: Gesù viveva in lui. Prima frequentavo solo persone che avevano i miei stessi interessi. Ora mi accorgevo che c’erano anche i poveri, gli emarginati. Ricordo una vecchina poverissima, da tutti evitata perché diceva sempre le stesse cose e non si lavava mai. Adesso quando l’incontravo la salutavo, le davo un passaggio in macchina accompagnandola dove doveva andare. Quando si ammalò andavo tutti i giorni a trovarla in ospedale finché morì. O quel ragazzo disabile, rifiutato dalla famiglia, che proprio in quei giorni era ricoverato per aver tentato il suicidio. Gli mostrai amicizia, lo aiutai a poco a poco ad avere fiducia nella vita, a riallacciare il rapporto con i familiari, a trovare un lavoro. Provavo una tale gioia, una tale libertà, che tutto il resto quasi scompariva”.
Para Giulio, siguieron años de fuerte compromiso con el Movimiento Gen, la realidad juvenil del Movimiento de los Focolares, lo que lo llevó a hacer del Evangelio su estilo de vida. Le fascinaban los valores en los que creía y por los que se entregaba con otros jóvenes: justicia, igualdad, amistad.
Tras graduarse en Economía, a los 26 años conoció a Pina. Se casaron y se establecieron en Ancona (Italia). Tres años después, recibieron una propuesta: mudarse a Grottaferrata (Roma) para colaborar en la Secretaría Internacional de Familias Nuevas. Giulio aceptó un trabajo en un banco de Roma y, en cuanto lo consiguió, junto con Pina, las pequeñas Francesca y Chiara (Sara nació después), llegaron a Grottaferrata. Era 1979.
Giulio presenta il Familifest 1993Giulio con Chiara LubichGiulio e Pina con la famigliaUn incontro del centro internazionale Familgie Nuove con Chiara Lubichcon alcuni focolarini del focolare di GiulioGiulio con amici e focolariniCon alcune focolarine del focolare di PInaGiulio e Pina nel giorno del matrimonioGiulio con alcuni gen, giovani dei FocolariCon le figlie
Mientras Pina, también focolarina casada, trabaja a tiempo completo en la Secretaría de Familias Nuevas, Giulio, dependiendo de su trabajo, se pone a disposición para diversas actividades: ofrece ayuda en reuniones internacionales; comparte, junto con Pina, sus experiencias de vida y el trabajo de Dios en ellos, no solo con parejas de novios y recién casados, sino también en las reuniones de formación del Movimiento de los Focolares para niños y jóvenes, y en congresos con representantes de diversas Iglesias. Su hogar abre con frecuencia sus puertas para recibir a familias de todo el mundo que visitan el centro internacional de los Focolares, una experiencia que ha sido enriquecedora para toda la familia.
En 1993, toda la Secretaría de Familias Nuevas pidió unánimemente a Giulio, con su cálida empatía y encantadora presencia, que condujera el Familyfest, el evento mundial celebrado en el Palacio de Roma.
Junto con Pina, junto con otros son los socios fundadores de AMU (Acción por un Mundo Unido) y AFN (Acción por las Familias Nuevas). Durante dos años trabajaron en la Oficina Nacional de Pastoral Familiar de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI).
En mayo de 1995, todo cambió repentinamente. Giulio sufrió un derrame cerebral. Logró sobrevivir solo gracias a la rapidez del tratamiento y a su increíble fortaleza de espíritu al afrontar largas estancias en el hospital y una fisioterapia agotadora. Después de unos meses, logró enviar estas palabras a algunos amigos:
“El día que ingresé en esta clínica, la lectura de la misa hablaba de Abraham, invitado por Dios a dejar su tierra para ir adonde Él lo guiara. Sentí que esa invitación era para mí. En todos estos años, con dedicación y esfuerzo, había encontrado un equilibrio. Esta enfermedad lo había destruido. Tengo que encontrar uno nuevo y le pregunté a Dios adónde quería llevarme. Tener que empezar de cero me asustó un poco. Pero Jesús me dio la respuesta y la fuerza para seguir adelante”.
La experiencia de la enfermedad se convierte en un redescubrimiento de la relación con el Padre: “Estoy viviendo una hermosa experiencia de relación con Dios y con la comunidad, aunque con dolor físico, que, sin embargo, les aseguro, es realmente secundario comparado con los grandes dones que he recibido”.
