Nov 1, 2019 | Sin categorizar
Una grave enfermedad y el inesperado internamiento en un país extranjero fueron el inicio de un vínculo profundo de amistad e intercambio entre dos comunidades de los Focolares en Colombia y Venezuela. Una llamada telefónica inesperada abrió un impensado capítulo de nuestra vida. Nos avisaban que en uno de los hospitales de la ciudad de Bogotá (Colombia), había sido internado un pariente de un miembro de los Focolares de Venezuela. Esta persona, venezolana, había llegado a Colombia como migrante, en condiciones precarias, y trabajaba como albañil. Había sido internada porque estaba gravemente enferma. Dos personas de la comunidad de los Focolares se encontraron al día siguiente en el hospital, ambas habían sentido que Dios las invitaba a amar a este hermano desconocido. Después de presentarse le aseguraron que en Bogotá podía contar no sólo con ellas dos, sino con una familia más grande formada por la comunidad de los Focolares. Él explicó que estaba en Bogotá con un hijo que ahora lo estaba sustituyendo en el trabajo. Los médicos explicaron que sus condiciones eran muy graves. Al contactar a su hijo nos enteramos que vivían en un tugurio. A través de un llamado que lanzamos a la comunidad, recogimos ropa y zapatos para ellos. Un tiempo después también el hijo tuvo que dejar el trabajo para dedicarse a asistir a su padre. Durante ese período alguno entre nosotros lo invitaba a desayunar, a almorzar o a descansar para hacerle sentir el calor de una familia. Otros hacían turnos en el hospital para darle un cambio y se seguían recogiendo bienes de primera necesidad para ellos. Mientras tanto el papá expresó el deseo de regresar a Venezuela. Nos contó que la experiencia en Colombia lo había hecho experimentar el amor de Dios, produciendo en él una auténtica conversión. Quería volver a ver a su pequeña familia, saludar a su esposa y morir con la paz en el corazón. Para este viaje era necesario encontrar el dinero para los documentos y para el avión, porque no podía viajar por tierra. También los médicos y los enfermeros, impresionados por la situación, trataron de ayudarlo en distintos modos, y recogieron una buena suma. Mientras esperaba para viajar, se hizo necesario trasladarlo a un centro médico especializado. A pesar de las dificultades, después de algunos meses, fue admitido. Allí los médicos le explicaron que ya no había nada que hacer, tenían que darlo de alta, pero dada la situación lo mantuvieron internado hasta su partida para Venezuela. Le pedimos a un sacerdote que fuera a visitarlo, en esa ocasión pudo confesarse y recibir la unción de los enfermos. El día en que estaban ya en el aeropuerto listos para viajar hubo un apagón en Caracas (Venezuela) y el avión tuvo que regresar a Bogotá. Todavía tres días de suspensión, alojados en un hotel cerca del aeropuerto, hasta que finalmente pudo partir. Más tarde, el hijo nos hizo saber, con gratitud por el amor recibido, que el papá había logrado regresar a casa y, un tiempo después, había muerto serenamente.
