Oct 15, 2019 | Sin categorizar
El próximo 10 de noviembre se concluirá en Frascati (Italia) la fase diocesana del proceso de beatificación de la fundadora de los Focolares. Proseguirá en Vaticano, en la Congregación de las Causas de los Santos. En la Catedral de San Pietro, en Frascati, el domingo 10 de noviembre a las 16.30 horas, se concluirá la fase diocesana de la causa de beatificación y canonización de Chiara Lubich, con la última sesión de la investigación diocesana presidida por Mons. Raffaello Martinelli, obispo de Frascati.
Con el cierre definitivo de esta fase todas las actas de la investigación, selladas, serán enviadas al Vaticano, al término de casi cinco años de investigación y profundo estudio de la vida, las virtudes, la fama de santidad y signos de Chiara Lubich. Con este pasaje el estudio de las actas continuará en la Congregación para las Causas de los Santos. El proceso para iniciar la causa comenzó el 7 de diciembre de 2013, -cinco años después de la muerte de Chiara Lubich – con la presentación de la solicitud oficial al obispo de Frascati por parte del Movimiento de los Focolares. El 27 de enero de 2015 Mons. Martinelli dio curso a la petición abriendo solemnemente la causa. En aquella ocasión el papa Francisco se hizo presente con un mensaje en el que recordaba el luminoso ejemplo de vida de la fundadora del Movimiento de los Focolares a cuantos «conservan su precioso patrimonio espiritual». Exhortaba además «a dar a conocer al pueblo de Dios la vida y las obras de aquella que, aceptando la invitación del Señor, ha encendido una nueva luz para la Iglesia en el camino hacia la unidad».
Oficina de Comunicación Movimiento de los Focolares
Oct 14, 2019 | Sin categorizar
Son 195 vienen de 67 países del mundo y tienen entre 17 y 35 años. Representan a todos los jóvenes de los Focolares y se han reunido para conocerse, interrogarse, proyectar un mundo más unido. Juntos. https://vimeo.com/363578535
Oct 13, 2019 | Sin categorizar
Sacerdote originario del norte de Italia, p. Mario Bodega, después de treinta años en la diócesis de Milán como párroco, director espiritual de un colegio y capellán en el hospital Niguarda, estuvo en el Centro de los Focolares en Grottaferrata (Roma) y durante diez años fue párroco de Pieve de Loppiano, la ciudadela internacional de los Focolares. Cuando piensas en p. Mario Bodega te vienen a la mente las notas del “Himno a la alegría” de Beethoven. Y esto por muchas razones: porque la alegría era realmente su rasgo distintivo y porque esta pieza era una de sus favoritas y a menudo la interpretaba con una armónica. Había aprendido a tocar en el seminario y la música había acompañado tantos momentos de su vida. Como joven capellán en el hospital, durante la época de Navidad, solía ir de habitación en habitación tocando su armónica. “Ahora sí es Navidad”, le decía alguno de los pacientes tan pronto como escuchaba sus notas. “Tocaste el himno con alegría”, le escribió un recluso en la prisión de Bollate, cerca de Milán, y me hiciste comprender que no todos pasan para emitir juicios. También hay quien simplemente ama” y expresaba su gratitud por haberle hecho encontrar a Dios nuevamente, de quien pensaba que había sido abandonado. Y el arzobispo de Milán, monseñor Mario Delpini, habló de alegría y júbilo profundo ante la noticia de su muerte: “Acompañemos al encuentro con la alegría de Dios a un hombre, un sacerdote, un amigo que ha mantenido la sonrisa de una alegría íntima y profunda, en los días de la juventud y en los días de la vejez y la enfermedad, en la acumulación de compromisos pastorales y en los años en que la actividad se había reducido debido a la disminución de las fuerzas”. El p. Mario nació el 15 de septiembre de 1942, en medio de la Segunda Guerra Mundial, en Lecco, en el norte de Italia. Cuando termina las escuela primaria ingresa al seminario y aquí, a través del rector, conoce la espiritualidad de los Focolares. Ordenado sacerdote en 1968, permaneció treinta años en la diócesis con diversas tareas, y luego aceptó la propuesta del obispo cardenal Martini, y se puso a disposición del Movimiento de los Focolares. En los once años en Grottaferrata (Roma) había profundizado su relación con Chiara Lubich, a quien escribió a lo largo de su vida 135 cartas. En una de sus respuestas, la fundadora de los Focolares le indicó una Palabra de la Escritura para vivir en particular: “Siguiendo su misericordia, abandonaron las realidades vanas y falsas”. Y “Credo la Misericordia” es el título del libro, con experiencias escritas