Jul 26, 2023 | Sin categorizar
La 37ª Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que tendrá lugar del 31 de julio al 6 de agosto de 2023 en Lisboa (Portugal), ya está en los umbrales y muchos son los jóvenes que se preparan para vivir este evento global junto con el Papa. Varias son las iniciativas que se han promovido, y numerosas son las personas que desde hace meses están trabajando con dedicación en pos de este momento de verdadera familia para la Iglesia. Aquí van algunos testimonios. Todo está listo. El sol está alto sobre las siete colinas de Lisboa y la brisa del océano trae consigo una novedad y una sensación de expectativa: la JMJ está por empezar y los jóvenes de todo el mundo están llegando. Tras meses de preparación y luego de haber tocado varias etapas en el país, el fin de semana pasado la Cruz del Peregrino y el Ícono de la Virgen “Salus Popoli Romani”, símbolos de la Jornada, han llegado finalmente a Lisboa y todos están listos para recibir a los primeros jóvenes que van llegando para las “Jornadas en las diócesis” que se llevarán a cabo del 26 al 31 de julio de 2023 en las 17 diócesis de Portugal continental y de las islas. Una manera de preparar a los peregrinos y a las comunidades de acogida para entrar al evento y vivirlo plenamente. “Cuando se nos comunicó que la JMJ se realizaría en Lisboa, recibimos la noticia con inmensa alegría. Estoy seguro de que será una ocasión de gracia para cada uno de los participantes, como así también para todo nuestro país. En mi caso, creo que tengo que estar abierto a las sorpresas que el Espíritu quiere comunicar”, dice José Cardoso de Almeida, párroco de Sátão, en la diócesis de Viseu, sacerdote voluntario del Movimiento de los Focolares.
Él, que ha podido vivir en primera persona la espera y el entusiasmo de varias JMJ, sintió enseguida el llamado, como muchos voluntarios, a ponerse manos a la obra organizando la Jornada, que se celebraría justamente en “su casa”. Han motivado a los jóvenes y se han preparado para recibir a los que irían llegando de las varias partes del mundo. Dice: “Este último año ha sido un período de encuentros frecuentes. Se han organizado muchísimas actividades para ayudar a sufragar los gastos de los que tenían mayores dificultades para participar. Como ‘pequeño constructor’ de esta JMJ junto a muchos, he aportado mi esfuerzo para motivar a algunas familias a que abriesen sus casas a jóvenes extranjeros en las “Jornadas en las diócesis”. En nuestra zona recibiremos a alrededor de 3.000 jóvenes, especialmente franceses. Luego iremos a Lisboa y daré una mano para el sacramento de la Reconciliación, durante el evento”. Una experiencia concreta que nos da la idea de que ponerse al servicio genera innumerables frutos en las distintas comunidades. “Por ejemplo el descubrimiento de la belleza de trabajar juntos –sigue contando el Padre José– que pienso que los jóvenes de hoy necesitan. También necesitan descubrir el secreto de la felicidad, que radica en el amor verdadero, y en la experiencia, como dice el Papa Francisco, de ‘salir de uno mismo’ y ‘ser con y para los demás’. Ésta es la verdadera unidad”. En este “salir” encontramos la figura de la Virgen María, dispuesta a “levantarse y partir de prisa”, como anuncia el lema de esta JMJ, que va al encuentro de Isabel. Una “invitación al encuentro con Jesús vivo en la familia, en el trabajo, en la vida social y política”, explican Ana y José Maria Raposo, de Lisboa, de la parroquia de Nossa Senhora da Conceição dos Olivais Sul. Ellos, Ana y José, son voluntarios de Dios en el Movimiento de los Focolares, están casados desde hace 45 años, tienen cinco hijos y cuatro nietos y son una de las muchas familias portuguesas que hospedarán en su casa a los jóvenes que serán parte de la JMJ.
