Ago 5, 2022 | Sin categorizar
El perdón es un ejercicio constante en nuestra vida diaria y es esa experiencia la que permite que el amor de Dios vuelva a ponernos de pie. Reconocernos perdonados es el punto de partida para intentar ser misericordiosos, abrir la mirada al otro y ser verdaderamente libres. Fila de espera Satisfecho por haber llegado a tiempo a la cita con el médico, de repente en la fila pasa una señora frente a mí como si nada. Dentro de mí la rebelión va en aumento y estoy a punto de hacerme oír, pero… al pensar en ciertas escenas de la guerra en Ucrania, de repente, decido transformar mis derechos en cortesía, en aceptación. ¡Pero qué difícil es dejar de lado la idea de lo que uno considera correcto! Luego, en casa cuento lo que me pasó y también la lucha interior. Nuestra hija mayor, después de un largo silencio, interviene contando la última experiencia: ella también estaba en la fila de la secretaría de la Universidad y, ante un gesto descortés de un estudiante maleducado, lo regañó fuertemente hasta avergonzarlo. “Tal vez me equivoqué” – añade. Terminamos diciendo que, grande o pequeña, la guerra acecha dentro de nosotros pero que es posible vencerla con el perdón. (F.I. – Italia) Una lección para recordar Mi esposa es maestra y un día, mientras ella estaba en la escuela, estando en casa, para sorprenderla, comencé a hacer esos pequeños arreglos y trabajos de limpieza que a veces con la apretada agenda descuidaba. Pensé que ella lo disfrutaría, pero nada más llegar a casa se quejó porque había encontrado la puerta de acceso abierta: “¿No piensas en los ladrones?”. Estaba confundido. No recordaba haberla dejada abierta, pero no quería quejarme, así que, aunque lo sentía, decidí no alimentar la ira. Por la tarde mi esposa me pidió hablar. Quería ser perdonada: “Viendo cuántas cosas hiciste y pensando en cómo te he reprochado una tontería, me sentí humillada por mi ceguera. Con tu silencio me has dado una verdadera lección”. A los pocos días me confió que, después de haber contado lo que había pasado entre nosotros en la escuela, se había creado en la clase un clima de gran respeto como nunca antes. (L.D. – Hungría)
Maria Grazia Berretta
(Tomado de Il Vangelo del Giorno, Città Nuova, año VIII, n.2, julio-agosto 2022)
Ago 1, 2022 | Sin categorizar
“Ama al prójimo como a ti mismo”. La medida del amor que debemos tener con cada hermano o hermana está contenida en ese “como”. Chiara Lubich en este fragmento de un discurso a jóvenes seminaristas nos impulsa a ocuparnos de los demás como de nosotros mismos. Jesús, que vino del cielo a la tierra, tenía la experiencia del cielo, en cuanto Verbo de Dios, y trajo a la tierra esa experiencia, nos enseñó a vivir en la tierra como en el cielo. De hecho, Él habló del mandamiento nuevo ─ en el que se dice y se explica el amor mutuo, manda amarse mutuamente─, es un mandamiento “suyo”, típicamente suyo y “nuevo”. Y los primeros cristianos consideraban este mandamiento, esta enseñanza, como la síntesis de las enseñanzas de Jesús y lo practicaban de un modo realmente ejemplar. (…) El mandamiento nuevo. Todos lo conocemos, pero ahora ¿cómo se interpreta? ¿Cómo se practica? ¿Qué significa y qué consecuencias tiene poner en práctica el amor recíproco? Lo podemos comprender bien si primero se comprende bien qué es el amor –amar– para el cristiano. Desde un principio, una de las cosas que el Espíritu Santo nos enseñó a través de este carisma, fue esta: comprender que la Palabra del Evangelio: “Ama al prójimo como a ti mismo” había que tomarla al pie de la letra. Que ese “como” significaba exactamente “como”. Por tanto, que sea yo, que seas tú, o el otro, o el otro, es igual: ama al prójimo como a ti mismo. Y nos dimos cuenta de que antes de descubrir esto, nuestro amor al prójimo era mucho menor que el amor a nosotros mismos. Éramos cristianos bautizados, comulgábamos quizá todos los días, pero ni por asomo pensábamos que había que amar al otro como a nosotros mismos y muchas veces nuestro amor se centraba solo en nosotros mismos. Por lo tanto, había que hacer una conversión