Movimiento de los Focolares
Albert Rauch: constructor de puentes con las Iglesias orientales y ortodoxas

Albert Rauch: constructor de puentes con las Iglesias orientales y ortodoxas

dr.-albert-rauchHacia finales de los años ’60, siguiendo el camino de las múltiples aperturas auspiciadas por el Vaticano II, el episcopado alemán advierte la exigencia de fortalecer las relaciones con la Iglesia Ortodoxa. El obispo Graber de Regensburg –quien tiene a su cargo la tarea de incrementar este diálogo- sabe que puede contar con una persona de gran competencia que podrá asumir con brillantez este cometido: Albert Rauch. Fue ordenado sacerdote y completó sus estudios teológicos en la Gregoriana de Roma. Por su aguda sensibilidad hacia los ritos de Oriente, Albert decide hacer también un doctorado en el Colegio Russicum, donde aprende – entre otras cosas – el griego moderno y el ruso. Su estadía en Roma es para él la ocasión de conocer el Movimiento de los Focolares. Abraza la espiritualidad descubriendo en ella la profunda dimensión ecuménica. Casi de inmediato pide integrarlo como sacerdote focolarino. Para profundizar en el conocimiento de Oriente, Albert realiza largos viajes a Grecia, Turquía, Líbano, Siria e Israel. Forma parte de una delegación oficial que se dirige a Constantinopla, Sofía, Belgrado: éstos son los primeros e importantes pasos de acercamiento entre estas Iglesias hermanas. El Patriarca Athenágoras queda impresionado cuando lo ve tan joven y subraya la importancia de que también los jóvenes de Oriente viajen a Occidente para enriquecerse recíprocamente. Se abre así la posiblidad para que jóvenes de distintas Iglesias de Oriente vayan a Alemania. A él se le confía el recién iniciado Ostkirchliches Institut [Instituto de las Iglesias Orientales] con sede en Regensburg. Acepta esta tarea con humildad y amor. El obispo le pide a Chiara Lubich que se abra en ese lugar, también un focolar femenino, que lo ayude en su tarea.

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Centro Internacional de los Focolares, Castel Gandolfo (Roma) 2003- Dirige una oración en la escuela ecumenica

Albert, en colaboración con otro sacerdote, se prodiga en mil iniciativas, entretejiendo relaciones pan-ortodoxas y entre ortodoxos y católicos que fueron significativas y fructíferas. Un diálogo, que dada su preparación, ha sido profundamente teológico y al mismo tiempo un ‘diálogo de la vida’, como él mismo ama llamarlo. Recordando el impulso que le dio Athenágoras, a menudo lleva a sus estudiantes, que provienen de las distintas Iglesias orientales, a visitar Roma, organizando el viaje en colaboración con el Centro Uno de los Focolares. Durante más de 35 años, estos estudiantes asistieron a las ‘Semanas ecuménicas’ que tienen lugar en el Centro Mariápolis. Varios de ellos, con el correr de los años, asumieron puestos de responsabilidad en sus iglesias. En el verano, durante vacaciones cerca de Roma, no deja de visitar el Centro Uno, para compartir sus proyectos y estar informado sobre las actividades del Movimiento. En el transcurso del tiempo, Albert, o mejor dicho, el Dr. Albert Rauch, comienza su colaboración también con la Escuela Abba y con el Instituto Universitario Sophia. Su ardiente pasión por la recomposición de la unidad lo lleva a aprender unos quince idiomas, que le permitieron sembrar la semilla de la unidad en muchísimos corazones de las más diversas naciones. Su fallecimiento es una gran pérdida para el mundo ecuménico. Su ejemplo y su pasión por la unidad de los cristianos son un estímulo para todos aquellos que quieren contribuir a la realización de la oración de Jesús “Que todos sean uno”.    

