Ago 23, 2018 | Sin categorizar
Droga en la escuela Tenía que hacerme cargo de un alumno que había utilizado estupefacientes. En este caso se les castiga con una semana de expulsión de las clases. Para evitar el riesgo que esto le permitiera tener todavía más tiempo para estar en malas compañías, organicé las cosas de modo que durante ese período pudiera frecuentar una comunidad y la escuela, donde tenía permiso de venir, y todo el tiempo lo pasé con él en la biblioteca. Lo ayudé a proseguir con el programa que se desarrollaba en las clases, para que no se atrasara. Fue un trabajo muy comprometedor que me ayudó a comprender qué quiere decir amar concretamente al prójimo. M.M. – España Nuevo estilo en casa Junto con otra pareja llevamos adelante encuentros para novios. Un día, antes de ir a una de estas reuniones, estalló una pelea con nuestro hijo. Mi esposa y yo nos fuimos igualmente, pero no estábamos tranquilos. Después de algunos kilómetros de viaje comprendimos claramente que así no teníamos nada que ofrecer a los novios. Detuvimos el auto, y llamamos por teléfono a nuestro hijo para pedirle perdón por la forma como nos habíamos comportado. Pero una vez que habíamos retomado el camino, mi esposa me hizo notar el tono acelerado con el que le había hablado. Empezó entonces una discusión entre nosotros. Después de otros kilómetros de camino tomamos conciencia de que no estábamos en grado de dar un testimonio de amor recíproco. Entonces llamamos por teléfono a la otra pareja para avisar que estábamos regresando. Apenas entramos en casa, le explicamos a nuestro hijo, quien estaba sorprendido, el por qué habíamos regresado. La lección nos sirvió para establecer en la familia un estilo de vida diferente. K.E. – República Checa Paseo escolar Mientras estaba en un paseo, durante el picnic me di cuenta de que muchos de mis compañeros botaban la comida intacta. Para mí fue un shock. Al día siguiente, durante el almuerzo, me adelanté y pasando entre mis compañeros recuperé la comida que no habían tocado, con la que llené una bolsa que llevé a algunos indigentes que estaban en un lugar cercano. N. – Italia Traslado Después de 35 años de servicio el obispo me pidió que me transfiriera a otra parroquia. De consecuencia pasé un momento de oscuridad interior, que viví en oración. Después entendí que no tenía que ver las cosas sólo desde mi punto de vista. Y le pude dar mi disponibilidad. De repente el temor que sentía ante la novedad y la preocupación por mi salud desaparecieron. Me pareció claro que no era un favor que le estaba haciendo a nadie sino una gracia que estaba recibiendo. Con este estado de ánimo la vida en la nueva parroquia empezó con un fundamento mucho más sólido, distinto de cuando había empezado el ministerio, tantos años atrás, cuando era un sacerdote joven. E.B. – Eslovenia Un pequeño gesto de amor Me enteré que un colega había sido internado. Durante algunos meses, todos los fines de semana, al regresar de un curso que estaba haciendo en otra ciudad, iba a visitarlo. Sus papás habían llegado de otra región para estar cerca de él. Pensé que para ellos sería un alivio ir a cenar una noche a la pizzería. Esa noche traté de hacer mía toda la ansiedad que tenían y al regreso los acompañé al lugar donde estaban alojados. Me contaron que desde el día que habían internado a su hijo no habían pasado una velada tan bella. A. – Italia
Ago 21, 2018 | Sin categorizar