La comunidad de Bogotá (Colombia)
Oct 29, 2019 | Sin categorizar
¿Cómo es la situación en Fontem? Siguen llegando solicitudes de información sobre la primera ciudadela surgida en tierra africana, en la región Suroeste, donde todavía está en curso un conflicto armado. Publicamos la reciente carta de los responsables de los Focolares de Etiènne Kenfack y Margarit Long, quienes actualmente residen en Duala, a 300 kilómetros al sur de Fontem, más o menos. ¡Queridísimos amigos de Fontem en todo el mundo! Gracias por el gran interés con el que están siguiendo nuestra situación. Su participación nos da alegría, consuelo y ánimo para seguir adelante. La crisis socio-política en esta zona que ha provocado también actos de violencia todavía no se ha resuelto. Actualmente ya no hay balaceras, pero la situación sigue siendo tensa. A pesar de todo la vida sigue adelante. Y aunque sólo podemos ofrecer un servicio reducido en nuestro hospital, la gente sigue pidiendo ayuda. En los últimos meses, 1894 personas han hecho consultas. 644 de ellas han sido internadas, entre las cuales 36 mujeres has dado a luz a sus niños. Actualmente estamos en la estación de las lluvias y tratamos de darle el mejor mantenimiento posible a la central eléctrica para asegurar la electricidad a las estructuras más importantes. Un pequeño grupo también se quedó en nuestro Centro Mariápolis. Junto a otros forman un equipo maravilloso que cuida los ambientes externos para evitar, a causa del clima tropical, que la selva invada todo el terreno. Hace poco, con gran alegría de todos, el obispo Nkea mandó nuevamente un sacerdote a Fontem. Es una fuerte señal y un signo tangible de la premura del Obispo hacia el pueblo Bangwa. El sacerdote está en estrecho contacto también con los responsables locales de nuestra comunidad focolarina. Su presencia ha dado un nuevo impulso a la participación en los sacramentos, sobre todo en la Santa Misa cotidiana y dominical. En estos meses se recordaron en modo solemne los aniversarios de fallecimiento de dos de los pioneros de Fontem, Pía Fatica y Fides Maciel sepultados en nuestro cementerio. A menudo nos preocupa que hay quien trata de aprovecharse de los medios con motivos políticos. A veces nos damos cuenta de que giran informaciones que no son exactas, por lo tanto les pedimos que reciban con responsabilidad y mucha prudencia las noticias que giran sobre Fontem, también a través de canales personales en las redes sociales, y de verificar las fuentes de tales informaciones. Nuestra “estrategia” en esta crisis es aumentar la comunión y la colaboración entre todos los de la ciudadela para llegar a decisiones compartidas. Como pueden imaginar no siempre es fácil; a veces es necesario intentar una y otra vez, tomarse el tiempo para escucharse recíprocamente. Pero al final todos se dan cuenta de que es el único modo para ir adelante juntos y seguir dando testimonio de la vida que Chiara Lubich ha traído a esta tierra. ___________________ Araceli y Charles son los responsables de la comunidad de los Focolares de la primera ciudadela africana. Hacen el balance de la situación y cuentan cómo se desarrolla hoy la vida. https://vimeo.com/363579241
Oct 27, 2019 | Sin categorizar
La historia de Dorotka y su familia “Algo más” es el título de una película que cuenta la historia de Dorotka, una adolescente de Bratislava, Eslovaquia, que padece el síndrome de Down. Una anomalía genética que, a pesar de las dificultades, pronto se convierte en un “valor agregado” para todos los que la rodean.
Su madre Viera cuenta lo que sucede en el corazón de una familia cuando se encuentra esperando a un niño con síndrome de Down: ¡Fue un shock! No lo esperábamos y nunca antes habíamos visto a una persona así. Pero Dorotka se parecía a los otros cuatro niños, y sabíamos que ante una situación desconocida el pánico no ayuda, hay que mantener la cabeza fría. Pero en secreto, en algún lugar de mi alma, tenía miedo de que no pudiéramos amarla. Con el tiempo, comenzaron a suceder cosas extraordinarias. Muchas personas preciosas han llegado a nuestras vidas, nos han ayudado mucho y todavía nos están ayudando hoy. Las relaciones en la familia se han fortalecido. Nuestros cuatro hijos mayores se han vuelto más sensibles, amorosos y toda la familia está unida como nunca antes. ¿Cómo se pasa de la sorpresa a sentir esto como un regalo? El nombre Dorotka significa don de Dios. Ya le dimos este nombre durante el embarazo, seguros de que Dios nunca da malos regalos. Habíamos recibido algo que no entendíamos pero lo sentimos como prueba para nuestra confianza en Dios. Claramente sentimos que esta era la voluntad de Dios para nosotros. Un amigo nuestro nos envió una nota con este texto: “Esta es la verdadera felicidad porque está construida sobre el dolor”. ¿Por qué decidieron compartir esa experiencia con otras familias? Un médico nos presentó a otras familias que tenían niños pequeños con síndrome de Down. Juntos hicimos varias terapias, compartimos nuestra experiencia y fundamos una asociación llamada “Up-Down syndrome”. Queríamos que los niños crecieran juntos, para que no estuvieran ligados solo a su familia, para prepararlos para una cierta independencia. Así fundamos el teatro “Dúhadlo”, que abre nuevos horizontes para los niños a través de la dramaturgia. ¿Cómo surgió la colaboración con la Universidad de Bratislava? Un amigo nuestro enseña ética médica en la Facultad de Medicina. Hace nueve años me invitó a contar nuestra historia a los estudiantes y hacerles conocer mejor el síndrome de Down. Estoy muy agradecido por esta posibilidad. Sentimos que los médicos jóvenes aún podían ser influenciados y con los años siempre hemos tenido reacciones positivas de los estudiantes.