En Cannes el «Premio Chiara Lubich por la fraternidad»

En Cannes el «Premio Chiara Lubich por la fraternidad»

logo_cittaperlafraternitaLa ciudad de Cannes es la ganadora de la sexta edición del Premio Chiara Lubich por la fraternidad. Lo que atrajo el reconocimiento fue el proyecto “Vivir juntos en Cannes”, en el que participan ciudadanos laicos y religiosos de distintos credos, comprometidos en una serie de iniciativas dirigidas a favorecer la convivencia pacífica. La solicitud del alcalde de Cannes como candidato al premio llegó precisamente el 7 de enero, día del atentado en París a la sede de Charlie Hebdo. «Existe el símbolo del odio y el símbolo de la paz y nosotros queremos mostrar el símbolo de la paz», declaró el abad cisterciense Vladimir Gaudrat, presente con la delegación francesa en la entrega del Premio. La ceremonia tuvo lugar en Roma, el 17 de enero pasado, en el marco del Congreso sobre el tema “Diálogo y comunidad, ¿cuál relación hay con la fraternidad?”, organizado por la Asociación Ciudades por la Fraternidad, promotora del premio. La sede elegida, el Campidoglio, hizo recordar la historia que vincula la ciudad de Roma a la persona a la que está dedicado este premio. El 22 de enero del 2000, el día en que cumplía 80 años, Chiara Lubich fue galardonada con la ciudadanía romana. Ya en el ’49, Chiara, quien hacía poco estaba en la capital –donde vivió por 10 años- en un artículo con el título “Resurrección de Roma”, describió esta ciudad desfigurada por la guerra y la miseria que ponía a prueba la dignidad de las personas. En el escrito manifiesta la voluntad de colaborar para devolver la luz y el amor a sus casas, a sus calles, a los lugares de estudio y de trabajo, al Parlamento, por doquier. Un auspicio que reformuló ese día del 2000, mostrando una vía para poder lograrlo, el arte de amar, tan en sintonía con el nombre de la capital, que si se lee al inverso resulta: “Amor”. Un arte que emerge de los valores del Evangelio. DSC_1507-560x292De estos elementos emerge la idea de Chiara Lubich de la ciudad – en la que se inspira la Asociación que actualmente reúne a 140 municipios italianos- como un lugar habitado por una comunidad que, en las relaciones entre los ciudadanos, y de los ciudadanos con las instituciones, puede ampliar sus propios confines internos y externos. «Las ciudades – explica Pasquale Ferrara, secretario general del Instituto Europeo de Florencia, quien dio su aporte al congreso- son siempre lugares de pluralismo y diversidad, donde distintas asociaciones colaboran con las instituciones locales para la resolución de problemas». También el cardenal João Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de vida consagrada, ofreció su testimonio sobre la importancia de la fraternidad en relación con las ciudades, recordando sus experiencias en Brasil. «Del Movimiento de los Focolares –recordó el Cardenal- aprendí la apertura a la diversidad, que después experimenté en Brasilia. Hasta llegar a Roma, donde para mí la fraternidad significa mantener un contacto abierto con todos». «En este momento que hay tantos conflictos abiertos, nos parece muy importante reflexionar sobre la fraternidad y el diálogo, en una comunidad que se está transformando, con tantas sensibilidades distintas, y dedicar una tarde a este tema y cómo se puede crear una nueva cohesión», declaró Lina Ciampi, secretaria de la Asociación ‘Ciudades para la Fraternidad’, ante los micrófonos de la Radio Vaticana. «Cannes presentó un proyecto de índole multicultural e interreligiosa, en donde se interactuaban budistas, judíos, musulmanes,… Nos parecía que respondía muy bien a todo lo que la Asociación se propone hacer». Además de la ciudad francesa de Cannes, se premiaron los municipios de Severino y Tolentino en Las Marcas por sus proyectos dirigidos a los sectores menos favorecidos de la ciudadanía y se otorgó una mención de honor al Municipio de Trieste por el Proyecto Educación a la Paz, que llevó a que se instalara en un parque público el Dado de la Paz.

Desde Filipinas escriben: ¡fue una experiencia inolvidable!