“Para que los jóvenes, como María, vivan su vocación, es necesario creer y hacerlos protagonistas, sin olvidar la relación intergeneracional –nos dicen–; hay que creer que ya hoy se cambia el mundo si se cambia el corazón, si se libera la mente, si salimos de nuestra propia zona de confort, si miramos a nuestro alrededor y vemos a Jesús en todos; hay que creer que el mundo unido es posible”. QQ Una experiencia que apunta a este tiempo tan frágil, atiende al otro y toma vigor también gracias al testimonio concreto del que quiere poner esta certeza del amor al servicio, “en la acogida que significa –como explican Ana y José– ser una familia para el que llega. Fue espontáneo para nosotros unirnos enseguida para recibir a los jóvenes peregrinos que participarán en la JMJ. Siempre hemos recibido en nuestra casa a quien lo necesitaba, por estar de paso o de viaje, y los últimos meses han sido también la ocasión para rever algunos aspectos y reorganizar los espacios de manera que los jóvenes que llegan se sientan realmente en casa”. La Jornada Mundial de la Juventud sigue revelándose, aún hoy, como un gran evento de la Iglesia, alrededor del Papa y de los jóvenes de todo el mundo, en donde se hace “Comunidad”. Y ser –como afirma el Padre José Cardoso de Almeida– “un laboratorio del Reino de Dios mismo y la imagen de esa fraternidad universal que deriva del Evangelio”.
Maria Grazia Berretta
Jul 25, 2023 | Sin categorizar
“Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa” (Mateo 10,42) es la Palabra de vida de este mes y es la misión a la que cada uno de nosotros, exactamente como los discípulos, está llamado. Ser testigos creíbles del Amor de Cristo, en la concreción de esos gestos que son parte de nuestra cotidianidad; un Amor circular, que con alegría se da y con sorpresa se recibe en abundancia. En el estacionamiento En el estacionamiento encontré abollado el coche nuevo que me había prestado mi padre. ¿Qué tenía que hacer? Apenado por el dolor que le iba a ocasionar, pensaba en cómo afrontar el gasto para hacerlo reparar. En ese momento veo pegado al tablero un imán que decía: “… dejen en él toda preocupación, porque él los cuida”. Intenté hacerlo y de golpe sentí la paz, lo que necesitaba para entender cómo proceder. Aún absorto en ese pensamiento, oigo que golpean en la ventanilla. Una señora me pide para hablar. Era ella la que había golpeado mi coche y se había marchado, pensando que podía escaparse de las consecuencias; pero el remordimiento la había hecho volver. Entonces, además de darme su número de teléfono, ofrecía su disponibilidad para resarcir el daño. Sorprendido y agradecido le conté que había encontrado la paz leyendo esa frase escrita en mi tablero. Ella se quedó pensativa y me dijo: “Ha sido él sin duda el que me ha hecho volver”. (Z.X. – Croacia) El sitio justo Cuando me transfirieron a la Unidad de Cuidados Intensivos me di cuenta de que mi misión de médica se pondría a la prueba, y al mismo tiempo sentía que ése era “mi” lugar. Durante todos los años de mi profesión, no me había tocado trabajar aún en un sector de esas características, en donde todos los días el dolor de la gente se presenta de las maneras más trágicas: accidentes graves, problemas neurológicos… y en general personas jóvenes. Dicho en pocas palabras: no me sentía segura de estar a la altura. Pero me daba fuerza la idea de ponerme al servicio de Jesús que se identificaba con ellos: “A mí me lo han hecho”, había dicho. Tras seis meses de trabajar en ese sitio, la dirección del hospital me propuso como responsable de ese sector. La motivación del cargo: mi capacidad de integración con mis colegas, mi actitud de calma y paz, mi comportamiento profesional. Al día siguiente, estando en la capilla, le agradecí a Jesús; habían sido sus palabras las que habían hecho de mí lo que los otros necesitaban, sobre todo allí, en ese sitio. (J.M. – España) El examen Estaba preparando un examen difícil de la universidad cuando pasó