«Pensaba que me estaba pidiendo ayuda y estoy trabado en este abrazo. Tus brazos anchos, fríos, esperaban mi calor, un gesto amable. Como tierra que espera la lluvia, como templo que respira oración, como una sonrisa ambiciona los labios, como equipaje que sueña con un viaje. No es posible que todo termine así, no puede ser. Si has realizado este viaje y has llegado a mi puerto, quiero vivirte todavía, siempre. Si mi camino ha llegado hasta ti, quiero que me acompañes aún por un trecho. Quiero verte envejecer, oírte hablar mi lengua cada vez mejor. Quiero sentirte que te confías con mi esposa como si fuera tu madre y volver a reír con mis hijos como si fueran tus hermanos. Quiero asistir al abazo con tu madre, la que te dio a luz, con tus hermanas, con tu hermano. Te lo ruego. Escúchame. Abre los ojos. Sonríe. Te enseñaré otro truco de magia. Pon en mis manos tus células enloquecidas: las haré desaparecer como monedas, como cartas. Y en su lugar, te las pondré nuevas, sanas. Y tu cuerpo volverá a funcionar como un mecanismo precario e increíble. No tengo frases importantes para decirte, pensamientos para recordar, gestos memorables. Tengo palabras descartadas, conceptos olvidados antes de ser paridos, signos insignificantes. Nunca estamos listos para una desapego, nunca es el momento justo, no logramos concebir la ausencia. Aunque me hayas contado que tu Dios te espera radiante, que la muerte es un umbral natural que hay que atravesar para llegar a la fase sucesiva de la existencia, que como no hiciste mal a nadie en el más allá serás premiado. Aunque yo creo firmemente que morir es un volver a subir a los orígenes, como enseñó María: un maravilloso, inexhausto perderse en Dios. A pesar de todo eso, no quiero que tú te vayas Necesito hablarte todavía, escucharte, resolver juntos los problemas. Contigo: osar, desafiar el viento contrario, pretender, dialogar, aspirar al paraíso viviendo el infierno, prometer y mantener. Es inútil tratar de fingir: no estoy preparado para verte morir, para seguirte con la mirada mientras doblas ante la esquina oscura de las cosas que se ven y te metes por el túnel de la luz de lo que no conocemos. No estoy preparado y consigo sólo tomarte de la mano y guiar tu boca y la mía en la oración hacia el único Padre. Porque lo que es natural para lo divino, es oscuro para los hombres. Asignemos nombres distintos, construyamos preceptos. Pero, al final, lo que cuenta es el amor hacia los demás. Nos conocimos por casualidad, por esas circunstancias mínimas que cambian la dirección de nuestra vida, por un respiro más largo, por una puerta giratoria que se abrió en un momento en lugar de otro. Pero ahora te siento un hermano y, mientras espero con todas mis fuerzas verte despierto, empiezo contigo a decir: Padre Nuestro…».
Mira el video https://vimeo.com/204006490
Ago 18, 2018 | Sin categorizar
El famoso tenor italiano, comprometido en varias actividades benéficas, será protagonista del “Festival de las familias” en el Croke Park Stadium (Dublín). El evento musical se desarrollará a conclusión del Encuentro mundiale de las Familias con el Papa Francisco, desde 21 al 26 de agosto, bajo el lema “El Evangelio de la familia: alegría para el mundo”. Andrea Bocelli ha definido “un privilegio” cantar delante del Papa: “Es una alegría poder ofrecer mi modest aporte en ocasión de este gran encuentro y momento de reflección sobre la familia. La familia es el principal elemento de la sociedad, una célula de afectos y un espacio privilegiado en el cual se puede enseñar y aprender, en cada acción, cómo elegir una vida che conduzca al bien más grande”, ha dicho.
Ago 18, 2018 | Sin categorizar
A pocos días del comienzo de la IX edición, que se desarrollará en Dublín (Irlanda) en los días 25-26 de agosto con el título “El Evangelio de la familia: alegría para el mundo”, miles de familias de 196 Países se están preparando al encuentro con el Papa Francisco. Se espera medio millón de personas que participarán a la misa conclusiva. Promovido por el nuevo Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, el evento será precedido por un congreso pastoral de tres días, al cual participarán 37.000 familias.