Desde Filipinas escriben: ¡fue una experiencia inolvidable!

20150121-03Las imágenes del reciente viaje del Papa a Sri Lanka primero y a Filipinas después, dieron la vuelta al mundo. Sus discursos, gestos, frases, fueron comunicados en los periódicos en numerosos idiomas y por las redes sociales que se convirtieron en potentes multiplicadores de su mensaje de “misericordia y compasión”, que fueron los temas centrales que eligió para este viaje histórico.

«Hemos hecho historia – escriben desde Manila- batiendo los récords de participación en la inolvidable Jornada de la Juventud de 1995 con Juan Pablo II. De hecho, en la misa celebrada en el Luneta Park los casi 7 millones de presentes demostraron una vez más su fe y el amor por el Santo Padre».

El segundo día, en el Mall de Asia, eran 40.000 los participantes en el encuentro con las familias, ubicados a lo largo de la bahía de Manila. Francisco alentó a las familias filipinas a “servir como santuarios donde se respeta la vida” y a proclamar la sacralidad de la vida desde el nacimiento hasta la muerte.

«Esperaba a una celebridad – dice Nidj, joven de los Focolares, – en cambio me encontré con un “servidor”. Sentí su amor puro, simple y que hablaba con autenticidad. Permaneció humilde y seguía siendo él mismo, a pesar de que toda la atención estaba dirigida hacía él».

Y Loli Funk dice: «Con su sabiduría nos alentó a vivir una vida cristiana auténtica, creo que no se precisa ser católico para apreciar su mensaje. Tocó nuestro corazón, en el lugar donde duele y se siente más. Comprendí que si somos una familia, una comunidad que se preocupa uno por el otro, tenemos más posibilidad de salir adelante».

Y Romé Vital dice: «Cuando le habló a los jóvenes en la Universidad de Santo Tomás, nos exhortó a vivir la reciprocidad: no sólo dar, sino también aprender a recibir el amor de Dios y de los otros. Me parece algo nuevo mostrar el valor de la reciprocidad de nuestra vida cristiana». Y también Jan Co Chua expresa: «Reflexionando en los eventos de estos días me siento como los discípulos de Emaús que se preguntaban “¿Acaso no ardía nuestro corazón mientras él conversaba con nosotros a lo largo del camino, cuando nos explicaba las Escrituras?” (Lc 24, 32)»

20150121-01La etapa más conmovedora fue la visita a los sobrevivientes de las zonas afectadas por los tifones, en Tacloban. «Estamos todavía en esta euforia de alegría que nos dejó la histórica venida de nuestro Santo Padre papa Francisco», escriben los miembros de la comunidad local de los Focolares.

«Francisco es el primer Papa que viene a visitar Tacloban. Su venida nos hizo sentir el amor materno de Dios que se expresa a través de la Iglesia. Nos hemos sentido comprendidos, consolados, después de haber sufrido tanto en los años pasados. Nos impresionó su espontaneidad en amar: su decisión, a pesar del tifón, de celebrar la misa al aire libre con el viento que soplaba muy fuerte. Nos quedamos impresionados por su homilía, por su humildad, cuando dijo que no tenía palabras delante de estos sufrimientos, y cuando nos pidió disculpas por haber venido un poco atrasado….».

La comunidad de los Focolares estuvo plenamente involucrada en la preparación. «La iglesia local nos confió la organización del lugar donde se celebraría la misa: la gran explanada que iba a contener a 120 mil personas. Ante esta comprometedora tarea pedimos ayuda a los adherentes, los simpatizantes, amigos, parientes, también de otras provincias y hemos organizado un plan por el cual trabajamos durante tres meses».

Von, confiesa que desde hace años no asistía más a la misa. «Cuando me invitaron a trabajar para el evento, me dediqué completamente a ayudar. Reencontré la fe y la familia de los Focolares».

