Nov 28, 2015 | Focolare Worldwide
“Karibu Kenya Papa” (Bienvenido a Kenia, Papa). Entre cantos y bailes festivos, en la tarde del 25 de noviembre, el Papa desembarca en Nairobi para su primera etapa en tierra africana. Desde el aeropuerto hasta la ciudad, dos alas de multitud acompañan el auto papal: un simple auto de color gris. Ya desde el primer saludo Francisco expresa su amor por esta “Nación joven y vigorosa, una comunidad con ricas diversidades”. “Kenia fue bendecido no sólo por la inmensa belleza, de sus montañas, sus ríos y lagos, sus selvas, sus sabanas y espacios semi-desiertos, sino también su abundancia de recursos naturales”. Y continúa: “En un mundo que sigue explotando estas riquezas en lugar de proteger la casa común”, auspicio que sus valores inspiren “los esfuerzos de los gobernantes en la promoción de modelos responsables de desarrollo económico”. La agenda papal es intensísima: encuentro con el clero, al que ‘regala’ tres palabras: llorar, rezar, servir; el encuentro con los representantes de la ONU de Nairobi, a quienes pide un ‘cambio de ruta”, de modo que la economía y la política se pongan al servicio de la persona a fin de que desaparezcan enfermedades como la malaria y la tuberculosis, que se continúe luchando contra la deforestación y se orienten hacia un comercio más igualitario y a un desarrollo que tenga en cuenta a los pobres.
Fue significativo el encuentro con los líderes de las diversas iglesias y de las comunidades musulmanas y animistas, en donde afirmó que el diálogo ecuménico e interreligioso no son un lujo ni una opción. Después dijo con fuerza, esa frase que tuvo eco en todo el mundo: “Que nunca el santo nombre de Dios sea utilizado para justificar el odio y la violencia” El 27, último día en Nairobi, fue a Kangemi, un barrio muy pobre donde se concentra la degradación humana y ambiental que lo impulsó a convertirse en el paladín ante la ONU. Lo esperaban 100 mil personas, también aquí bailando y cantando. Y Francisco no los decepciona: “Me siento en casa”, dijo. “Comparto este momento con ustedes, hermanos y hermanas, que tienen un lugar especial en mi vida y en mis elecciones. Sus dolores no me son indiferentes. Conozco los sufrimientos que encuentran. ¿Cómo podemos no denunciar las injusticias sufridas?” Antes de partir para Uganda, en el estadio Kassarani se encuentra con los jóvenes para responder a sus preguntas entre las cuales: ¿cómo vencer el tribalismo, la corrupción, el reclutamiento de los jóvenes?. “Vencer el tribalismo –responde el Papa- es un trabajo de cada día, un trabajo de la oreja, escuchar a los otros, un trabajo del corazón, abrirlo a los otros, y un trabajo de la mano, estrecharse la mano uno al otro”. “La corrupción es algo que se insinúa dentro nuestro, es como el azúcar, es dulce, nos gusta, es fácil, pero luego terminamos mal”. Y, ¿cómo superar la radicalización?. “Lo primero que debemos hacer para evitar que un joven sea reclutado es darle educación y trabajo”. Cada encuentro suyo es desbordante de afecto, cercanía, amor. Y el pueblo responde expresando gratitud, alegría, esperanza. El tema de la inculturación del Evangelio es uno de los desafíos más significativos en estas tierras, en las cuales se debe tener en cuenta varios aspectos, percibidos como valores, preexistentes al cristianismo: la visión familiar, el rol del clan, la poligamia tribal y la musulmana, etc. Es un desafío que también los Focolares han acogido desde su llegada a África, en los años ’60, y que continúa comprometiéndolos en una sincera búsqueda con las personas del lugar, en el espíritu de la reciprocidad. Un camino que trajo Chiara Lubich en 1992 fundando, justo aquí en Nairobi, una ciudadela de testimonio donde se realizan cursos de inculturación especializados. El próximo tendrá lugar en mayo de 2016 donde participarán también María Voce y Jesús Morán presidente y co-presidente de los Focolares respectivamente.
