En Coroado, periferia de Manaos (capital del Estado de Amazonas), la pared que hace de cerca del Centro Social Roger Cunha Rodrigues se deterioró bastante por las abundantes lluvias de los últimos tiempos. Una pared que separa y protege el Centro de la dura realidad de la droga y de la violencia que se vive en el barrio. Algunas personas de los Focolares lo pusieron en función en los primeros años de la década de los ’90 bajo la consigna del recibimiento y de la inclusión social con una escuela maternal y elemental, que pronto se transformó en un verdadero y digno Centro social, abierto de mañana y de tarde. Su objetivo es el de garantizar a los niños y adolescentes del territorio, a través de actividades educativas y lúdicas, el derecho fundamental de un crecimiento armonioso e íntegro, para apoyar a sus familias. Financieramente se mantiene con la generosidad de muchas personas, sobre todo con el apoyo a distancia de AFNonlus que, además de la instrucción, ofrece a los muchachos alimentación y atención médica. Son varias las distintas actividades que una detrás de otra se van desempeñando, como el estudio –en colaboración con la facultad de Psicopedagogía de la Universidad Federal de Amazonas – para definir y superar las dificultades de aprendizaje de algunos jóvenes; o el proyecto elaborado por los estudiantes de Farmacia para que los niños y sus familias adquieran nociones de higiene, alimentación correcta y cuidado de su persona. Se realizó también una investigación sobre las enfermedades infecciosas mediante análisis de sangre y posterior terapia de las patologías descubiertas. No faltaron tampoco programas de prevención de la droga y de denuncia de la explotación del trabajo infantil, mientras que a los padres se les ofrecieron cursos de formación profesional en colaboración con el Centro de Educación Tecnológica del Estado de Amazonas. «En el curso de los años – cuentan los referentes del proyecto, Jeanne y Carlos-, hemos creado laboratorios de lectura, teatro y alfabetización literaria. También hemos logrado realizar un programa para la formación de adolescentes y jovénes sobre la afectividad y sexualidad» La última conquista nos la cuentan Janine y Carlos: «La crisis económica hace que la situación sea cada vez más difícil en nuestro territorio. Por ejemplo, una institución, que desde hace casi 10 años ofrecía un curso de informática, tuvo que interrumpir la colaboración. Algunos padres de los niños están perdiendo su trabajo. No teníamos los medios para pintar nuestra pared de la cerca que presentaba un aspecto tétrico y amenazante, a menudo manchada por vándalos. Nació entonces la idea de dirigirnos al Tribunal de Justicia de Manaos proponiendo un partnership con el título “Pintemos la pared”. La propuesta, que después fue bien recibida, consistía en describir con la pintura las experiencias y los valores que vivimos con los niños del Centro Social y dar un clima de alegría y armonía a nuestro barrio. Queríamos que los chicos fueran los protagonistas de este proyecto; por lo tanto, recogimos sus dibujos para que fueran reproducidos en la pared que hacía de cerca» La nueva pared, restaurada y pintada, fue inaugurada el 27 de octubre pasado. «Para nosotros fue un momento de gran alegría – declaran Janine y Carlos- porque este reconocimiento por parte del Tribunal, no sólo alienta el trabajo del Centro, sino que nos da la posibilidad de llevar adelante lo mejor posible el proyecto. Agradecemos de modo especial también a muchas personas que generosamente nos sostienen dando a los niños y a los jóvenes las oportunidades de conocimiento y desarrollo que les permitirán manejar por sí mismos su vida y convertirse en mujeres y hombres nuevos» Giovanna Pieroni
Hacer sentir la cercanía
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