por él, regalado por el obispo de Fiesole, monseñor Meini, a todos los sacerdotes de la diócesis el Jueves Santo de 2018. En 2009 había llegado a este territorio, como párroco en la ciudadela de Loppiano. Aquí, además de crear una comunión muy profunda entre los habitantes, fue para muchos una guía segura en el camino espiritual. Su participación en “Caminos de luz” para parejas en dificultades fue fundamental. También contribuyó al desarrollo del Instituto Universitario Sophia. “Su casa, la iglesia parroquial de San Vito en Loppiano, muy cerca de nuestro Instituto, y el presbiterio que tradicionalmente se le atribuye – escribe el decano Piero Coda – se ha convertido en nuestro hogar, donde la presencia y la guía de p. Mario han sido luz, bálsamo, escuela de vida. Y nuestro Instituto también se ha vuelto un poco como su hogar. Tanto es así que, entre los ecos más conmovedores después de su partida, están los comunicados por nuestros amigos musulmanes del proyecto ‘Alas de la Unidad’”. En 2018 celebró el 50 aniversario de su ordenación sacerdotal. Poco antes, con motivo de la visita del Papa a la ciudadela, dado el empeoramiento de su condición física, no hubiera querido presentarse así ante Francisco. El obispo lo había convencido con amor paternal. “Soy un párroco enfermo, camino con dificultad y ya no puedo trabajar”. “Si no puedes trabajar de pie, trabaja sentado”, fue la respuesta del Papa. Y p. Mario continuó haciéndolo, con tenacidad y alegría, durante los siguientes 365 días que la vida le dio. De hecho, se apagó exactamente un año después, el 10 de mayo de 2019.
Anna Lisa Innocenti
Oct 11, 2019 | Sin categorizar
Cada cristiano tiene su “misión” en su propia comunidad social y religiosa, construir una familia unida, educar a los jóvenes, comprometerse en la política y en el trabajo, hacerse cargo de las personas frágiles, iluminar la cultura y el arte con la sabiduría del Evangelio vivido, consagrar la vida a Dios pero al servicio de los hermanos. Vacaciones Mi esposo y yo tenemos formas distintas de descansar. A mí me gusta hacer deporte y nadar, él en cambio ama visitar lugares nuevos o museos. Este año, cuando se acercaban los días de vacaciones, sentía más que nunca la necesidad de recuperar fuerzas, pero una voz interior me sugería que no expresara ni impusiera mis preferencias, sino que más bien me adecuara a los deseos de mi esposo. Pero también él trató de hacer lo mismo conmigo. Esto llevó a ambos al desapego de los proyectos personales e hizo que nuestras vacaciones fueran bellas y reparadoras como nunca antes. (B.S. – USA) El ejemplo Un joven migrante acababa de tocar a mi puerta para venderme unos calcetines. Estábamos hablando, yo me interesaba en su situación, cuando pasó mi vecina que sabía que no tenía un concepto positivo de los migrantes. Para mi sorpresa también ella lo invitó a pasar, diciéndole que tenía algo para él. Al día siguiente supe que le había dado zapatos, medicinas y también se había comprometido a proveer a otras necesidades. ¡Realmente no me lo habría esperado! (C.V. – Italia) Al servicio de los demás Nuestro hijo sufría una depresión. No lográbamos ayudarlo de ninguna forma, se nos escapaba. Una tarde de verano decidió dejar esta vida. Personalmente me sentía castigada y con muchos sentimientos de culpa. Poco a poco, con el apoyo de la comunidad parroquial, empecé a rezar y me puse a disposición de quien podía tener necesidad de ayuda, de una palabra, de una sonrisa. Un día vino a buscarme una mamá, también ella como yo había perdido una hija. Le comuniqué cómo trataba de llenar ese vacío, poniéndome al servicio de los demás. Si bien no era creyente, también ella encontró un poco de serenidad haciendo lo mismo. (G.F. – Italia) De enemiga a hermana Una colega mía del hospital, enfermera como yo, me había hecho la vida difícil. Un día fui al trabajo con un ramito de flores y se lo ofrecí con una sonrisa. No voy a olvidar nunca su expresión de sorpresa. Fue el inicio de una nueva fase de nuestra relación. Ahora nos hemos vuelto como hermanas. (Annamaria – Italia)
Recogido por Chiara Favotti
Oct 9, 2019 | Sin categorizar
Se sigue acogiendo a miles de refugiados, sobre todo venezolanos; en Perú el aporte de los Focolares, narrado por Gustavo Clariá. Yo ya conocía el contenido del “Mensaje para la 105° Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2019” del Papa Francisco. Pero escuchándolo ahora, con unos cien migrantes, la mayoría de los cuales venezolanos, fue distinto: era nuevo y muy impactante, especialmente en algunos pasajes.
