Movimiento de los Focolares
Burundi, campo de refugiados de Maramvya

Burundi, campo de refugiados de Maramvya

Stefano Comazzi, responsable de Acción por un mundo unido del sector de proyectos (AMU), visitó junto a CASOBU (la contraparte local de AMU), las principales localidades de Burundi donde hay proyectos en las provincias de Ruyigi, Kayanza y Bujumbura. Nos cuenta:

«En la zona rural de Bujumbura, en el Municipio de Mutimbuzi, hay un campo de refugiados llamado “Maramvya”, donde está en curso un proyecto nuestro a favor de las familias. Obligadas a trasladarse en dos ocasiones en el arco de pocos meses, los refugiados vivieron primero en un área periférica de Bujumbura – un auténtico pantano-, y después en un terreno cercano al aeropuerto, en el Municipio de Butirere, pero todavía más lejos de la ciudad e incómodo para llegar.

Desde hace 4 meses a las familias se les asignaron lotes de tierra donde pueden construir su casa. Pude ver que algunos ya empezaron levantar algunas casitas sencillas de adobes y paja. Pero muchos carecen de los medios necesarios y se corre el riesgo de que terminen vendiendo la tierra por pocas monedas a especuladores interesados en edificar inmuebles más grandes.

En el momento de mi visita, debajo de una carpa, estaba en curso una sesión de registro de datos por parte de un joven encargado de la CASOBU, con el fin de permitir que las familias y los menores se puedan empadronar en el Municipio y tener los documentos para acceder a servicios sanitarios y escolares. Este registro es más bien complicado porque la gente estuvo antes bajo la administración de otros dos municipios. En práctica hay que verificar los datos en los dos Municipios anteriores para asegurarse que no se registraron anteriormente o eventualmente proceder a hacer las rectificaciones necesarias. Todo este proceso se hace en forma manual, y por lo tanto requiere tiempo y atención por parte de los registradores de CASOBU.

Con respecto a la situación del agua, hay un sólo punto de distribución público, con un pozo que dista medio kilómetro del asentamiento, donde vi una pequeña multitud de mujeres y niños. De lo que cuentan resulta que a menudo las colas empiezan muy temprano en la mañana, incluso a las tres y duran muchas horas. De hecho la presión del agua es insuficiente, y el tiempo de espera para llenar los cántaros es largo. Hablando con el alcalde supimos que se está estudiando un proyecto para toda el área norte de la ciudad, con tuberías con diámetro y capacidad adecuadas para hacer llegar el agua de una cisterna de recolección ubicada precisamente cerca del campo. Sin embargo mientras se concreta el proyecto, CASOBU está evaluando soluciones temporales que de alguna forma puedan aliviar las dificultades de la población para tener acceso al agua».

Fuente: Acción por un Mundo Unido online

Ficha del proyecto

Cómo colaborar: Burundi, Campo de refugiados Maramvya

Burundi, campo de refugiados de Maramvya

Judíos y cristianos: Diálogo 2.0

Un conocido rabino, participante en el encuentro de diálogo judeo-cristiano promovido por el Movimiento de los Focolares (que tuvo lugar en el Centro Mariápolis de Castelgandolfo, Roma), explicó que la historia de la comprensión entre las dos religiones se ha desarrollado en tres niveles de acción.

El nivel cero, es decir en el que las personas de ambas religiones se presentan y se conocen.

El nivel uno implica un paso más: hay respeto y mutua comprensión. El temor que el “otro” nos interpele todavía no existe.

El diálogo en el segundo nivel, en cambio, propone que las personas involucradas estén dispuestas a que el otro –judío o cristiano- influya realmente con las propias convicciones religiosas y lo trasforme positivamente.

Obviamente no se trata de poner en discusión la identidad religiosa de cada uno y menos todavía de sincretismo. La propuesta consiste en utilizar un lenguaje espiritual en el que todos, en formas diferentes, puedan encontrarse.

Tengo que decir que desde hace años frecuento eventos interreligiosos pero nunca había participado en uno parecido a éste. Pocas veces se ven juntos cuatro rabinos de distintas corrientes judías y un numeroso grupo de laicos expertos en las temáticas propias del diálogo (30 personas de Argentina, USA, Italia e Uruguay), que trabajan con una metodología totalmente original.

Normalmente cada participante habla de su religión, comenta sus propios textos y hace referencias a sus autores. Esta vez, los cristianos comentaron textos del judaísmo y los judíos  textos cristianos. No fueron reflexiones tomadas del bagaje de pensadores o teólogos conocidos en sus ambientes, sino  más bien, estudios centrados en el impacto que estos documentos provocaron en el lector: un impacto espiritual, especialmente, de contenido profundo.