a verme en la residencia un amigo que pasaba por un momento complicado con su novia. Lo recibí con calidez y mientras le preparaba la cena nos pusimos a hablar. El pensamiento del examen me atosigaba y trataba de dejarlo de lado para poder concentrarme en la escucha de mi amigo. Él estaba tan alterado y dolorido que no se daba cuenta de que el tiempo pasaba y era hora de ir a dormir. Al final, le ofrecí mi hospitalidad por la noche. Era muy tarde y ni siquiera tenía fuerzas como para abrir el libro. A la mañana siguiente me despertó una llamada telefónica. Un compañero me avisaba que me estaban esperando para el examen. Todavía medio dormido, me preparé rápidamente para salir, mientras mi amigo seguía durmiendo. ¡Habría imaginado cualquier cosa menos aprobar ese examen! Contentísimo, volví a mi casa y encontré un mensaje escrito en un papel: “No sé cómo agradecerte. Me demostraste que valgo. Me diste mucha fuerza. Yo también quisiera estar totalmente disponible para los demás”. (G.F. – Polonia)
A cargo de María Grazia Berretta
(extraído de Il Vangelo del Giorno, Città Nuova, año IX – número 1, julio-agosto de 2023)
Jul 13, 2023 | Sin categorizar
Entrevista al autor sobre su última obra literaria. Un libro pensado para dar esperanza y mantener una fe intacta en el carisma de la unidad. Algunas preguntas al Copresidente del Movimiento de los Focolares acerca de su último libro, publicado por Città Nuova, que lleva el título de “Fidelidad dinámica”. Jesús, empecemos por el título: “Fidelidad dinámica”… He querido usar la expresión que el Papa Francisco ha utilizado en su discurso a los participantes de la Asamblea del Movimiento de los Focolares en el año 2021. Allí él habló de fidelidad dinámica. Para mí es un pensamiento muy cercano al concepto de fidelidad creativa. Con la ventaja de que “dinámica” hace referencia al concepto griego dynamis que quiere decir fuerza de movimiento. Por lo tanto, fidelidad dinámica es una fidelidad en movimiento, que no es estática y ello es muy apreciado por el Papa Francisco. Cuando nos habló a nosotros en otras ocasiones destacó que los movimientos tienen que ser justamente “movimiento”. Entonces me pareció ver en ese título algo más cercano a lo que hoy vivimos en nuestra realidad… El libro está dividido en capítulos. El primero: “palpar el pulso del tiempo”. ¿Cuáles son las perspectivas del carisma de la unidad de Chiara Lubich para el tiempo presente? ¿Cómo actualizar la identidad y la historia del carisma?
Yo creo que el carisma de la unidad de Chiara Lubich es muy actual siempre. Por lo que se refiere a la sinodalidad, el Papa Francisco está insistiendo en que nos descubramos como pueblo de Dios en camino, en donde todos somos protagonistas. Sínodo quiere decir “caminar juntos”. El Papa quiere una Iglesia en donde cada uno dé lo mejor de sí como parte integrante del pueblo de Dios, cuerpo de Cristo. Pues bien, yo pienso que el carisma de la unidad de Chiara Lubich puede aportar mucho en este sentido, con su espiritualidad de comunión, la espiritualidad de la unidad. Por otra parte hoy hay muchos conflictos, guerras, polarizaciones masivas por todas partes –en el campo político, moral y social– y acaso como nunca antes asistimos a contraposiciones que parecen irreconciliables. Creo que en ello el carisma de la unidad también puede dar un gran aporte con su trama dialógica. Por lo tanto, hoy el carisma de la unidad hay que actualizarlo, redescubriendo su verdadera identidad, yendo a lo esencial, al núcleo fundacional del carisma. Esta actualización exige poner en práctica dos momentos, no en sentido cronológico, sino en su sentido profundo. Por una parte escuchar los signos de los tiempos, las preguntas del mundo, de la sociedad contemporánea. Por la otra, ir a fondo, ir a pescar en todos esos recursos que el carisma tiene, algunos de los cuales ni siquiera se han expresado aún. A mí me gusta mucho ese concepto de expresar lo que no ha sido expresado aún, y que está