Nov 27, 2015 | Focolare Worldwide

Foto: REUTERS/Murad Sezer
«Mientras que los disparos de mortero resuenan cerca nuestro, el miedo y la preocupación nos invaden ya sea por nuestra vida como por la de todos nuestros conocidos cristianos o musulmanes, sirios o extranjeros. Estamos unidos porque pertenecemos a la humanidad y somos todos hermanos y hermanas. En estas calles de Damasco se vive y se muere juntos, sin ninguna distinción. El balance del bombardeo es trágico: 9 muertos y 52 heridos. Nadie habla de esto. París ocupa por ahora el primer lugar. Pero estos son los números de la guerra del otro lado del Mediterráneo, son los números de un día. No quiero hacer sumas que vuelvan aún más horroroso todo lo que aquí aparece como una cotidianidad normal. Apenas el estruendo termina, porque el ruido de las bombas es ensordecedor, tomo el celular y llamo a los parientes y amigos: “¿Estás bien? ¿Dónde estás? ¡No te muevas de allí! Espera…” Estas son las preguntas recurrentes después de cada bombardeo y después de los asaltos al barrio. Nos aconsejamos mutuamente de quedarnos quietos en el lugar en que estamos, que por ahora nos ha dado refugio y salvación y allí uno se queda porque no se sabe a dónde ir. La oficina, la cocina, el vestíbulo se convierten en refugios o tumbas según donde hayan caído las bombas, si erraron el blanco o acertaron. En mi interior las preguntas se suceden continua e insistentemente: “Pero, ¿es normal vivir con esta agitación? ¿Es normal que la gente tenga que vivir siempre en el miedo? ¿Por qué la otra parte del mundo calla? ¿Hasta cuándo tendrá que durar este absurdo? ¿Es posible que el poder, el dinero, los intereses puedan vencer sobre la voluntad de paz de los pueblos y de la gente sencilla? La ciudad de Aleppo al principio de noviembre quedó durante 15 días sin víveres y las rutas de acceso estaban cerradas. Las minas son otro de los legados de esta guerra. Antes de reabrir cualquier ruta de tránsito, es necesario quitar las minas. Un pueblo cercano a Homs fue puesto en la mira del Isis y hay casi tres mil personas desalojadas. La gente desea que la guerra termine y se hace muchas preguntas: “¿Quién proporciona armas a estas milicias crueles? ¿Por qué en lugar de alimentos sólo llegan municiones y artefactos bélicos?” Estas preguntas nos angustian, mientras que la oración se convierte en el bálsamo, nuestra roca. La comunidad cristiana trata de vivir en la normalidad. Se reúne en las celebraciones, trabaja en muchos proyectos de solidaridad, pero somos pocos. La gente se va de forma inexorable, abandona una tierra amada porque no se ven perspectivas de solución y aquí todo es carísimo, desde los medicamentos hasta la comida. Pero también aquél que se va, desea volver: está a salvo, pero no es la vida en Siria, no son las mismas relaciones, no son los mismos gustos, no existe la misma complicidad. Sin embargo no están divididos. Están esparcidos, continúan viviendo todos juntos por la misma paz». Fuente: Città Nuova
Nov 27, 2015 | Focolare Worldwide
En el contexto actual, hablar de unidad, puede parecer absurdo, anacrónico, sin embargo, el impulso que anima a los obispos presentes en el Encuentro Ecuménico en la isla de Heybeliada (Halki), no es para nada una utopía. El compromiso de vivir el amor mutuo entre ellos y con sus iglesias es ya un testimonio vital para aquéllos que perdieron la esperanza en el diálogo y en la paz. El 25 de noviembre María Voce, en su intervención programática, habló a los obispos sobre la unidad. Una realidad que además de ser un don del cielo, se convierte también en un compromiso estimulante que –asegura- nos permite “integrarnos en esta historia sagrada de la humanidad”. Una historia sagrada en la que los cristianos tienen un rol imprescindible. La unidad se convierte en una respuesta a los desafíos de hoy. “Frente a la impotencia, que a veces hoy nos invade, – continúa María Voce- tal vez debemos dar un único y primer paso: volver a donarnos a Dios como instrumentos en Sus manos, para que Él, sobre nuestra nada, realice la unidad. Este es nuestro primer compromiso, el primer paso que tenemos que dar individualmente y juntos” Hoy, con una realidad social tan dramática, muchos, sobre todo los jóvenes, sienten el impuso de estar presentes y visibles al lado de quien sufre. Pero la tarea de los Focolares no se agota aquí. Es necesario comprender que la unidad es una meta hacia el mundo unido, por lo tanto, “estamos llamados a la unidad con todos– subraya María Voce-, sin excluir a nadie”. Y citando fragmentos de Chiara Lubich, revela a los Obispos el camino descubierto por la fundadora de los Focolares. “La puerta que nos abre a la unidad es para nosotros Jesús Crucificado y Abandonado” que “ha realizado la reunificación del género humano con el Padre y entre los hombres, es Él, crucificado y abandonado, la causa, la llave de la unidad, que la realizará también hoy”.