y ocuparnos del otro como de nosotros mismos. Lo hicimos, tratamos de hacerlo con cada prójimo que encontrábamos y nació una revolución. Parece imposible, pero el Evangelio mantiene siempre su frescor, es cuestión de comprenderlo. ¿Por qué nació una revolución? Porque este modo de actuar, donde quiera que se esté, impacta a los demás, se preguntan ¿por qué?, ¿qué sucede?, ¿qué hay detrás de ello? Y te ofrecen la ocasión de explicar por qué tratas así a los demás, por qué actúas así, sirves así, ayudas así. Y muchos de los que te interrogan tienen también ganas de empezar, de intentarlo también ellos. Y entonces sucede que, si eran personas indiferentes con los demás, como todos nosotros, incluso cristianos, esas personas comienzan a revitalizarse, a interesarse por los demás, a amarse, a componerse en comunidad, dando la idea de lo que es una Iglesia viva, y esto con una sola palabra vivida: “Ama al prójimo como a ti mismo”; porque dice san Pablo, “toda la ley alcanza su plenitud en este solo precepto: amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Gal 5,14).
Chiara Lubich
(Chiara Lubich, discurso a un grupo de seminaristas, Castel Gandolfo, 30 de diciembre de 1989)
Jul 30, 2022 | Sin categorizar
Elegir salir al encuentro del prójimo, dar un paso atrás en las propias convicciones, derribando los muros del orgullo, significa encontrar el camino hacia el corazón del otro y, en este camino, aprender a reconocer el propio: entrar en comunión y reconstruir. Finalmente, amigos Un compañero de clase a menudo se burlaba de mí, exponiéndome siempre ante los demás y especialmente con las chicas. Esto comenzó a molestarme. Traté de decírselo, pero se disculpó diciéndome que no había maldad en lo que hacía. Después lo hablé en casa y lo que me sorprendió fue que mis padres no parecían estar de mi lado: “¿Has tratado de respetarlo más, no solo de defenderte?”. ¿Qué hacer? En un examen de matemáticas, materia en la que tengo bastante conocimiento, me di cuenta de que este compañero estaba en dificultades. Le hice señas y le pasé los elementos necesarios para proceder. En el intervalo se me acercó casi conmovido y me dio la mitad de su merienda. No sé si realmente entendí lo que mis padres querían decirme, pero todo rastro de resentimiento hacia él se borró en mí. La chica de la que estaba enamorado se acercó a nosotros y, quizás conociendo las tensiones pasadas, comentó: “Qué bueno verlos así, amigos”. Reconozco que mis padres, queriéndome, me ayudan a vivir con la máxima dignidad. Les he agradecido sus consejos. (R.G. – Italia) El primer paso En Colombia el padre es el punto fuerte de la familia, pero últimamente, desde que nuestra hija estudia bachillerato, la relación con ella se ha vuelto difícil y desde hace un tiempo las escenas se suceden. Ella es de carácter fuerte, como yo, pero soy un adulto y tengo algo de experiencia en la vida. Hace varias noches la vi pegada a la computadora cuando ya era tarde. Cuando le señalé que era hora de ir a la cama, ella respondió que tenía que terminar un trabajo. Lo que me sorprendió es que ella no me tomó en serio, de hecho, por primera vez, también levantó la voz. Así que desconecté el módem para que ya no pudiera navegar. No me hablaba desde entonces. Durante días en casa el clima se mantuvo tenso y el aire parecía irrespirable. En cierto momento tuve un replanteamiento de mi forma de hacer y le pedí a Dios la fuerza para estar más calmo, menos orgulloso, para dar el primer paso y entablar una nueva relación con ella. Al darse cuenta de esto, ella misma se me acercó un día y se disculpó. (G.G. – Colombia)
Maria Grazia Berretta
(Tomado de Il Vangelo del Giorno, Città Nuova, año VIII, n.2, julio-agosto2022)
Jul 28, 2022 | Sin categorizar
Magdalena es una ilustradora coreana que, después de algunos años, ve truncado su sueño matrimonial. Solo el amor y el apoyo de otras familias le han permitido afrontar y superar el dolor. Hoy, Magdalena pinta una nueva página en su vida haciendo circular el mismo amor que ha recibido para los que se encuentran en situaciones similares a la suya.