Desde una perspectiva distinta de la habitual, fueron vistos los textos de la espiritualidad judía y los textos que pertenecen al patrimonio espiritual dejado por Chiara Lubich, fundadora de los Focolares.

Uso una metáfora tomada de la cibernética. Es sabido que la web 2.0 dentro de poco nos abrirá nuevas formas de comunicación a través de la red: el “diálogo 2.0” es también un nuevo paso. Implica dejar de lado las seguridades adquiridas hasta ahora para integrar elementos siempre en forma nueva.  Será más apto para la construcción de formas más profundas de encuentro interreligioso y, en definitiva, para la construcción de una sociedad más fraterna.

Lo hemos experimentado durante estos días.

De Francisco Canzani

Burundi, campo de refugiados de Maramvya

España: fraternidad con África

«Pareciera que fue ayer cuando decidimos colaborar con el proyecto fraternidad con África – cuenta un grupo de voluntarios españoles de los Focolares. Era abril del 2009 y para la difusión del proyecto organizamos una serie de actividades en nuestro pueblo, Aljucer (Murcia), que concluyeron con una cena de beneficencia. Ahora vamos ya por la quinta edición»

El proyecto nació en 2006 en Budapest: en el Volontarifest,, evento internacionalque reunió a miles de personas en la capital húngara, con el lema: “La tierra es un solo país. Somos olas del mismo mar, hojas del mismo árbol, flores del mismo jardín”. En esa oportunidad se lanzó un proyecto que promueve becas de estudio en diversos ámbitos para los jóvenes africanos, junto con la idea de que en nuestras ciudades “brille” la cultura de la fraternidad. Un grupo de voluntarios de Aljucer, que estaba presente, decidió adherir a la propuesta.

 «Asumimos el compromiso, y en el 2007, comenzamos a darle forma legal a una asociación que nos ayudase a conseguir ese objetivo: que Aljucer sea un pueblo donde se cultive la cultura de la fraternidad. Realizamos muchas actividades a partir de ese momento, algunas junto con otras asociaciones, pero nuestra actividad principal es el proyecto Fraternidad con África» Cada año colocamos carteles, recorremos locales comerciales que a menudo colaboran en la difusión del proyecto donando productos que sorteamos en la cena de beneficencia, para recaudar fondos para las becas de estudio.

«La cena anual para el proyecto Fraternidad con África es una cita esperada. Se suman siempre nuevas personas. Nunca  habíamos  superado la cantidad de 90 comensales, pero este año éramos 125, un número “importante” para un pueblo como el nuestro, que sufre la crisis como muchos otros pueblos» Explicamos el funcionamiento del proyecto: el número de becas de estudio asignadas, el fondo recaudado, los ámbitos educativos promovidos y las experiencias de los estudiantes. Al final, en un clima de fiesta, sorteamos los regalos, y concluimos con la colaboración artística de algunos artistas locales. Con una novedad: la grata presencia de Carlos Piñana de Cartagena, guitarrista de “flamenco” y profesor del Conservatorio Superior de Murcia, que junto con cuatro alumnos suyos dio su aporte  con un recital de guitarra “flamenca”.

 «Estamos contentos –continúan los protagonistas del emprendimiento- porque creemos que estos eventos han servido para promover un poco más la cultura de la fraternidad. Cultura que nos hace iguales, que hace que nos sintamos hermanos, motivo más que suficiente para trabajar unos por otros, unos con otros»

Fuente: www.amu-it.en

Aljucer, un pueblo que promueve la cultura de la fraternidad

Burundi, campo de refugiados de Maramvya

Filipinas: jóvenes en acción por un país más solidario

«Mientras en Jerusalén se desarrollaban las celebraciones por la Semana Mundo Unido, también nosotros preparábamos algunas actividades aquí en Manila », cuentan los Jóvenes por un Mundo Unido (JMU) de Filipinas. Para ellos, la conexión con Tierra Santa fue el punto de partida de la Semana, que estaba llena de citas. El 4 de mayo, en Manila, en Baguio y otras ciudades del norte visitaron contemporáneamente 10 “fragmentos de fraternidad” (así son llamadas las acciones de los Jóvenes por un Mundo Unido recogidas en el United World Project).

La semana empezó con una fiesta por la unidad, llamada BRIDGE (puente): se conectaron con Jerusalén, después con los JMU de otras ciudades de Filipinas, y finalmente estaban listos para partir para las distintas actividades previstas: desde programas de distribución de alimentos, a acciones ecológicas, visitas a los hospitales y a las personas más necesitadas. Eran 379 los jóvenes inscritos, sólo en Manila.