dentro de nosotros. Es así cómo se actualiza la identidad. En una fidelidad dinámica. Al transitar el proceso de purificación de la memoria que estamos viviendo en esta fase post-fundacional, pienso que estamos preparados para dar este paso. La actualización de un carisma se realiza con el aporte de todos y con un cambio de mentalidad, con una forma mentis. Además de la ayuda del Espíritu Santo, ¿qué podemos hacer para realizar todo ello? Sin duda la ayuda del Espíritu Santo es fundamental porque estamos en el contexto de una obra de Dios. Pero para actualizar el carisma se requiere la inteligencia. No en un sentido académico. Sino más en el sentido de la sabiduría. Se necesitan talentos y competencias para escuchar el grito de la humanidad. Es importante lo que se lee en el documento de la Asamblea General del año 2021: hoy la demanda de la humanidad que tenemos que escuchar es el grito de Jesús Abandonado. Por ello, además del Espíritu Santo, necesitamos la inteligencia del carisma y la Sabiduría que llega de la vida. Y no es un ejercicio de laboratorio, un ejercicio académico. Se puede captar el grito de Jesús Abandonado cuando estamos en contacto con el sufrimiento de nuestros contemporáneos. ¿Qué es la “teología del Ideal de la unidad”? ¿Por qué es importante para la fidelidad al carisma? Lo dijo la misma Chiara Lubich, que para el futuro del Movimiento de los Focolares y del carisma sería importante la teología. Ello quiere decir profundizar el carisma de la unidad a la luz de la Revelación, de donde surgió, y de la investigación teológica. Es un ejercicio de inteligencia del carisma que es fundamental, de lo contrario no se encarna, pero sobre todo no se universaliza. Sin la teología del Ideal el carisma se queda en el ámbito del Movimiento. Con una teología del Ideal de la unidad el carisma puede ir afuera también, además de encontrar un fundamento sólido. La teología del Ideal de la unidad ayuda a entenderlo bien para poder transmitirlo a las generaciones futuras. La vida y el testimonio van siempre primero, pero también esta labor es decisiva. La teología del Ideal de la unidad previene de posibles desviaciones. El kerigma original, que está en los Evangelios, necesitó del arduo trabajo de los Padres de la Iglesia, grandes teólogos, para que se salvase en su integridad. Con la actualización, ¿no se corre el riesgo de que el carisma pierda su identidad? Todo lo contrario. Justamente es el hecho de no actualizar lo que hace perder la identidad del carisma, porque la identidad de un carisma es siempre dinámica y creativa. Es cuestión de ser siempre los mismos sin ser nunca lo mismo. Es eso lo que he tratado de expresar. Lo estático justamente hace que se pierda la identidad del carisma porque le hace perder la conexión con la realidad. Para mí esto es muy claro: es necesaria una actualización constante para que el carisma mantenga su identidad. Es lo que Chiara hizo durante toda su vida.
El segundo capítulo: “la casa del conocimiento de sí mismo”, se inspira en una carta de Catalina de Siena. Allí descubrimos nuestros límites, los fracasos, la auto-referencialidad, el rostro de Jesús Abandonado. ¿Qué podemos hacer para superar la “prueba del conocimiento de sí mismo”? El segundo capítulo es fundamental en esta fase que estamos viviendo, en la que hemos tenido que lidiar con nuestros defectos y con nuestros errores en la encarnación del carisma. ¿Qué podemos hacer para superar la prueba? Hay que vivirla hasta el fondo, porque hay que reconocer que no estamos a la altura del carisma. Ninguno de nosotros está a la altura del carisma. De ello surge no una sensación de desaliento, sino por el contrario una nueva confianza en Dios, en el Espíritu Santo, autor del carisma. Por consiguiente, la prueba del conocimiento de sí mismo se supera aceptando la humillación de no estar a la altura y colocando toda nuestra confianza en Dios. El tercer capítulo: “el discernimiento a la luz del carisma de la unidad”. El