Giulio nunca se recuperó; de hecho, su situación se volvió cada día más precaria. Su vida y la de su familia fueron puestas a prueba, pero su unidad, especialmente la de pareja, fue tan real e inquebrantable, tan gozosa y fructífera que la propia Lubich quiso sellarla con las palabras del Salmo: “Nuestro Corazón se regocija en El” (33,21)
Durante siete años, Giulio, con gran esfuerzo, siguió trabajando en el banco hasta jubilarse, profundamente agradecido a sus compañeros por su ayuda y apoyo. Finalmente, un respiro del trabajo, pero no de su compromiso, junto con Pina, con las familias de todo el mundo, trabajando con todas sus fuerzas y ofreciendo y rezando hasta el final, convencido de que Pina era una expresión de la unidad entre ellos.
En 2007, otro desafío. Escribe: “He retirado el resultado histológico: un carcinoma que tendré que tratar con radioterapia. Repito mi sí a Jesús. Algunos dirán que Dios me tiene en la mira, pues ya llevo 12 años viviendo mi difícil “post-ictus”. Yo, en cambio, me siento muy querido y le agradezco el privilegio que me da de participar en su misterio de amor por el bien de la humanidad”.
En mayo de 2025, Giulio y Pina celebraron 30 años de enfermedad. Sí, lo celebraron. Y no porque todo hubiera sido superado, sino porque, comenta Giulio, “fueron años de gracias”. Había empezado a perder la memoria poco a poco, pero su dimensión espiritual se había mantenido vigorosa. “Vivo en el presente”, dirá el 2 de febrero de 2025, y miro hacia arriba. Jesús me dice: No te preocupes, estoy aquí, detrás de ti”. Y el 25 de junio, el cumpleaños de Pina, en un momento de lucidez, le dice: “Siempre lo has hecho muy bien, ¡te deseo que hagas siempre mejor!”. Cuando el último día esperan la asistencia pública, tras haber rezado tres Avemarías juntos, Giulio concluye: “María, purísima, ayúdanos”.
Giulio ha sido un regalo para todos los que lo conocieron, muchos los mensajes de gratitud que llegaron de parientes, colegas y amigos de muchas partes del mundo.
Muchos son los dones con los que, a través de su existencia, colmó a otros, como cuentan sus hijas después del funeral:
“Lo que nos gustaría compartir es su capacidad para reconocer la belleza. No la estética ni la superficial, sino la que se descubre al profundizar, al superar el miedo a acoger la existencia con el corazón. Esa belleza invisible pero poderosa, que se esconde entre las tramas de la vida, que es luz en el dolor y alegría en la enfermedad. Esa belleza que papá nos hizo experimentar al involucrarnos en sus múltiples pasiones: el arte, la fotografía, la música, el teatro, los viajes y el mar … pasiones que hoy también son nuestras y que nos permiten mirar el mundo con una mirada abierta y segura, como él lo hizo hasta el final. Querido papá, a menudo hemos pensado que la vida no ha sido amable contigo, pero la bondad que no recibiste, la diste a tu vida y a la nuestra.
En estos últimos años, tu mundo físico se ha encogido, pero tu mundo interior se ha expandido, enseñándonos a agradecer cada día vivido”.
La redazione con la collaborazione di Anna e Alberto Friso
Compartimos a continuación una vídeo entrevista realizada por el Centro Audiovisual Santa Chiara a Giulio y su esposa Pina: Enamorarse de nuevo día a día.
En julio de 2008 se tuvo la primera Asamblea General del Movimiento de los Focolares sin la fundadora. En efecto, Chiara Lubich nos había dejado pocos meses antes, el 14 de marzo. Una incógnita flotaba en la atmósfera, ya densa de emociones e interrogantes: ¿Quién debería suceder a Chiara al frente del Movimiento? Parecía obvio pensar en las primeras compañeras de Chiara, ya ancianas, pero aún capaces de guiar una primera fase pos-fundacional, al menos algunas de ellas.
Durante la primera sesión de la Asamblea, Carlos Clariá, abogado argentino, consejero general, y María Voce, durante muchos años secretaria de la delegada central Gisella Cagliari, pronunciaron un discurso de carácter jurídico sobre un tema relevante para la Asamblea. Recuerdo que yo estaba sentado junto al conocido teólogo Piero Coda. Cuando terminaron su intervención, le dije con cierta audacia: «He aquí nuestra nueva presidenta». La verdad es que la forma en que había explicado las cosas me había impactado mucho.
María Voce (Emmaus) fue elegida en la tercera votación, no sin un cierto “suspense”. Comenzaba una nueva etapa para la Obra de María. También yo fui elegido como consejero.