Fueron a Sulyap ng Pag-asa, el centro residencial donde trabaja el Movimiento de los Focolares en los suburbios marginales y sobrepoblados de Quezon City. Allí los JMU desarrollan regularmente actividades de distribución de alimentos. En el Sinag Hospital, fueron a atender y servir a los pacientes como respuesta a la invitación de Jesús del Evangelio de amar sobre todo a los más pobres. Experimentaron que pasando el tiempo con los pacientes, el resto de sus problemas parecían pequeños. Otra actividad se realizó en la ciudad de los muchachos,  una casa para cientos de niños de la calle, administrado por el Departamento del Welfare. Los jóvenes se encontraron con 147 chicos entre los 8  y los 17 años. En el tiempo transcurrido juntos, entre la atención que brindaron,   las canciones y bailes, los Jóvenes por un Mundo Unido pudieron compartir también su secreto: “el arte de amar”. A su vez, los niños ofrecieron algunas canciones y danzas. El Munting Tahanan ng Nazareth en cambio, acoge personas con discapacidad física o mental. «Con nuestra visita –explican los JMU- queríamos compartir el amor de Dios presente en nuestros corazones, así como somos». Otros fueron al Marillac Hills donde viven jóvenes mujeres víctimas de abusos. Desde hace tiempo las chicas de los Focolares van a visitarlas. Por la creciente confianza, esta vez, el Centro permitió que también los chicos participaran.

Estuvieron también en los centros de Bukas Palad (a manos abiertas), expresión social de los Focolares. Bukas Palad nació como respuesta a la creciente pobreza, que con el lema “Gratuitamente han recibido, gratuitamente den”, ofrece servicios en el ámbito de la salud, la educación y la construcción de la comunidad. Los jóvenes estuvieron en el Social Center de Tramo, Pasay y Tambo, Paranaque y también en La Unión en el norte. En el primero, con los chicos del centro desarrollaron una actividad ecológica para limpiar una zona cercana a un río, estaban felices de que Tramo, su barrio, fuera un lugar más limpio. En el segundo, los jóvenes del norte de Filipinas realizaron 6 talleres. muy variados con 55 niños como por ejemplo  cocina,  baloncesto…. Otra actividad, siempre en el norte, fue la recuperación ecológica del Pagudpud, una meta turística muy frecuentada. En el Fazenda U-Day en Masbate, invitaron  a los amigos a pasar juntos algunas horas con música y experiencias sobre cómo vivir y promover la fraternidad.

Como conclusión de la semana muchos de los jóvenes involucrados se encontraron para la jornada “BRIDGE 2.0, un proyecto por la unidad”. Era el momento, terminadas todas las actividades, de asumir un compromiso para el futuro: con una firma en una gran pizarra, cada uno podía decidir comprometerse a ser un puente por un mundo unido. Para subrayarlo, los Jóvenes por un Mundo Unido de Filipinas, usaron las palabras que María Voce había dirigido, el 1° de mayo a los jóvenes reunidos en Loppiano (Italia):  «Después de haber construido un puente, si no se camina, queda como un material inerte, un material que no sirve»

La función del puente es unir. Sirve para animarnos y atravesarlo para encontrarnos. No se desanimen. El puente está para esto. Dar el primer paso significa dirigirse a los jóvenes que tienen a su lado y decirles, si pueden, demostrarles, que realmente están dispuestos a hacer algo por ellos, con ellos».

