Movimiento de los Focolares

Turismo en sintonía con la Ecología

La Encíclica Laudato Si’ nos ayuda a encontrar un tiempo de paseo y descanso en sintonía con el respeto por el planeta y su cultura, caminando juntos a su sostenibilidad. ¿Cuáles son las elecciones que hacemos para tomar unos días de descanso programando un viaje? ¿Pensamos solamente en un hermoso paisaje para el descanso o también pensamos en un encuentro con personas y sus culturas? Algunos consejos para vivir los días de descanso.

  1. Reencontrar la relación con la naturaleza, percibiendo toda su riqueza

Cuando visitamos lugares diferentes del que vivimos, esto nos ayuda a tomar conciencia de la Casa Común, de su belleza, de su variedad y amplitud. Es importante el cuidado de estos lugares comunes donde estaremos un tiempo y aprovecharemos a integrarnos con su gente y su naturaleza. Abrirnos a esta experiencia de conocer a otras personas, descubrir la biodiversidad, sus recursos naturales, siempre es una experiencia enriquecedora (LS 151).

  1. Descubrir la cultura local

Buscando comodidades para el turismo, a veces se dejan de lado las riquezas propias del lugar. El respeto por la cultura de cada sitio es central para que esta no pierda su identidad. Antes de viajar, se puede investigar sobre ese territorio, su gente y sus ecosistemas, descubrir las organizaciones locales enfocadas en la conservación y protección de la naturaleza. Entrar en ese lugar conociendo lo más valioso de su gente y territorio… Y como solo se ama lo que se conoce, dilatará el corazón a una dimensión siempre más planetaria. La desaparición de una cultura puede ser tanto o más grave que la desaparición de una especie animal o vegetal (LS 145).

  1. Valorar la sabiduría de las poblaciones originarias

Prestar atención a las comunidades aborígenes y a sus tradiciones culturales. Son interlocutores fundamentales para conocer el uso de la tierra y sus costumbres. Muchas de estas culturas respetan la tierra como don del Creador y cuidan del legado de los antepasados como espacios sagrados. Respetarlos es interactuar para sostener su identidad y sus valores (LS  146).

  1. Apoyar la conservación de áreas naturales y minimizar el daño producido por nuestro paso

Pareciera que muchas actitudes que tratamos de llevar adelante durante todo el año las dejáramos de lado en el tiempo de vacaciones. La responsabilidad en el cuidado del ambiente con acciones como: evitar el uso de material plástico y de papel, reducir el consumo de agua, separar los residuos, cocinar solo lo que razonablemente se podrá comer, cuidar de todos los seres vivos, apagar las luces innecesarias, son algunos ejemplos. Esta actitud generosa muestra lo mejor del ser humano (LS 211).

  1. Moderar el uso de la energía (aire acondicionado y calefacción)

Las acciones cotidianas nos permiten realizar pequeños actos concretos, como mencionamos en el punto anterior. Cuidar los recursos energéticos es vital para nuestro planeta. Así, en verano, usar el aire acondicionado solo lo necesario. En invierno, abrigarnos un poco más en lugar de encender la calefacción. Con estos pequeños ahorros aportamos a un movimiento mundial que ayuda a reducir el uso de los combustibles fósiles (LS 211).

  1. Hacer la experiencia de transportes ecoamigables: caminatas, bicicletas, transportes públicos

La calidad de vida en las ciudades se asocia con el desarrollo del buen transporte público que permita el traslado de aquellos que necesitan viajar para su trabajo o recreación. Es una experiencia enriquecedora sumarse al transporte con la gente local, que nos permitirá conocer mejor su realidad, a la vez que evitamos agregar vehículos a las calles y, a su vez, llegar mejor a los lugares que queremos visitar (LS 153).

  1. Gozar de la simplicidad para vivir con libertad

La sobriedad no es vivir menos cada momento sino vivirlo de forma más intensa, gozando de lo simple, tomándonos el tiempo para conocer el lugar y su gente, que nos permita valorizar y respetar a cada ser. Dejar nuestras opiniones y sugerencias a las personas locales que nos hospedaron, alimentaron y/o guiaron nuestros recorridos. Este diálogo brindará la reciprocidad y motivación que esas personas necesitan para mejorar y acoger siempre mejor al visitante (LS 223).