Una tarde, después de las elecciones, mientras salíamos del Centro Mariápolis de Castel Gandolfo, Emmaus se acercó a mí y me dijo más o menos estas palabras: «He pensado en confiarte el cuidado de los estudios y la cultura en el nuevo consejo. Eres un hombre de pensamiento y siempre me han gustado los informes anuales que hacías cuando eras responsable regional en América Latina». Durante los seis años siguientes, la relación con ella estuvo marcada por la normalidad.
En la Asamblea de 2014 Emmaus fue reelegida, mientras que los participantes volvieron a poner su confianza en mí como copresidente. Desde aquel momento la relación se intensificó enormemente, sin perder su normalidad. Recuerdo que al principio sentía cierta aprensión ante la idea de tener que trabajar codo a codo con una presidenta que pertenecía a la generación inmediatamente sucesiva a la de los primeros tiempos, pero esa sensación duró poco. Siempre percibí de su parte un gran respeto y consideración, lo cual me dejó mucha libertad. Yo llegaba con un puñado de ideas nuevas y ella me apoyaba con su sabiduría y experiencia. En nuestras intervenciones conjuntas preparábamos lo esencial y nos complementábamos con sencillez. Una vez le dije: «Contrariamente a lo que se podría pensar, me siento seguro de exponer algunas ideas creativas solo cuando te tengo a mi lado». Hicimos largos e importantes viajes a la India y a China, donde pude constatar su capacidad para penetrar en las situaciones más intrincadas y relacionarse con personalidades muy diversas.
María Voce, Emmaus, pasará a la historia del Movimiento de los Focolares como la primera presidenta de la fase pos-Chiara Lubich. Si consideramos que al asumir el cargo, aún vivían muchos de los primeros compañeros y compañeras de Chiara, podremos comprender la “resiliencia espiritual” con la que actuó en aquellos primeros años; no porque fuesen personas difíciles, simplemente porque eran los primeros, los brazos de la fundadora, personas que de alguna manera participaban del carisma fundante.
Emmaus pasará a la historia del Movimiento de los Focolares por haber sido la presidenta de la “nueva configuración”, el primer paso innovador-organizativo del Movimiento en la era pos-Chiara, en fidelidad creativa al carisma. Durante su primer mandato, cuando la ausencia de Chiara se hacía sentir y podía provocar desaliento, recorrió el mundo para confirmar a los miembros y adherentes de las comunidades de los Focolares en su compromiso por un mundo más fraterno y unido, según el carisma de la fundadora. En el segundo mandato, comenzó a preparar al Movimiento para la fase de inevitable ‘crisis’ que se perfilaba en el horizonte y que el papa Francisco identificó como una gran oportunidad. Y, a propósito, la gran estima que el papa argentino le ha tributado, haciéndoselo notar en cada ocasión, demuestra otra de sus características: su espíritu eclesial.
Siempre he admirado en Emmaus su sobriedad, su libertad interior, su determinación y su capacidad de discernimiento, ayudada por una formación jurídica que hacía su parte.
Maria Voce pasará a la historia del Movimiento como “Emmaus”, para evocar la centralidad de Jesús en medio de los suyos, un principio absolutamente no negociable para ella.
Gracias, Emmaus, por haber dicho un “sí” solemne en el momento más difícil de nuestra aún breve historia. María te habrá acogido en sus brazos, te habrá presentado a su Hijo y juntos te habrán llevado al seno del Padre, que ha sido la fuente perenne de tu inspiración».
Jesús Morán Copresidente del Movimiento de los Focolares
María Voce, la primera presidenta que sucedió en el Movimiento de los Focolares (Obra de María) a su fundadora, Chiara Lubich, nos dejó ayer, a los 87 años en su casa de Rocca di Papa (Italia), rodeada por el afecto y las oraciones de muchos.
Lo anunció ayer tarde Margaret Karram –su actual presidenta– a todos los que forman parte de los Focolares en el mundo.
En una nota, también expresó el inmenso dolor que ha suscitado su partida y el vínculo fraterno y filial que la unía a María Voce. “Como primera presidenta del Movimiento de los Focolares, después de nuestra fundadora, supo gestionar con inteligencia, visión de futuro y la necesaria determinación, el difícil paso de nuestra Obra de la fase fundacional a la pos-fundacional. Logró conjugar su luminosa fidelidad al Carisma de la Unidad con la valentía de afrontar los numerosos retos de una asociación mundial como la nuestra, que actúa en tantos niveles de la vida humana, social e institucional.