Papa nos pide que seamos artesanos del discernimiento comunitario. ¿Cómo podemos hacerlo? Y sobre todo, ¿el carisma de la unidad de Chiara Lubich es un carisma en discernimiento? Para el Papa Francisco discernimiento y sinodalidad van de la mano, tanto el discernimiento individual como el comunitario. Es un proceso muy delicado, porque requiere inteligencia, pero sobre todo escucha del Espíritu Santo. El discernimiento nos lo pide todo a nosotros y le pide todo a Dios. Pero ello no es simple, no es un ejercicio de consenso. Es ir a fondo en la búsqueda de la voluntad de Dios en cada momento. Creo que el dinamismo típico del carisma de la unidad, que nosotros llamamos Jesús en medio, que quiere decir ser merecedores de la presencia de Jesús entre nosotros, es un ejercicio de discernimiento. Chiara Lubich lo explicó muy bien: para merecer esa presencia es necesario un desapego completo de nosotros mismos, ponernos a la escucha del Espíritu Santo. Se requiere el amor recíproco. Incluso Chiara elaboró la idea de las relaciones trinitarias, que transforman el discernimiento comunitario en un “discernimiento trinitario”. Cuando apuntamos a tener a Jesús en medio de nosotros, hacemos una experiencia trinitaria, con todas las debilidades y las fragilidades de nuestra humanidad, corporeidad y psicología. Pero la hacemos y allí se da el discernimiento. Esta praxis de las relaciones trinitarias podemos leerla a la luz de la gran idea del Papa Francisco del discernimiento y de la sinodalidad. En el libro tú hablas de dos desviaciones: “el secuestro del Uno” y la “disolución del Uno”. ¿Qué son y cómo evitarlas? Estas tentaciones son realmente dos desviaciones de la espiritualidad de la unidad. En la primera sucede que alguien se adueña de la misión de la Comunidad e incluso de la misión de cada uno. Hay alguien que lo centraliza todo, que sin darse cuenta se apropia del sitio del Espíritu Santo en la dinámica de unidad. En este caso se secuestra el “nosotros”, lo necesario para que cada uno pueda florecer y dar su aporte. Entonces se dan abusos de autoridad, abusos de conciencia y abusos espirituales y por ello es un riesgo muy grande. En la disolución del Uno sucedo lo contrario, se pierde el sentido de la Comunión. Prevalece un individualismo exagerado. Si en el primer caso alguien se adueñaba del nosotros, en este caso desaparece el nosotros y aparece el individualismo de todos. La vida de comunidad se vuelve una organización en donde cada uno busca su espacio, su realización personal. Aquí también desaparece el Espíritu Santo que es dinamismo de la vida cristiana. ¿Cómo evitarlas? Se necesita un momento de autoconciencia: entender los errores que hemos cometido. Simultáneamente hay que volver al Evangelio vivido y a una auténtica vida de unidad. Sobre todo creo que hay que hacerlo con humildad, con la capacidad de descentralizar, con el amor al otro y pensando que la persona siempre es algo absoluto que no puede anularse de ninguna manera. Por lo tanto creo que la solución es un plus de amor, verdad, transparencia y donación concreta en la vida de unidad, en la vida de comunión. La unidad es un regalo del Espíritu, nadie puede secuestrarla con su poder ni disolverla con su individualismo. La unidad es una experiencia de Dios que nos toma por entero. Démonos cuenta de ello. Por último, ¿qué podemos hacer para que todos esos temas del libro no se reduzcan a meras buenas intenciones? Pienso que sería útil hablar de todo esto en las comunidades. Encontrar momentos para leer algunos trozos, tener algún retiro, y hacer un examen de nuestra vida a la luz de esas indicaciones. El libro está pensado para dar esperanza, mantener una fe intacta en el carisma de la unidad, y en caso de haberse extraviado, recuperarla. Mi deseo es que poniendo en común las experiencias podamos hacer resurgir una vida auténtica allí en donde ya no está, porque en muchos sitios la vida florece, hay generatividad y hay muchas cosas bonitas.