“Algo más” es el título de la película que cuenta la vida de Dorotka en su vida cotidiana, entre alegrías y dificultades. ¿Por qué este título? Al principio, la intención era hacer un video corto para el Día Mundial del Síndrome de Down. Pavol Kadlečík, el director, no tenía experiencia con estas personas y estaba tan asombrado que decidió hacer una película más larga. Ninguno de nosotros sabía que se produciría un documental tan hermoso. El síndrome de Down es una enfermedad genética en la cual el cromosoma 21 no forma un par, sino un triplete. Por lo tanto, este diagnóstico también se llama Trisomía 21. Esto significa que estas personas tienen un cromosoma adicional y a menudo se lo conoce como el cromosoma del amor. Hay algo más en ellos que tienen esta capacidad especial de amor incondicional. En la película no hay ficción narrativa, cuenta la vida cotidiana de la protagonista junto con su familia, compañeros de clase, de teatro y de música, con luchas, alegrías, conquistas, decepciones. Un testimonio del amor recíproco en esta familia y del sí a la vida. Dorotka, ¿te divertiste actuando en una película completamente dedicada a ti? Cuando estaba parada frente a la cámara a veces estaba un poco ansiosa y tenía miedo del escenario, por lo que era difícil no mirar directamente a la cámara. Pero el camarógrafo fue genial y me encantó. Pavol ha hecho felices a todos con la idea de esta película y me gustaría continuar con una nueva. ¿Qué te gustaría decir a las personas que leen esta entrevista? Me convertí en actriz para hacerte feliz. Busca el amor por los demás.
Claudia Di Lorenzi
Oct 25, 2019 | Sin categorizar
Los Chicos por la Unidad de Oceanía fueron al Lago Mungo para conocer la vida y la cultura de los aborígenes. Una experiencia única que ha abierto de par en par el corazón y los brazos. https://vimeo.com/363578698
Oct 23, 2019 | Sin categorizar
Salir de la dependencia del juego, pero no solo. La historia de Christian Rigor, filipino, quien en la Fazenda de la Esperança encontró también a Dios y el sentido más profundo de su existencia. Cuando pensamos en la idea de “apuntar a lo alto” nos vienen a la mente distintas metas. Objetivos laborales, proyectos personales, sueños por los cuales luchar. Esos “desafíos” son a menudo totalizantes y les dedicamos buena parte de nuestra vida. Pero hay metas y metas, con un valor subjetivo o colectivo. Metas que para alcanzarlas debes hacer un camino, dejarte confrontar, desarrollar un sentido de responsabilidad hacia la colectividad, abrir tus horizontes a mundos lejanos. Y metas que llevan a encerrarse en uno mismo, que atascan a la persona dentro de sus intereses personales, que la aíslan y a veces se vuelven destructivas. Los objetivos que nos planteamos marcan el camino de nuestra vida. Pero se puede cambiar de camino. Bien lo sabe Christian Rigor, treintañero de Filipinas. Tuvo una infancia serena en una familia acomodada que le aseguró estudios universitarios y una especialización en Europa. Un chico con una vida social plena, pero vivida con el deseo de “hacer dinero” fácilmente, sin esfuerzo. Una superficialidad que le resultó fatal la primera vez que entró en un casino. Allí empezó su dependencia del juego de azar, cuando