Llevar la riqueza de la unidad a cada ángulo de la tierra, es la función del Movimiento de los Focolares, suscitar células vivas en todas partes. “En los campos de refugiados, – continúa diciendo María Voce- en los hospitales donde están los heridos de guerra, en las manifestaciones de las plazas, en las colas de los que buscan trabajo y no lo encuentran, en los puertos repletos de emigrantes… en todos lados, en todos lados. Dios nos pide que encendamos fuegos cada vez más grandes”. En el diálogo que se produjo luego de su intervención, algunos obispos contaron sobre sus trabajo en contextos difíciles, de la cercanía de los fieles de las distintas iglesias allí donde existe la guerra y el sufrimiento. En ellos es fuerte la certeza de que es la cruz lo que los une a todos y la que hará florecer comunidades vivas en los lugares más inesperados. El programa continuo con una mirada particular sobre las realidades que viven las iglesias locales de Medio Oriente, el rol de los cristianos y sus dificultades. El obispo Sahak Masalyan a pesar de la compleja situación de la Iglesia Armenia en Turquía, transmitió optimismo y aseguró: “Cuando los cristianos pierden el sentido del optimismo, al final emigran hacia cualquier lado”. Un llamado llegó también del obispo Simon Atallah de la Iglesia Maronita de Líbano. Pidió que recemos con fervor para derrocar la guerra, para que los cristianos no abandonen más sus tierras y puedan volver a vivir en paz y armonía. Como conclusión de la jornada Ángela Caliaro y Carmine Donnici, representantes del Movimiento, presentaron el desarrollo y la influencia de los Focolares en toda la zona mediooriental, una semilla de esperanza que impulsa a los cristianos, a los musulmanes y a los judíos a continuar por el camino de la reconciliación y de la paz. De la enviada Adriana Avellaneda
Nov 26, 2015 | Focolare Worldwide
Nov 25, 2015 | Focolare Worldwide
Taung hace parte de la diócesis de Kimberley, famosa por su antigua mina de diamantes, ahora inactiva. Visitantes de todo el mundo eligen Kimberley para admirar su ‘Big Hole’, el enorme “agujero” que quedó a causa de las excavaciones, en el cual, superando escarpados barrancos, los más valientes se sumergen para un baño excepcional. Asimismo Taung se enorgullece por su primado, dado que en 1924, precisamente allí fue encontrado un fósil perteneciente a un cráneo infantil de una antigüedad de 3,2 millones de años, un descubrimiento importantísimo para estudiosos e investigadores, llamado el Niño de Taung. Sin embargo, el 24 de octubre, la fiesta no era de carácter geológico-cultural. Desde ciudades y pueblos arribaron a Taung 4000 personas, para festejar el 120° aniversario de la llegada de la Iglesia Católica entre los pobladores de Tswana, en Sudáfrica. El superior de los Oblatos y el obispo local oficiaron como anfitriones. Estaba también el obispo de Klerksdorp y otras cincuenta personas entre sacerdotes y religiosos. En representación del gobierno habló el ministro de cultura de la provincia. Además, estaba presente el Kgosi, jefe tradicional que representa al pueblo Tswana –de alrededor de trescientas mil personas- que vive en las aldeas de Tuang.
En la celebración se le dio amplio relieve a las actividades de la misión, especialmente las desarrolladas por tres de sus miembros que viven en la comunidad de los Focolares: el camerunés Dominic, Chris que es alemán y Moris llegado de Kenia. Cada uno de ellos tiene un papel clave en la misión. Dominic, que es sacerdote, desarrolla la función de vice párroco. Dado que está allí desde no hace mucho tiempo, el idioma Tswana es para él aún un desafío, por ello en el momento de la homilía es ayudado por Rapelang, un padre de familia. Este, ha hecho suya la espiritualidad de la unidad y siempre está dispuesto a expresar su pensamiento al respecto, que completa con experiencias del Evangelio vivido. A Chris le fue confiada la escuela profesional que dura dos años y que, de vez en vez, prepara a treinta buenos y promisorios carpinteros. Se trata de jóvenes que por distintos motivos han tenido que dejar la escuela pública, y a quienes se les ha ofrecido una segunda oportunidad con una profesión.