https://www.youtube.com/watch?v=KEElaRybasY
Jul 25, 2022 | Sin categorizar
Benevolencia, misericordia, perdón. Tres características del amor mutuo que pueden ayudarnos a establecer nuestras relaciones sociales. La unidad, donada por Cristo, tiene que reavivarse cada vez más y traducirse en comportamientos sociales completamente inspirados por el amor recíproco. De ahí las indicaciones sobre como establecer nuestras relaciones: Benevolencia: Desear el bien del otro. Es “hacernos uno” con él, acercarnos a él estando completamente vacíos de nosotros mismos, de nuestros intereses, de nuestras ideas, de tantos prejuicios que nublan nuestra mirada, para acoger sus pesos, sus necesidades, sus sufrimientos, para compartir sus alegrías. Es entrar en el corazón de los que nos encontramos para comprender su mentalidad, su cultura, sus tradiciones y, de alguna manera, hacerlas nuestras para comprender verdaderamente lo que necesitan y saber acoger esos valores que Dios ha sembrado en el corazón de cada persona. En una palabra: vivir por el que tenemos al lado.
Misericordia: acoger al otro tal como es, no como quisiéramos que fuera, con un carácter distinto, con nuestras ideas políticas, con nuestras convicciones religiosas y sin esos defectos o esos modos de hacer que tanto nos molestan. No. Es necesario dilatar el corazón y hacerlo capaz de acoger a todos en su diversidad, con sus límites y miserias.
Perdón: ver al otro siempre nuevo. También en las convivencias más bellas y serenas, en la familia, en el colegio, en el trabajo no faltan nunca momentos de roces, de divergencias, de conflictos. Se llega a no dirigirse la palabra, a evitar encontrarse, por no hablar cuándo se alberga en el corazón un verdadero odio a quién no piensa como nosotros. El compromiso fuerte y exigente es tratar de ver cada día al hermano y a la hermana como si fueran nuevos, novísimos, sin acordarnos en absoluto de las ofensas recibidas, sino cubriéndolo todo con el amor, con una amnistía completa en nuestro corazón a imitación de Dios que perdona y olvida. Además, la verdadera paz y la unidad llegan cuando la benevolencia, la misericordia y el perdón se viven no sólo individualmente, sino juntos, mutuamente. Y como en una chimenea encendida, de vez en cuando es necesario mover las brasas para que las cenizas no la cubran, también es necesario, de vez en cuando, reavivar expresamente el amor reciproco, reavivar las relaciones con todos, para que no queden cubiertas por las cenizas de la indiferencia, de la apatía, del egoísmo. Hay que traducir estas actitudes en hechos, en acciones concretas. Jesús mismo demostró lo que es el amor cuando curó a los enfermos, cuando dio de comer a la muchedumbre, cuando resucito a los muertos, cuándo lavó los pies a los discípulos. Hechos, hechos: esto es amar.
Chiara Lubich
(Chiara Lubich, in Parole di Vita, Cittá Nuova, 2017, pag. 787)