Burundi, campo de refugiados de Maramvya

Judíos y cristianos en Castelgandolfo

Desde el 10 al 13 de Junio, en Castelgandolfo (Italia), se desarrolló la quinta edición del seminario judeo-cristiano, organizado por el Centro del diálogo interreligioso del Movimiento de los Focolares en colaboración con varios grupos de judíos presentes. 27 participantes provenientes de los Estados Unidos, Italia, Argentina y Uruguay. Se trató de un grupo comprometido desde hace mucho en el diálogo. Muchos de ellos ya colaboran en proyectos comunes, como el grupo que trabaja en el ámbito de la Fordham University, una de las tres mayores universidades de New York, como también en Uruguay y en Argentina. En este último país sudamericano, recientemente se ha publicado un libro escrito a dos manos por la rabina Silvina Chemen y Francisco Canzani, co-responsable del Movimiento de los Focolares en Buenos Aires. Un texto inédito en su género, fruto de la respetuosa experiencia de diálogo experimentada por los protagonistas, muy adecuado para la formación a un diálogo maduro y fecundo. “El encuentro de este año – según los organizadores – eligió como tema de reflección: La «Imitatio Dei» (imagen de Dios), concepto central en las Escrituras comunes y fundamento de una visión del hombre como ser esencialmente relacional, con su dimensión espiritual, que se debe considerar junto a su dimensión física, social e histórica”. “A diferencia de los simposios precedentes (2005 y 2007 en Roma, 2009 en Jerusalén, y 2011 en Buenos Aires) – explica Silvina Chemen, rabina de la Comunidad Bet-El de Buenos Aires –, éste encuentro se podría definir como un experimento que hacemos con un grupo restringido de personas que desde hace años estamos recorriendo un camino de unidad. Estamos en la búsqueda de nuevas formas de diálogo que apunten a una mayor profundidad, superando el discurso en paralelo que normalmente se hace. Se trata de afrontar el desafío de tomar los textos de uno y los del otro y comentarlos: un judío un texto cristiano, de Chiara Lubich por ejemplo, y comentarlo; y un cristiano un texto de la mística del judaísmo, por ejemplo. Tratamos de acercarnos no tanto con una actitud académica, sino más bien evidenciando los efectos que estos textos producen en nosotros”. Y agrega Mario Burman, presidente de OJDI (asociación judía para el diálogo ínter confesional), que tiene a las espaldas muchos años de compromiso en el diálogo: “El encuentro es muy interesante, porque este intento de entrar los unos en los textos de los otros implica un paso hacia adelante. De hecho, no se trata simplemente de presentar y hacer conocer al otro las propias vivencias, sino de comentar la experiencia del otro, qué es lo que produce en quien lo reflexiona”. Entre los presentes, el rabino Abraham Skorka, rector del Seminario Rabínico Latinoamericano en Buenos Aires, quien escribió a dos manos “Sobre el Cielo y la Tierra”, con el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio. El 13 de junio el grupo participó a la audiencia general del Papa Francisco en la plaza San Pedro. Luego se realizó un encuentro con la prensa que colmó la Sala Marconi de la Radio Vaticana. Lo cual fue una demostración más del interés que despierta este diálogo abierto a la dimensión espiritual.

Burundi, campo de refugiados de Maramvya

Ecuador: vivir una Mariápolis

«La primera fiesta, el primer viaje, la primera cita, el primer baile… ¡no se olvidan nunca! Las primeras veces, son acontecimientos que cuando los recordamos nos conmueven, y nos regalan una sonrisa o una lágrima. Como cuando recuerdo mi primera Mariápolis, recién concluida.

Recibí la invitación de parte de un amigo muy querido y, a pesar de las dudas e incertidumbre, decidí participar. Cuando llegué a Esmeraldas –ciudad habitada prevalentemente por afrodescendientes, -con tradiciones, cocina y un ritmo particular- conocía quizás a 10 de las 350 personas que participaban en la Mariápolis, y por lo tanto, me sentí un “perfecto extraño”.

Tuve que compartir la habitación con dos desconocidos, rezando que no roncaran. Después participé en las reuniones, las mesas redondas, momentos de encuentro con personas nunca vistas antes… pero escuchando sus experiencias, sus sueños, la forma como buscaban su felicidad y la de su prójimo, sentí la confianza necesaria para lanzarme también yo a hablar de mí.

Entre las varias meditaciones, la que más me impresionó fue una carta que Juan Pablo II escribió a Chiara es la que invitaba a los miembros del Movimiento a ser “apóstoles del diálogo”. ¿Cómo hacerlo? Escuchando y abriéndonos al prójimo. En ese momento, recordé a mi padre, que dentro de poco va a cumplir 85 años y que se está quedando sin amigos porque muchos ya están en el cielo. Entendí que puedo ser su amigo, escuchándolo hablar de las cosas que le interesan: con él no puedo hablar de I-pad o de Internet, pero puedo amarlo y estar más tiempo con él.

El título de la Mariápolis decía: “El otro soy otro yo”. Una experiencia muy fuerte en este sentido fue ir a visitar a las detenidas en la cárcel de mujeres y sentir caer los prejuicios y la indiferencia, descubriendo que siempre poseemos algo para donar: el amor.

Pero la Mariápolis no fue sólo compromiso y meditaciones, en “la noche de talentos”, cuando cada uno donaba sus talentos artísticos, me divertí como pocas veces lo había hecho. Además, fue espléndida la Misa afro: la representación exacta de la alegría que existe en nuestros corazones cuando participamos en un encuentro con Dios.

Cuando regresé a mi ciudad, a pesar de que volví con el estómago vacío –por no haber comido los famosos platos tradicionales a base de pescado, como el corviches o el encocao -, mi corazón estaba completamente lleno de amor. Nos dijeron que la Mariápolis empezaría realmente cuando regresáramos a casa, a nuestra rutina. Entonces he tratado de poner en práctica lo aprendido, en especial tratando de ver el rostro de Jesús en tantos hermanos con quienes me encuentro durante el día.

Puedo afirmar que la de Esmeraldas ha sido mi primera Mariápolis, pero seguramente no será la última».


Mariápolis Esmeraldas Flickr photostream

Para información sobre las Mariápolis en el mundo: www.focolare.org/mariapolis