  1. Contemplar las obras culturales y tecnológicas de cada lugar

Informarse sobre museos a visitar, emprendimientos tecnológicos, construcciones que muestren la identidad del lugar. “La belleza de los espacios creados para el bienestar de la vida del hombre es digna de contemplarse para valorizar la vida humana” (LS 103).

  1. Incorporar plenamente estos tiempos de descanso en nuestra vida personal y comunitaria

El valor del descanso es parte de la vida espiritual de muchas religiones. Incorporar actividades contemplativas hace a nuestro crecimiento en este camino espiritual. Es llevar la mirada a otro plano, al diálogo fecundo con los otros y con la naturaleza. Este descanso nos motiva no solo a cuidar la naturaleza sino también a ayudar a pobres y excluidos del lugar (LS 237).

  1. Considerarlo como espacio privilegiado para vivir la interioridad

A través de la práctica de cada culto podemos abrazar todas las realidades del mundo. La mano que bendice es instrumento del amor del Creador y reflejo de su cercanía en el camino de la vida (LS 235).

por EcoOne Cono Sur*

  *Red de profesores, académicos, investigadores y profesionales que trabajan en las ciencias ambientales. **LS: Extractos de párrafos de Laudato Si’ interpretados para asumir de una forma responsable el turismo y descanso.

Evangelio vivido: la paz que nos hace libres

Jesús, a través de su vida, nos trae el maravilloso mensaje de la misericordia de Dios, el Amor que envuelve todo y perdona. Construir la paz significa realizarla cada día en nuestra vida cotidiana, para descubrir la belleza de un don que revive a las personas y las hace libres. Paz hecha Durante meses mi hermana había discutido con una amiga. Para intentar que hiciera las paces con ella, un día la invité a mi casa. Antes de que ella llegara, le conté el problema a mi sobrina Sandra, de ocho años, y le pedí que me ayudara. La pequeña dijo con gusto que sí. Fui directo al grano con mi hermana, pero no pude hacer nada, ella no quería perdonar. Antes de marcharse, se acercó a Sandra, que estaba jugando, y le preguntó por la escuela, si había aprendido a escribir “Sí”, respondió la niña, “si me das una hoja de papel te lo enseño”. Y teniendo el papel, escribió algo con desenvoltura. Mi hermana, al leerlo, se quedó inmediatamente pensativa y sus ojos se llenaron de lágrimas. Sandra de hecho había escrito esta frase: “Para vivir el arte de amar hay que amar a todos, amar primero, amar a los enemigos…”. “¡Se necesitaba ella para decirme lo que tenía que hacer desde hace tanto tiempo!”, concluyó mi hermana e inmediatamente fue a reconciliarse con su amiga. (N.G. – Camerún) El perdón que sana Cuando tenía diecinueve años, mi padre nos abandonó y el dolor y el resentimiento me han acompañado durante años. Para compensar ese vacío, cuando me casé, Nat y yo siempre intentamos mantener nuestra familia unida. Nuestros hijos han respirado esta atmósfera de amor hasta el punto de que, cuando mi marido se ponía tenso, perdía la paciencia y levantaba la voz, era conmovedor ver como los niños, para nada asustados, lo abrazaban, como para calmar su agitación. La ternura de ellos hacia su padre ayudaba a disolver el odio que sentía por el mio; la herida abierta por el abandono sufrido empezaba a cicatrizar. Y un día sentí fuertemente la necesidad de perdonarlo. Lo hice de corazón, pero no era suficiente. Así que lo hablé con Nat y juntos fuimos a buscarlo. Lo encontramos y yo, aunque temblorosa, pude reconciliarme con él, también en nombre de los demás miembros de mi familia. Nunca olvidaré la sensación de serenidad y libertad que experimenté en aquella ocasión. (N.M.A. – Filipinas) La ropa sucia Vivo en un barrio de casas pequeñas separadas entre sí sólo por una pared en la que solemos colgar la ropa para que se seque. Un día, al darme cuenta de que la ropa de mi vecina ya estaba seca, le pedí a su hijo que la sacara porque yo también tenía que tenderla. Se ofendieron y empezaron a insultar. En esa pared había dos plantas que había cultivado con tanto cuidado.Por la noche, cuando oí un estruendo, decidí revisar y me di cuenta de que mis vecinos estaban dejando caer también la segunda maceta. En mi interior me sentí hervir de indignación, pero recordando que a los mansos se les promete la tierra, me dije: “No importa”. Mi suegra, al ver que no reaccionaba, me dijo: “Dame el palo, que voy a darles una lección”. Tuve que convencerla de que fuera paciente también. Durante algún tiempo la situación se mantuvo tensa. Pero un día, sorprendentemente, la vecina llamó a la puerta. En su casa no había agua y nos preguntó si podía venir a lavar en la nuestra. Fue una oportunidad para volver a establecer contacto y, al acogerla, me di cuenta de lo mucho que había cambiado. (R. – Pakistán)