Moris es el director de la escuela primaria que cuenta con 550 alumnos. Es impresionante, a la mañana, ver a esta multitud de niños y adolescentes ponerse en fila para la inspección, a cargo de algunos de ellos elegidos, en forma alternada, para verificar la higiene y el uniforme. Se trata de una escuela que, además de formar profesionalmente, ofrece una preparación moral y espiritual para la vida. Por sus programas innovadores y por el estilo de enseñanza centrado sobre los valores, está considerada una escuela de excelencia, frecuentada no sólo por hijos de católicos, sino también por los de familias protestantes (que representan casi el 30% de la población sudafricana), con las cuales el diálogo ecuménico está siempre abierto y es constructivo. De las escuelas católicas de la Misión, en 100 años de actividad, han salido mujeres y hombres de alta estatura humana y profesional que, con gran empeño han ocupado puestos claves de la sociedad.
Nov 24, 2015 | Focolare Worldwide
En la isla de Heybeliada (Halki), en el mar de Mármara, frente a Estambul, el 25 de noviembre de 2015 comenzará el 34º Congreso de obispos de varias Iglesias, organizado por el Movimiento de los Focolares en el monasterio que fue la sede de la prestigiosa Academia teológica griego-ortodoxa. El grupo de 50 participantes de 19 países, es esperado por Su Santidad Bartolomé I, quien en una reciente entrevista, al margen del doctorado honoris causa en Cultura de la unidad del Instituto Universitario Sophia, dijo: «En Halki tendremos la oportunidad de recordar todos juntos a Chiara Lubich y orar por el eterno descanso de su alma. Podremos expresar nuestra voluntad de trabajar por la unidad de las Iglesias. Como Iglesia de Constantinopla estamos felices y dispuestos a recibir a estos cardenales y obispos, para intercambiar nuestras experiencias y el beso de la paz entre Oriente y Occidente». «Juntos por la casa común» es el tema del Congreso, que se centrará en la unidad al servicio de la familia humana en la diversidad de los dones. Las ponencias fundamentales estarán a cargo del Patriarca Bartolomé I y de Maria Voce. El moderador del Congreso será el cardenal Francis Kriengsak, arzobispo de Bangkok. Durante el programa expondrán sus reflexiones obispos de diferentes Iglesias. El copresidente de los Focolares, Jesús Morán ofrecerá una reflexión sobre «El carisma de la unidad ante los desafíos de la humanidad de hoy». Intervendrá también Gerhard Pross, evangélico del YMCA, de Alemania, en nombre de la red Ecuménica de movimientos y comunidades «Juntos por Europa». El cardenal Kurt Koch, actualmente en Estambul, como responsable de la delegación de la Santa Sede en el Fanar para la fiesta de San Andrés, reflexionará sobre: «Papa Francisco y la causa de la unidad de los cristianos». En una iglesia de tradición armenia apostólica de la antigua Calcedonia, sede del homónimo Concilio ecuménico del 451, los obispos harán un pacto de amor recíproco más allá de la divisiones, según la invitación de Jesús: «Que se amen unos a otros como yo os he amado» (Jn 15,12) con el compromiso de «amar a la Iglesia del otro como la propia». Los días 29 y 30 de noviembre, por invitación del Patriarca Bartolomé, los obispos participarán en el Fanar en las celebraciones con motivo de la solemnidad de San Andrés, patrono del Patriarcado de Constantinopla Los Congresos de obispos de diferentes Iglesias promovidos por los Focolares se llevan a cabo anualmente desde 1982, cuando Juan Pablo II invitó a un grupo de obispos católicos amigos del Movimiento, a compartir su experiencia de comunión «afectiva y efectiva» también con obispos de otras Iglesias. Estos encuentros tienen como objetivo ofrecer espacios de comunión y participación fraterna a la luz de la espiritualidad de la unidad. La sede de los mismos es itinerante, en lugares significativos para las diferentes denominaciones cristianas. El próximo Congreso tendrá lugar en el 2016 en Ottmaring (Augsburgo-Alemania).