tenía 20 años. Un chico embriagado por las primeras victorias, que pronto cayó víctima de la exaltación del juego, atrapado por la necesidad de recuperar las inevitables pérdidas. Fue un capítulo oscuro de su vida en el que se enfocó en metas equivocadas, a lo largo del cual perdió amigos, el trabajo, a su novia, y la confianza de sus familiares. También dejó de buscar el bien para sí mismo, y arriba de una cornisa del 24° piso de un edificio llegó al punto más bajo de su existencia. El cambio empezó cuando, animado por su madre, decidió entrar en la Fazenda de la Esperança – un proyecto con estructuras en varios países del mundo y que lleva en su ADN la espiritualidad de la unidad, en la que se inspiraron sus fundadores. Allí empezó a hacer un programa de rehabilitación dedicado a personas con distintos tipos de dependencias. “A lo largo del programa aprendí a ver más allá de mí mismo, más allá de mis egoísmos y superficiales deseos mundanos, a vivir por un fin superior. Aprendí a mirar hacia lo alto y encontré a Dios… Es así que aprendí a amar, a Dios y a los demás, en lo que hago en el momento presente, también cuando es difícil y doloroso”. En la Fazenda de la Esperança la vida transcurre marcada por tres dimensiones: la espiritual, la comunitaria y la laboral. Cada una ofrece una posibilidad de maduración personal. “Como católico, aprendí a profundizar mi relación personal con Dios, a escuchar y vivir Su Palabra, a buscar la unidad con Él en la Santa Misa, y a rezar como cuando se habla con un amigo”. La vida comunitaria le enseñó que “para amar plenamente a Dios necesito amar a las personas que tengo a mi alrededor, y ver a Jesús en ellas”. Lo entrenó a ir más allá de las diferencias para servir a cada hermano. A compartir la comida, a escuchar a los compañeros tristes, a hacer los quehaceres domésticos. En el trabajo, fatigoso u ordinario, Christian aprendió a dar lo mejor de sí, “sin importar lo difícil, físicamente exhaustivo, aburrido, sucio o desagradable que podía ser”. A lo largo del camino de recuperación le pidieron que fuera coordinador de sus compañeros: “Fue difícil para mí modular la gentileza y firmeza, sobre todo cuando había peleas. Una vez fui acusado injustamente de un robo, no me sentía amado. Quería rendirme, pero después decidí quedarme porque quería sanar de la dependencia y ser una persona nueva. Me puse a amar en cada momento, a pesar de los juicios de los demás. Le pedí ayuda a Dios y lo sentí todavía más cercano”. Hoy Christian afronta el desafío de la vida fuera del contexto protegido de la Fazenda, y delante de las tentaciones del juego de azar encuentra refugio en Dios. De hecho ha descubierto que la felicidad auténtica la encuentra apuntando a metas altas: “Me di cuenta de que la felicidad la encuentro cuando amo a Dios, cuando lo siento presente en la oración, en las personas que encuentro, en la actividad que desempeño, cuando amo en el momento presente. Para apuntar hacia lo alto no hace falta hacer grandes cosas, basta hacerlas con amor. Éste es hoy mi estilo de vida”.
Claudia Di Lorenzi
Oct 21, 2019 | Sin categorizar
El video-blog de Ana Clara Giovani, periodista brasileña, que participó en el evento. https://vimeo.com/363578362