Ago 17, 2018 | Sin categorizar

Foto © CSC Audiovisivi
«Os agradezco por este encuentro extraordinario. He podido visitar vuestro Centro, la Mariápolis, que abraza a todos los Focolares del mundo; he podido hablar con Chiara y con sus colaboradoras y colaboradores, y ver rápidamente cómo se vive y se desarrolla el Movimiento, cómo cumple su misión, su apostolado en todos los continentes. Después de ese coloquio pude participar en la segunda parte del encuentro, durante la cual me presentaron tres testimonios muy conmovedores, que nos llevaron al centro, diría, de lo que es el Movimiento de los Focolares. Hubo luego un testimonio artístico, donde se vio cómo ese amor que pulsa dentro de vuestro Movimiento sabe animar todos los valores humanos, los valores de la belleza, los valores del arte, que perennemente están destinados a expresar lo más profundo del hombre, que es humano y divino también, porque el hombre está hecho a semejanza de Dios. Durante las distintas fases de nuestro encuentro, hice muchas reflexiones. Ahora trato de resumir todo en una constatación y un deseo. La constatación toca el núcleo central de vuestro Movimiento: el amor. Ciertamente, el amor es el inicio de muchas instituciones y estructuras de todo el apostolado, de todas las familias religiosas. El amor es rico, lleva consigo muchas potencialidades y difunde en los corazones humanos los distintos carismas. Con este encuentro he podido acercarme un poco más a lo que forma el carisma propio de vuestro Movimiento o, dicho de otra manera, comprender mejor cómo el amor – que es un don del Espíritu Santo, difundido por él en nuestros corazones, su mayor virtud – constituye el camino más excelente, la animación principal de vuestro Movimiento. Está bien que hayáis encontrado ese camino, esa vocación al amor. Escuchando los testimonios me convencí aún más de lo que hace tantos años y cada día constato, que en el mundo de hoy, en la vida de las naciones, de las sociedades, de los distintos ambientes, de las personas, el odio y la lucha son muy fuertes. Son programáticos. Entonces es necesario el amor. Se puede decir que el amor no tiene programas, pero los crea, y son bellísimos y riquísimos, como el vuestro. Es necesaria la presencia del amor en el mundo para afrontar el gran peligro que asecha a la humanidad, que amenaza al hombre, el peligro de encontrarse sin amor, con el odio, con la lucha, con guerras, con opresiones, con torturas, como hemos escuchado. El amor es más fuerte que todo y ésa es vuestra fe, la chispa inspiradora de todo lo que se hace con el nombre de Focolares, de todo lo que vosotros sois, de todo lo que hacéis en el mundo. El amor es más fuerte. Es una revolución. En este mundo tan atormentado por revoluciones, cuyo principio lo constituyen el odio y la lucha, se requiere la revolución del amor; es necesario que esa revolución se demuestre más fuerte. Esto es el radicalismo del amor. Ha habido en la historia de la Iglesia muchos radicalismos del amor, casi todos contenidos en el supremo radicalismo de Cristo Jesús. Existió la radicalidad de San Francisco, de San Ignacio de Loyola, de Charles de Foucauld y muchas otras hasta nuestros días. Hay también un radicalismo del amor, de Chiara, de los Focolarinos: un radicalismo que descubre la profundidad del amor y su simplicidad, todas las exigencias del amor en las diversas situaciones y que trata de hacer vencer siempre este amor en toda circunstancia, en toda dificultad donde el hombre – humanamente hablando – podría quedar superado por el odio. En esas situaciones hace que el amor venza». […] «Os deseo por lo tanto que continuéis en este camino. Ya tenéis una dirección muy clara, una característica profundamente marcada, un carisma en la riqueza del amor que tiene su fuente en Dios, en el Espíritu Santo. Ya habéis encontrado vuestra morada. Deseo que esta realidad, propia de vuestra vocación, se desarrolle cada vez más, y que llevéis al mundo de hoy, que tiene tanta necesidad de él, el amor y, a través del amor, deis a Dios. Este es mi deseo».