Lorenzo Russo
Jul 12, 2023 | Sin categorizar
El sábado 24 de junio de 2023 se celebró en Loppiano (Incisa Valdarno, Florencia) un seminario teológico sobre el tema «Participar/presidir/decidir. Raíz sacramental y dinámica comunional en el camino del pueblo de Dios en misión». Más de treinta estudiosos han aceptado la invitación del Centro Evangelii Gaudium (CEG) del Instituto Universitario Sophia para elaborar una propuesta de revisión del derecho canónico con el fin de reequilibrar – como exhorta el documento base (Instrumentum laboris) de la XIV Asamblea del Sínodo de los Obispos – «la relación entre el principio de autoridad, fuertemente afirmado en la legislación vigente, y el principio de participación». Dado que “no todas las discusiones doctrinales, morales o pastorales – nos asegura el Papa Francisco – deben resolverse con intervenciones del magisterio» (Exh. apostólica Amoris laetizia, n. 3), la escucha del sensus fidelium de todo el pueblo de Dios es decisiva (pastores y fieles) en la variedad de culturas que la componen. El diálogo entre teología y derecho está, por tanto, animado por un proceso sincero de inculturación sin el cual se corre el riesgo real de sentar las bases para una inobservancia práctica de los principios generales enunciados por la Iglesia. «El punto – subraya el profesor Vincenzo Di Pilato, coordinador académico de la CEG – es precisamente esto: ¿cómo hacer efectiva la participación activa de todos los fieles dentro de nuestras asambleas sinodales? ¿Seguirá siendo solo de asesoramiento? ¿O también será deliberativo? ¿Significará esto llegar a una negociación para una “concesión” jurídica o “reconocer” la capacidad de decisión del sujeto colectivo de la acción eclesial tal como emerge de la eclesiología del Vaticano II y del magisterio posconciliar? ¿Y será necesaria, por tanto, una actualización del Código de Derecho Canónico?».
En el saludo inicial a los participantes, el cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo, destacó cómo el camino sinodal entra en una nueva etapa: está llamado a convertirse en una dinámica generativa y no simplemente en un acontecimiento entre otros. En efecto, no se puede escuchar al Espíritu Santo sin escuchar al pueblo santo de Dios en esa “reciprocidad” que lo constituye “Cuerpo de Cristo”. En este vínculo de comunión toma forma esa particular metodología de conversación en el Espíritu, bien descrita con ocasión de la presentación del Instrumentum laboris. De ahí la necesidad, mencionada varias veces por el cardenal Grech, para articular mejor el principio de restitución. En otras palabras, esto significa que la unidad del proceso sinodal está garantizada por el hecho de que vuelve a donde empezó, a la Iglesia particular, y es un momento importante de “reconocimiento” de lo que ha madurado en la escucha de lo que el Espíritu dice hoy en la Iglesia. El camino sinodal parece, pues, presentarse como un momento significativo de la vida eclesial, capaz de estimular y activar el impulso creativo y de anuncio evangélico que nace del redescubrimiento de la relación con Dios que inerva la relación entre los creyentes, y también como signo de un contexto cultural en el que habita un grito silencioso de fraternidad en la búsqueda del bien común. Si en el informe “Los problemas de sinodalidad entre eclesiología y derecho canónico” del profesor Severino Dianich, surgió la recuperación de la eclesiología paulina del ser-cuerpo de Cristo y la puesta en valor de la coesencialidad dinámica de los dones jerárquicos y carismáticos; para el profesor Alphonse Borras, este punto de inflexión necesita una aclaración canónica, que perfile una práctica procesal flexible, capaz de acompañar los procesos de toma de decisiones y de participación a través de los diversos organismos ya previstos (consejo episcopal, consejo presbiteral, pastoral diocesana, pastoral parroquial…). El cardenal Francesco Coccopalmerio, ex presidente del Pontificio Consejo para los textos legislativos, siguió esta línea en su discurso “Sinodalidad eclesial: ¿es concebible una rápida transición de consultiva a deliberativa?”. A su juicio, es posible encontrar una clara definición de sinodalidad en el derecho canónico, entendida como la “comunión de pastores y fieles en el ejercicio de la actividad de reconocer cuál es el bien de la Iglesia y en la capacidad de decidir cómo ponerlo en práctica”. Al final del seminario, muchos hicieron la propuesta de dar a conocer los resultados alcanzados a través de la publicación de las intervenciones. El CEG está trabajando para garantizar que esto suceda en septiembre como una contribución adicional al próximo Sínodo.