El nombre ‘Emmaus’, que Chiara Lubich le había dado como programa de vida, se convirtió también en el programa de su gobierno: caminar juntos, de modo sinodal, confiando ─a pesar de los interrogantes y perplejidades que pueden surgir a lo largo del camino─ en la presencia de Dios en medio de los suyos.
Cuando después, en 2021, la sucedí en la presidencia de los Focolares, me acompañó siempre con una cercanía discreta pero presente y con sus consejos llenos de Sabiduría. Además de su preparación espiritual, teológica y jurídica, estaba dotada también de una profunda y acogedora humanidad y de un sentido del humor envolvente y siempre respetuoso. Su estatura humana y sapiencial fue reconocida por las más diversas personalidades religiosas y civiles: el Papa Benedicto XVI y el Papa Francisco; líderes de las distintas Iglesias, e incluso representantes de otras religiones y culturas.
Pocas horas antes de su paso a la otra vida, Jesús Morán y yo pudimos visitarla por última vez. Estaba serena. Me consuela el pensamiento de que, esperándola en el Cielo está la Virgen María, a la que estaba unida por una relación muy profunda, diría existencial”.
Jesús Morán, que estuvo junto a María Voce los primeros seis años de su servicio como copresidente de los Focolares, reconoce que, con su elección, comenzó una nueva etapa para los Focolares. Escribe: «Emmaus pasará a la historia del Movimiento, no solo como la primera presidenta de la fase pos-Chiara Lubich, sino también como quien dio el primer paso innovador-organizativo del Movimiento en la era de la pos-fundación, en perfecta fidelidad creativa al carisma. Durante su primer mandato, cuando la ausencia de Chiara se hacía sentir y podía provocar desaliento, recorrió el mundo para confirmar a los miembros y adherentes de las comunidades de los Focolares en su compromiso por un mundo más fraterno y unido, según el carisma de la fundadora. En el segundo mandato, comenzó a preparar al Movimiento para la fase de inevitable ‘crisis’ que se perfilaba en el horizonte y que el papa Francisco identificó como una gran oportunidad. Y, a propósito, la gran estima que el papa argentino le ha tributado, haciéndoselo notar en cada ocasión, demuestra otra de sus características: su espíritu eclesial.
Siempre he admirado en Emmaus su sobriedad, su libertad interior, su determinación y su capacidad de discernimiento, ayudada por una formación jurídica que hacía su parte.
Gracias, Emmaus, por haber dicho un “sí” solemne en el momento más difícil de nuestra aún breve historia. María te habrá acogido en sus brazos, te habrá presentado a su Hijo y juntos te habrán llevado al seno del Padre, que fue la fuente perenne de tu inspiración».
I funerali si terranno lunedì prossimo, 23 giugno 2025, alle ore 15.00 presso il Centro internazionale dei Focolari a Rocca di Papa (Roma), via di Frascati, 306 – Rocca di Papa (Roma).(*)
Stefania Tanesini
Nota biografica
María Voce nace en Ajello Cálabro (Cosenza – Italia), el 16 de julio de 1937, la primera de siete hijos. Su padre era médico; su madre, ama de casa. Durante su último año de Jurisprudencia en Roma (1959), conoce en la universidad a un grupo de jóvenes focolarinos y comienza a seguir la espiritualidad (de la unidad). Tras finalizar sus estudios, ejerce su profesión en Cosenza, convirtiéndose en la primera mujer abogada en el tribunal de la ciudad. Posteriormente, estudia teología y derecho canónico.
En 1963, siente el llamado de Dios a seguir el camino de Chiara Lubich, al que responde de inmediato. En el Movimiento de los Focolares, a Maria Voce se la conoce como “Emmaus”, nombre que hace referencia al conocido episodio de los dos discípulos que caminan con Jesús después de la resurrección. Ella misma relata cómo Chiara se lo propuso: «Chiara confirmó una intuición que en mi interior yo sentía con fuerza: tenía que dedicar mi vida para que, cuantos tuvieran la oportunidad de encontrarme, hicieran la experiencia de Jesús en medio». Desde ese momento su compromiso es el de construir puentes de unidad, hasta merecer la presencia de Dios entre las personas.
De 1964 a 1972, está en las comunidades de los Focolares en Sicilia (Italia), Siracusa y Catania, y de 1972 a 1978 forma parte de la secretaría personal de Chiara Lubich.