Es cierto que una hora antes, mientras la gente llegaba al “Centro Fiore” de Lima, gestionado por el Movimiento de los Focolares y donde algunas personas están abocadas a la acogida de los migrantes – venezolanos en particular– había yo tenido la ocasión de saludar y conocer a muchos de ellos. Los había escuchado cuando me contaban los motivos por los que habían dejado su país, sus dolores, la angustia de partir dejando a su esposa, sus hijos o sus padres ya ancianos, y el esfuerzo – a menudo inútil – por ayudarlos, enviándoles sumas de dinero. Me habían hablado de su soledad, el rechazo, la discriminación, de cómo eran acusados aquí de quitarles el trabajo a la gente del lugar, de sentirse observados con difidencia e incluso con sospecha. Sus emociones me ayudaron a comprender de una manera diferente las palabras del Papa y captar más en profundidad la importancia del contenido de su mensaje; aprendí a mirar lo que está detrás de todo esto, que ha sido definido como un fenómeno: las estadísticas dicen que hoy son 70,8 millones de personas, en todo el mundo, que se ven obligadas a huir de su propio país; y de éstas alrededor de 25,9 millones son refugiados. Un número impresionante. Francisco resume la respuesta al reto de las migraciones con cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar. No están dirigidos solamente a los migrantes y refugiados, sino a todos, como explica el papa Francisco: “la misión de la Iglesia es para todos los habitantes de las periferias existenciales”, especialmente “los migrantes, a menudo los más vulnerables”.
Tras la lectura del mensaje, hecha por Silvano Roggero, venezolano hijo de italianos y miembro de la Comisión Internacional para los Migrantes de los Focolares, se compartieron algunos de sus testimonios: “Hemos llegado a través de la Iglesia Luterana –empieza Koromoto, de Venezuela–. Al comienzo teníamos mucho miedo: ¿qué nos esperará aquí, cómo haremos? Pero su acogida fue generosa y nos sentimos en familia, como hoy con todos ustedes, junto a los Focolares”. Impresiona la actitud de los migrantes, llenos de gratitud hacia el país que los acoge, y el deseo de integrarse, aun permaneciendo muy vinculados a sus raíces, y de ayudar a la distancia a sus familias que quedaron en la patria; quieren corresponder a su vez por todo lo que han recibido. La jornada prosigue con un almuerzo juntos, en un clima de fiesta, como en una familia, mientras algunos entonan cantos nativos y se acrecientan el conocimiento y el deseo de volverse a encontrar, peruanos y venezolanos (y otros también), para seguir viviendo en sus vidas los cuatro verbos propuestos por el papa Francisco.
Gustavo E. Clariá
http://w2.vatican.va/content/francesco/it/messages/migration/documents/papa-francesco_20190527_world-migrants-day-2019.html
Oct 8, 2019 | Sin categorizar
Tonadico en las Dolomitas: “Apuntar alto” – rostros y voces de la Mariápolis. Jóvenes y adultos, participantes del Este y del Oeste han hecho una experiencia importante de apertura, conocimiento de las distintas culturas y diálogo en Europa.
https://vimeo.com/363579426