Antonio Bergamo
Jul 11, 2023 | Sin categorizar
El domingo 9 de julio de 2023, el papa Francisco nombró a 21 nuevos cardenales de la Santa Iglesia Romana, como de costumbre para sorpresa de los interesados. Entre ellos se encuentra el arzobispo Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén. Al felicitar a Su Beatitud por este nombramiento, compartimos con alegría una entrevista con él, realizada hace exactamente un año en Tierra Santa. Mira el video (activar los subtítulos en español) https://youtu.be/JFjWb1-y0ug
Jul 7, 2023 | Sin categorizar
Como parte del evento de apertura de la conferencia internacional del Consejo Internacional de cristianos y judíos International Council of Christians and Jews (ICCJ) en Boston (EE. UU.), el domingo 18 de junio, el profesor Joseph Sievers recibió el Premio Seelisberg 2023. Nuestra entrevista a su regreso a Roma. El Premio Seelisberg se inspira y conmemora la reunión pionera que tuvo lugar en el pequeño pueblo suizo de Seelisberg del 30 de julio al 5 de agosto de 1947 para abordar las enseñanzas cristianas sobre la discriminación contra los judíos y el judaísmo. Este evento es ampliamente reconocido como el inicio de la transformación en las relaciones judeocristianas.
El Premio Seelisberg lo otorga anualmente (desde 2022) el Consejo Internacional de cristianos y judíos (ICCJ), y se originó en la Conferencia de Seelisberg, el Centro de Teología Intercultural y el estudio de las religiones de la Universidad de Salzburgo. Se distingue a las personas que han desempeñado un papel importante a través de sus estudios y enseñanzas en la promoción del acercamiento entre judíos y cristianos. El profesor Dr. Joseph Sievers (Premio Seelisberg 2023), nació en Alemania y comenzó sus estudios en la Universidad de Viena y en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Tiene un doctorado en Historia Antigua por la Universidad de Columbia (1981) y una licenciatura por la Pontificia Universidad Gregoriana (1997). Ha enseñado en CUNY, Seton Hall Univ., Fordham Univ. y otras instituciones en los Estados Unidos, Italia e Israel. De 1991 a 2023 enseñó historia y literatura judía del período helenístico en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, donde ha sido profesor titular. De 2003 a 2009 fue director del Centro Cardenal Bea de Estudios Judaicos de la Pontificia Universidad Gregoriana. Desde 1965 es miembro del Movimiento de los Focolares, con cuyo Centro para el Diálogo Interreligioso colabora desde 1996. Ha publicado varios libros y numerosos artículos, especialmente en el contexto de la Historia del Segundo Templo (en particular Flavio Giuseppe) y las relaciones judeo-cristianas. Con Amy-Jill Levine editó The Pharisees (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 2021; traducción al italiano Milán, San Paolo, 2021; traducción al alemán prevista para 2024). Profesor Sievers, ¿qué significó para usted recibir este premio? Fue una gran sorpresa y cuando me pidieron que contara algo sobre mi experiencia sentí una gran gratitud mirando hacia atrás, pensando en todos los momentos, en todas las personas que conocí, en las situaciones en las que pude estar y en ocasiones ser de ayuda. Un gran agradecimiento y, al mismo tiempo, una responsabilidad por el presente y el futuro. En su discurso en la ceremonia de premiación, dijo: “Las dificultades pueden ayudarnos a entendernos mejor. Las dificultades pueden unirnos”. En su larga experiencia en este diálogo, ¿qué fue más difícil y qué fue sorprendente hasta el punto de decir todavía hoy “se puede”?