En 1977, Chiara Lubich realiza un importante viaje a Estambul (Turquía), donde desde hacía años cultiva una profunda relación con el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla. Durante esos años María Voce vive precisamente en el focolar de esa ciudad y narra: «Fue una experiencia intensa, no solo por los importantes contactos con las diversas Iglesias y con el islam, sino también porque sentíamos que únicamente Jesús en medio de nosotras nos fortalecía ante los numerosos problemas de esa tierra».
En Estambul, Emmaus establece relaciones ecuménicas con el entonces Patriarca de Constantinopla, Demetrio I, y con numerosos Metropolitas: entre ellos el actual Patriarca Bartolomé I, y con representantes de diversas Iglesias.
En 1988 Chiara le pide a Emmaus que regrese a Italia para trabajar en el Centro Internacional en Rocca di Papa y formar parte de la escuela Abba: Centro de Estudios interdisciplinario de los Focolares, incorporándose en 1995 como experta en Derecho. Desde el año 2000, también es corresponsable de la Comisión Internacional de «Comunión y Derecho», una red de profesionales y académicos involucrados en el ámbito de la justicia. De 2002 a 2007, colabora directamente con Chiara en la actualización de los Estatutos Generales del Movimiento.
El 7 de julio de 2008, pocos meses después del fallecimiento de Chiara Lubich, es elegida presidenta del Movimiento de los Focolares; y el 12 de septiembre de 2014 es reelegida para un segundo mandato. Indicó siempre, como estilo de su presidencia, el compromiso de “privilegiar las relaciones” y tender con todas sus fuerzas al objetivo por el que nació el Movimiento: buscar la unidad a todos los niveles, en todos los ámbitos, siguiendo los caminos del diálogo. Ella misma reiteraba repetidamente la importancia del diálogo. «Si existe el extremismo de la violencia ─afirmó en 2015 en las Naciones Unidas, en Nueva York─, tenemos que responder con igual radicalidad, pero de una forma estructuralmente diferente, es decir, con el extremismo del diálogo».
Han sido numerosos los viajes a todos los continentes para reunirse con las comunidades del Movimiento repartidas por todo el mundo; y para mantener contactos con personalidades del mundo civil y eclesial, de los ámbitos cultural y político, ecuménico e interreligioso: etapas importantes para fortalecer los vínculos de amistad y colaboración emprendidos por el Movimiento de los Focolares y para favorecer el desarrollo del camino de fraternidad entre los pueblos.
Durante su presidencia, tanto con el Papa Benedicto XVI como con el Papa Francisco, María Voce mantiene encuentros y audiencias en las que, por ambas partes, emergen expresiones de estima y afecto fraterno. El 23 de abril de 2010, el Papa Benedicto XVI la recibe en audiencia privada. Respecto a la espiritualidad de los Focolares, el Papa habla de un «carisma que construye puentes, que crea unidad» e invita a proseguir el trabajo con un amor cada vez más profundo y tendiendo a la santidad. En octubre de 2008, participa e interviene en el Sínodo de los Obispos sobre “La Palabra de Dios en la vida y la misión de la Iglesia”. El 24 de noviembre de 2009, el Papa Benedicto la nombra Consultora del Consejo Pontificio para los Laicos y el 7 de diciembre de 2011, Consultora del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización.
El 13 de septiembre de 2013, el Papa Francisco la recibe en audiencia junto con el copresidente, que era entonces Giancarlo Faletti. Emmaus recuerda ese momento: «Nos recibió de inmediato con una cálida bienvenida. Me hizo sentir como en casa. Probé una gran alegría: la de sentirme ante un padre, pero sobre todo ante un hermano. Me sentí hermana suya y este sentimiento permaneció siempre».
Y en otra ocasión, dijo: «El Papa Francisco siempre nos ha animado a avanzar, a acoger los signos de los tiempos para actualizar el carisma –decía él–, recibido para el bien de muchos, dando un testimonio gozoso del mismo ». Una de esas ocasiones fue la visita del Santo Padre a la ciudadela internacional de Loppiano (Florencia, Italia) en 2018. María Voce está allí para darle la bienvenida: «Santo Padre, tenemos un meta elevada, queremos “aspirar a lo alto”. Quisiéramos hacer del amor mutuo la ley de la convivencia, que significa experimentar la alegría del Evangelio y sentirnos protagonistas de una nueva página de la historia».
Con el Papa Benedicto XVICon el Papa FranciscoCon el Papa Francisco en LoppianoCon il Patriarca di Costantinopoli Bartolomeo ICon Sergio Mattarella, Presidente de la República ItalianaDurante su intervención en la ONUCon Nikkio Niwano, Rissho Kosei-kaiEn un encuentro interreligiosoMaria Voce con Chiara Lubich