Editado por Maria Grazia Berretta

(Extraído de Il Vangelo del Giorno, Città Nuova, año VIII, n.2, mayo-junio 2022)

Familia, el rostro acogedor de la Iglesia

Ha concluido el 10° Encuentro Mundial de las Familias. “Sean la semilla de un mundo más fraterno” es el mandato que el Papa Francisco deja a todas las familias presentes. “¡La Iglesia está con ustedes, la Iglesia está en ustedes!” (…) Que el Señor les ayude todos los días a permanecer en la unidad, en la paz, en la alegría y también en la perseverancia en los momentos difíciles (…)”. Con este deseo el Papa Francisco saludó a todos los que participaron en el  10° Encuentro Mundial de las Familias. Fue durante la misa conclusiva del 25 de junio de 2022 en la Plaza San Pedro, presidida por el Cardenal Kevin Joseph Farrell, prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.  La celebración estuvo precedida por días intensos en los que se trataron varios temas. Se puso de relieve el testimonio de muchas familias provenientes de todo el mundo. Han sido días que muchos han vivido en sus propias diócesis, y han creado, como la definió el Papa, “una suerte de inmensa constelación”. “Han sido momentos plenos por su belleza, que nos han marcado profundamente y realmente hemos podido experimentar el amor de Dios para con nosotros y para con cada una de las familias del mundo” –dice Keula, integrante del grupo de Familias Nuevas (FN), rama del Movimiento de los Focolares, que junto con su esposo Rogerio, llegó a Roma desde el Brasil. El perdón, la apertura a la vida, el acompañamiento de los hijos, el rol de los ancianos y la esperanza en la Providencia, son sólo algunos de los temas tratados durante este 10° Encuentro Mundial de las Familias que, como conclusión del Año Familia Amoris laetitia, tuvo como punto central la escucha y el diálogo entre operadores de la pastoral familiar y matrimonial. La finalidad era la de desarrollar el tema escogido por el Papa para este año: El amor familiar: vocación y camino de santidad. Entre las etapas de este recorrido,  destacamos el debate acerca de la corresponsabilidad de los esposos y sacerdotes en la pastoral de las Iglesias particulares, las concretas dificultades de las familias en las sociedades actuales, la preparación a la vida matrimonial de las parejas y la formación de los formadores en una pastoral familiar llena de desafíos. “En estos días hemos comprendido en qué medida la familia puede ser una fuerza para el mundo entero –cuentan Suse y Angelo de Corea–,  es una fuerza que hay que defender y acompañar y que puede encontrar en la Iglesia, además de una morada acogedora, también su expresión”. En la línea de las lecturas propuestas por la liturgia, el Papa durante su homilía en la Plaza San Pedro habló también de la importancia de la libertad. Es “uno de los bienes más preciados y buscados por el hombre moderno y contemporáneo”, que cambia de forma si se la vive en el ámbito familiar. Señaló: “Todos ustedes cónyuges, formando una familia, con la gracia de Cristo, han hecho esta opción valiente: no usar la libertad para ustedes mismos, sino para amar a las personas que Dios les ha puesto al lado. En lugar de vivir como ‘islas’, ustedes se han puesto ‘al servicio los unos de los otros’. ¡Así se vive la libertad en la familia! No hay ‘planetas’ o ‘satélites’ que viajan en su propia órbita.  La familia es  el primer sitio en donde se aprende a amar”. Y justamente en el servicio es donde la familia responde a su vocación y procede en el camino del amor familiar, un amor en salida, “siempre abierto –continúa el Papa Francisco– extrovertido, capaz de ‘tocar’ a los más débiles  (…), a los más frágiles en el cuerpo y en al alma. El amor, incluso el amor familiar, se purifica y robustece cuando se da”. Tener los pies bien plantados en la tierra, conscientes de los retos de nuestro tiempo, pero siempre con los ojos fijos en el cielo. Ello es lo que encierra el texto del envío misionero de las familias, leído por el Santo Padre al final de la celebración. Un verdadero mandato, que es la invitación a responder a ese llamado a la santidad y caminar juntos: “Sean la semilla de un mundo más fraterno. Sean familias con un corazón amplio, sean el rostro acogedor de la Iglesia”.