Ha habido varios momentos difíciles, pero uno que recuerdo en particular es cuando tuvimos que organizar una reunión de diálogo en Jerusalén en 2009. Pocas semanas después de un conflicto, que ocasionó muchos muertos y heridos. Luego, en el mismo período, estaba la situación del obispo (Richard Nelson) Williamson, quien negó el holocausto. Había dificultades por todos lados que hacían muy difícil un diálogo abierto. Sin embargo, logramos hacer esa reunión. Salimos adelante y hubo momentos de comunión muy fuertes, espirituales, más allá de todos los problemas. ¿Y luego también me pregunta sobre las cosas que han sido posibles, a pesar de las dificultades? Ciertamente no fue fácil organizar una conferencia sobre los fariseos y luego publicar un libro. Hubo varios puntos en los que me pareció que el camino estaba bloqueado. Ya sea por cuestiones económicas o porque alguno no estaba de acuerdo con lo que se quería hacer, o porque parecía imposible tener una audiencia con el Papa, para un congreso de este tipo. En cambio, colaborando, y realmente fue una colaboración, especialmente con una colega judía, pero también con otros, fue posible resolver esos problemas para dar algo basado en estudios serios pero orientados a situaciones concretas también en iglesias y parroquias. Ciertamente, fue un éxito que no tuvo efectos inmediatos en todas partes, pero por ejemplo un obispo me escribió “aquí, ahora tenemos que cambiar nuestra enseñanza sobre los fariseos y sobre el judaísmo en los seminarios”. Eso ya es algo. ¿Cómo influyó en esta experiencia su pertenencia al Movimiento de los Focolares? Sin el Movimiento de los Focolares probablemente no habría entrado en este ámbito. El impulso a estudiar los idiomas de la Biblia vino del Movimiento y luego todo lo demás. Entré al focolar el 28 de octubre de 1965, era un jueves. Llegué al focolar de Colonia (Alemania) con mi bicicleta, llevada en tren con dos maletas la misma tarde en que en Roma en el Concilio se aprobaba Nostra aetate (Declaración sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas). Esto siempre ha tenido un gran significado para mí, vincular el compromiso en el Movimiento con el del diálogo. También fue llamado a colaborar oficialmente en el diálogo de la Iglesia Católica con los judíos… Sí. Desde 2008 soy consultor de la Comisión para las relaciones religiosas con los judíos, una comisión de la Santa Sede. Y asistí a varias reuniones de la ILC en Buenos Aires, Ciudad del Cabo o incluso en Budapest, Madrid, Varsovia, Roma… ¿Y se dan pasos hacia adelante?
Un paso ya es estar abiertos a conocernos, hablarnos y también superar las dificultades del camino. A veces es mejor afrontar todo con una cena juntos que con cartas encendidas. Se están dando pasos y ciertamente hay mucho por hacer, hay que ampliar la red. Es decir, la mayoría de los cristianos y la mayoría de los judíos no están involucrados, a veces ni siquiera saben que existen estas relaciones, que existe este camino juntos. Todavía queda mucho por hacer para darlo a conocer y aplicarlo. Una cosa que he aprendido mucho al tratar con judíos es que las preguntas a veces son más importantes que las respuestas. Es decir, no debo ni puedo pretender tener todas las respuestas y, por lo tanto, no puedo afrontar al otro como alguien que ha encontrado todas las respuestas y dirigirme a él o a ella desde una posición de superioridad. Mi posición es ser un buscador junto a. Esto, de manera más dramática cuando se aborda el tema de la Shoah, del Holocausto, que tarde o temprano debemos abordar juntos. Una cosa esencial es mirar, ser lo más sensible posible a los compromisos y necesidades del otro. Y luego también estar abierto, y si te equivocas siempre puedes recomenzar si la intención es la correcta: entrar de puntillas en el ambiente del otro, no con la actitud de quien dice “lo sé todo”. Una última cosa, al recibir este premio, además de sentirse agradecido, ¿hay algún estímulo para Joseph Sievers? Bueno, sí. Por ejemplo, hay algunas preguntas abiertas y esto me estimula a abordarlas más aún. Y tal vez hasta me da cierta autoridad poder afrontarlas con ciertas personas. No sé si esto sucederá, pero también es un estímulo para continuar con este trabajo, que no está terminado, que nunca terminará, pero donde podemos dar pequeños pasos juntos.
Carlos Mana