Algunas voluntarias dedicadas a la organización del lugar, escriben: «Podíamos elegir un lugar mejor para ver al Papa. Pero nos ubicamos en los lugares más lejanos para dejar los primeros puestos a otros. Pero al final pudimos saludar lo mismo al Papa ¡desde muy cerca!»20150121-02

También los jóvenes Gen estuvieron en el servicio de orden: «Tratamos de que el amor prevaleciera sobre todo dando la preferencia a los ancianos, a los que venían desde más lejos (algunos hicieron muchos kilómetros a pie)… Estábamos muy impactados por las palabras del Santo Padre. Lo saludamos de cerca y él nos sonrió. ¡Cuánta alegría por este encuentro!».

«La visita del papa Francisco –concluyen- fue una experiencia única: estar allí con todo el pueblo, trabajando juntos 24 horas bajo la lluvia, con fuerte viento y muchas otras incomodidades. ¡Nunca se borrarán de nuestro corazón sus palabras y la experiencia vivida!».

La fraternidad como antídoto al Mal

La fraternidad como antídoto al Mal

Chiara Lubich - Imam W.D. Mohammed

Chiara Lubich – Imam W.D. Mohammed

Frente a una tragedia tan grande y al absurdo que nos sobrepasa a todos, estamos en búsqueda de un sentido. ¿Cuál es la respuesta a tanto temor y angustia?

«Cuando he visto increíblemente derrumbarse aquellas torres, frente a esta enorme tragedia, al shock de una súper-potencia que de golpe se descubre vulnerable y palpa el desplome de muchas certezas, frente al temor de que estalle una guerra de resultados imprevisibles, me ha parecido revivir en Trento, bajo los bombardeos del segundo conflicto mundial. Todo se derrumbaba y era fuerte la pregunta si existía algo que ninguna bomba pudiera destruir. La respuesta había sido: sí existe. Es Dios. Dios que descubríamos Amor. Un descubrimiento fulgurante que nos había dado la certeza de que Él no puede abandonarnos a los hombres, que Él nunca está ausente de la historia, más aún, que sabe hacer valer cualquier cosa suceda para el bien. Y lo he palpado de un modo sorprendente.

Y me he preguntado: ¿será que precisamente ahora, al comienzo de este siglo XXI Dios quiera repetir esta gran lección y hacer que le pongamos, a Él, en el primer lugar de nuestra vida, forzándonos a poner en orden todo lo demás? Y esto me dice esperanza y futuro».

Pero no se puede negar que hay también un creciente sentimiento anti-islámico. ¿Qué podemos hacer para evitar estos sentimientos que criminalizan a todo el mundo musulmán?

«Desde hace tiempo en nuestro Movimiento – y no sólo – hemos construido una profunda unidad en Dios con los musulmanes; y precisamente en Estados Unidos, con un vasto Movimiento musulmán afro-americano. Y he sabido que en este momento les ayuda mucho estar unidos con nosotros los cristianos en el compromiso de llevar al mundo la fraternidad universal.

Debemos reconocernos hermanos, cristianos y musulmanes. Somos todos hijos de Dios. Por eso, nosotros cristianos comportémonos de esta manera».

 

¿Cómo es posible, según su parecer, tanto odio por parte de algunos fundamentalistas musulmanes? ¿Qué se puede hacer?

«Me parece que aquí tiene que ver el Mal con la “M” mayúscula. Por esto siento profundamente una cosa, que quizás sea un poco original: ahora se están movilizando todas las fuerzas, a nivel político, entre los Jefes de Estado, etc. Pero es necesario que también el mundo religioso se ponga en movimiento a favor del bien, se una para el bien. Ya se hace. Por ejemplo el Santo Padre, el domingo pasado dijo con mucha fuerza – y he visto que todos los periódicos lo reseñan- que es necesario que América no se deje tentar por el odio. Continuamente reitera sus apelaciones en favor de la paz.

Nuestro Movimiento, en su expresión más política, “Movimiento Político por la Unidad”, lleva esta idea de la fraternidad que es pregonera de paz, a través de los Municipios, a través de los Parlamentos, en muchas partes del mundo».