Maria Grazia Berretta

Chiara Lubich: ¡Solo Dios lo es todo!

En octubre de 1946, Chiara Lubich escribe a sor Josefina y sor Fidente que trataban de poner en práctica el espíritu del Movimiento que estaba naciendo. En este fragmento de esa carta se capta el entusiasmo y el ardor de los primeros tiempos y, todavía hoy, nos impulsa a poner a Dios en el primer lugar de nuestra vida. Dios del alma mía, mi Amor, mi Todo, habla Tú a estos dos pequeños corazones. Habla con tu Voz Divina. ¡Diles que solo Tú eres Todo y que  ¡TÚ HABITAS EN ELLAS! ¡Diles que no te busquen fuera de ellas, sino que te encuentren siempre en su corazón! Ya sabes, Jesús, lo mucho que las amo y querría estar siempre con ellas. (…) ¡SOLO DIOS LO ES TODO! ¡Y esta Verdad hay que vivirla con la mayor Pasión por la Pobreza! ¿Cuándo te amamos, Señor? Cuando te encontramos. ¿Cuándo te encontramos seguramente? Cuando confiamos solo en ti y lanzamos locamente la mirada a lo alto y te buscamos solo a ti: ¡Dios-Padrenuestro! Y ahora que, despojadas de todo, tus esposas están convencidas de que solo Tú bastas; solo ahora ¡di a sus corazones que acepten también (como yo también lo acepto gozosa y agradecida) el amor ardiente que les tengo y el deseo apasionado de hacer de ellas lo que mi corazón quiere ser para ti! (…) Hermanitas mías: ¡Cuánto bien puede hacer su vida, tan a menudo semejante a la de Jesús, que vivía, que obraba, que amaba en la casita de Nazaret! Pero ¿no saben que un alma que ama de manera que su vida sea una continua vida entre dos (Jesús y el alma) hace tanto como si predicase al universo entero? Ahora que, una vez despojadas de sus miserias –que darán cada día a Dios–, son libres de amar, ¡AMEN! Él quiere vivir con ustedes. Y nada desea más que esta vida entre dos. (…)

                                                                                                                            Chiara Lubich

(Cf. Chiara Lubich, en El primer amor. Cartas de los inicios (1943-1949), Ciudad Nueva, Madrid 2011, pp. 129-131.

X Encuentro Mundial de las Familias: llamadas a ser alimento para la Iglesia

X Encuentro Mundial de las Familias: llamadas a ser alimento para la Iglesia

El amor familiar: vocación y camino de santidad. Este es el tema del X Encuentro Mundial de las Familias que se desarrolla en Roma del 22 al 26 de junio de 2022. La voz y el testimonio de algunos matrimonios de “Familias Nuevas”, rama del Movimiento de los Focolares, que participarán en el evento. Un momento de celebración y de compartir para ser abrazados por la Iglesia, “familia de familias” (Al 87) y sentirse parte integrante de este pueblo en camino. Del 22 al 26 de junio de 2022, Roma acoge el X Encuentro Mundial de las Familias, un evento nacido por voluntad de san Juan Pablo II en 1994 y que desde entonces se ha repetido cada tres años en diferentes lugares. El encuentro, según anunció el papa Francisco en un video mensaje, esta vez se realizará de forma “multicéntrica y generalizada”, respondiendo a las necesidades dictadas por la pandemia y al deseo de muchos de participar. De hecho, en el mundo serán muchas las familias que seguirán el acontecimiento en sus respectivas diócesis, mientras que otras tendrán la alegría de vivir este momento presencialmente. “Esta es la tercera vez que participamos en el Encuentro Mundial de las Familias y realmente cada vez traemos a casa un sinfín de regalos”.

Dori e Istvan Mezaros, Serbia

Istavan y Dori Mezaros (Serbia), son los referentes del Movimiento de Familias Nuevas de Europa del Este y cuentan la importancia y alegría de estar presentes en este evento. “En 2018 en Dublín (Irlanda), descubrimos el maravilloso tesoro que el Santo Padre nos entregó con la exhortación apostólica “Amoris Laetitia”, una verdadera guía para usar a diario en la familia. Hoy damos gracias a Dios por poder estar en Roma, tanto para vivir un momento de plena alegría, como para compartir con el Santo Padre y con la Iglesia universal las dificultades que vive la familia. Nos gustaría entender cómo acercarnos a las familias, también de una manera nueva, cómo acompañarlas, especialmente si están heridas”. El tema elegido por el papa Francisco para este X Encuentro Mundial de las Familias es “El amor familiar: vocación y camino de santidad”. Una vocación hoy más que nunca puesta a prueba.

João Francisco e Soraia Giovàni, Brasil

“En nuestro país, Argentina, cuando nace una familia, la primera dificultad es encontrar estabilidad económica, pero la gran pobreza, la falta de trabajo y la inflación no ayudan a los jóvenes en esta búsqueda”, dicen Liliana y Ricardo Galli, desde hace años animadores y responsables a varios niveles de Familias Nuevas en Argentina, hoy al frente del curso internacional para familias en la ciudadela internacional de los Focolares en Loppiano (Italia). “Además – continúan – cuando la familia se amplía, los hijos llegan y crecen, no podemos contar con ninguna ayuda institucional para acompañar a los cónyuges en esta etapa, sin olvidar que el laicismo fuerte, fruto del individualismo y el consumismo, no ayuda a los jóvenes a tener proyectos. El reto, entonces, es apoyar a la familia, verla como un proyecto comunitario y cuidarla en la comunidad. Vivir en red con otras familias ayuda a mantener vivo el amor familiar y a no sentirse solos”.

Ricardo e Liliana Galli, Argentina

“El amor vivido en las familias es una fuerza constante para la vida de la Iglesia” leemos en “Amoris Laetitia” (Al 88) y para ser alimento es necesario hacer que esta unión se sostenga, como cuentan João y Soraia Giovani, durante muchos años responsables de Familias Nuevas en Brasil. “Desde que nos casamos, la fe nos ha guiado en nuestra relación con Dios y entre nosotros. Para nosotros el matrimonio es un camino de santidad que construimos cada día. Con gran alegría acogimos a nuestros hijos y, junto con otras familias, tratamos de poner en práctica las palabras del Evangelio, creciendo en la fe. Por supuesto que no faltaron desafíos durante estos 25 años de matrimonio y a veces no tuvimos respuestas, pero el deseo de fidelidad al amor de Dios fue un faro. Siempre hemos aprendido a contarnos todo y en momentos de dificultad hemos podido pedir ayuda. Dos palabras del Evangelio nos han guiado hasta hoy: “El Señor hace maravillas para quien es fiel” y “Quien cree en él no será defraudado”. La gracia del matrimonio es maravillosa y damos gracias a Dios por nuestra vida juntos”.

  Maria Grazia Berretta